Despierto con el sonido de la alarma, abro los ojos y observo fijamente al techo color miel por unos segundos, ya es de mañana y aún sigo somnolienta, escucho voces en la cocina y me dirijo por el pasillo hasta las escaleras, logro distinguir la voz de mi abuela y la de mis amigas.
- Vanessa ya se acerca el cumpleaños de Sabrina, ¿a dónde la llevará a viajar este año?- habla Tiffany sentada junto a Leah en la isleta de la cocina.
- Aún no lo he decidido pero planeo llevarla a Cueva Golek, después de lo sucedido hace ocho años no hemos regresado por allá, y quiero pedirles que nos acompañen para que así ella no se sienta tan frustrada- escucho las palabras de mi abuela y me quedo aturdida bajo el umbral de la puerta que separa la el recibidor y la sala de la cocina.
- Despertó la bella Durmiente- expresa con entusiasmo Tiffany al notar mi presencia. - ¿Cómo amaneció mi chica favorita?- dice acercándose a mí para ponerme el brazo por encima de los hombros y sodarme la cabeza con los nudillos de la otra mano.
- Escuché que hablaban del viaje de mi cumpleaños- suelto tratando de que mi amiga me libere del agarre.
- Sí hermosa- responde mi abuela acercándose para besarme en la frente - hablaremos de los detalles en la tarde porque ya voy tarde al trabajo, he dejado todo listo para su día de chicas, hay suficiente comida en la nevera y me tomé el atrevimiento de comprarles películas nuevas por si gustan verlas- se despide de todas y sin decir más sale cerrado la puerta.
- Que comience nuestro día de chicas- grita Leah con entusiasmo pegándole a una cazuela con un tenedor.
- Aún no es hora Leah- la detiene Tiffany. - Sabrina no se siente bien por la conversación que escuchó-
- Perdón- dice la entusiasta.
- No tienes que disculparte cosa hermosa de mi vida- la anima Tiffany agarrándole los cachetes.
- No quiero ir a Cueva Golek- aclaro-
- Lo sabemos Sabrina, pero también sabíamos que esto tarde o temprano pasaría- me calma la americana.
- ¿A qué le temes? ¿ A qué te devoren los Darksaders?- suelta entre risas Leah-
-Darksiders- la corrige Tiffany.
-Eso- responde.
- Esa es solo un cuento para los niños que no se portan bien, saben que no quiero recordar lo que tanto me costó olvidar- respondo.
- ¿Te enfrentaste al monstruo oscuro en el primer año de secundaria cuando ni siquiera sabías aguantar el sable y colocarte el traje de la esgrima, y le temes a un recuerdo?- cuestiona la americana.
- Tiffany tiene razón Sabrina, el monstruo oscuro hacía dos veces tu tamaño y aún así aceptaste el duelo, y no solo eso, intentaron eliminarla por clavarte el sable en el hombro y te negaste, insististe en terminar la batalla y aún estando herida la venciste.- la apoya Leah.
El monstruo oscuro es una chica mayor que nosotras a la que todos le temen en el colegio, parece la hija de un gigante.
- Esto es distinto...-
- No, no lo es- me interrumpe Leah - recuerdo como se burlaban de mí las de tercer año y me defendiste sin titubear-
- Deberías pensarlo, ahí estaremos para apoyarte en todo momento, será muy divertido viajar juntas y conocer el gran club del que tanto habla tu abuela- me toma de las manos la americana.
- Esta bien lo pensaré, pero no es un si y tampoco un no todavía- respondo.
El tema del viaje quedó cerrado y comenzó nuestro día de chicas, comimos galletas, vimos películas nos maquillamos unas a las otras quedando hechas un desastre, nos metimos a la piscina y al llegar la abuela nos hizo salir para merendar uno de sus exquisitos pasteles caseros.
- ¿Se divirtieron hoy?- nos pregunta.
- Exceptuando la parte donde me maquillaron como payaso si- responde Tiffany atragantada con el trozo de pastel.
- Eso fue lo más divertido de todo- le digo llenándole la mejillas con la crema que adorna lo que comemos.
- Me las vas a pagar- corro hacía el patio trasero y ella me sigue agarrando la manguera con la que llenamos la piscina para llenarme de agua, mi abuela y Leah ríen adentro mientras nos ven corriendo por todo el césped.
- Chicas ya vengan adentro- nos llaman y vamos sin decir nada más, solo riendo mientras nos abrazamos.
- ¿Ven esto?, han hecho un desastre- nos regaña la abuela entre risas.
- Nos lavaremos y vendremos a limpiar todo- le digo.
Subimos a mi habitación y nos damos un baño, hoy las chicas se quedarán a dormir, cada semana hacemos esto pero no siempre en la misma casa, la última vez fue en la casa de Tiffany y con nuestra guerra de almohadas terminamos rompiendo un jarrón, su madre se molestó muchísimo pero eso por suerte no duró mucho.
Bajamos y ya la abuela había límpido todo nuestro desorden.
- Chicas, vengan.- nos indica que tenemos asiento -ya les hablé del viaje por el cumpleaños de Sabrina y me gustaría que fuera por dos semanas, mi niña -se acerca y me acaricia el cabello -esto es algo que he estado planeando por años y sabíamos que algún día pasaría, pero tu tienes la última palabra.
Todas me miran en espera de mi respuesta, no quiero ir y recordar todo lo que tanto me costó olvidar, pero en el fondo he sabido siempre que la muerte de mis padres no fue un simple accidente y quiero saber cual fue la causa de tal desgracia que cobró muchas vidas a demás de que quiero encontrar a ese chico de mis sueños, y se que será casi imposible sin saber su nombre o algo que me pueda llevar a él.
-Saben que mi cumpleaños es el peor día del año para mí, no solo es mi aniversario si no también el aniversario de muerte de mis padres- hablo mientras todas me escuchan atentamente -regresar al lugar donde todo comenzó puede significar un retroceso para mi estado mental y emocional, pero... necesito saber, necesito respuestas a todo lo que hay en mi cabeza.
-¿entonces?- cuestiona ansiosa mi abuela.
-Iré...- todas saltan y aplauden de la alegría y me abrazan todas juntos, una vez que me sueltan logro terminar de hablar -pero cuento con su apoyo para poder superar esto.
-Estaremos ahí para ayudarte amiga- me anima Tiffany.
-Es cierto, no tienes de que preocuparte porque ahí estaremos contigo- la apoya Leah.
-bueno para festejar hoy cenaremos lo que ustedes quieran- añade la abuela.
-Creo que será mejor pedir comida a domicilio y así te tomas un descanso- digo.
-Pero no es molestia cocinarles...- responde la abuela.
-No se diga más, hoy cenaremos comida china- la interrumpe Tiffany.
-Buena idea yo me encargo de pedirla- se levanta Leah y va hasta el teléfono de la cocina para pedir la comida.
-estas niñas no tienen remedio- ríe mi abuela.
Pasó una hora y media hasta que llegó el pedido, la abuela lo recibe y lo paga, cenamos en una alfombra en medio de la sala vendo una película de terror que nos hizo gritar varias veces. Fue un día muy divertido aunque de mi cabeza no salía el viaje a Cueva Golek y todo lo que podría pasar al llegar al lugar que tanto mal me hizo, lo único que me animaba a ir es el hecho de que ahí estarán mis amigas y la abuela para apoyarme...
...
Despierto en el piso con el brazo de Tiffany aplastándome el estómago y el cabello de Leah en mi cara, aparto la mano de la americana tratando de no despertarla y lo consigo, me levando y me dirijo a la cocina, no hay señales de la abuela observo el reloj y son las nueve de la mañana, ya a esta hora se encuentra en el trabajo, en la puerta de la nevera hay una nota.
"Sabri, aún no habían despertado y debía irme, como durmieron muy tarde no quise levantarlas, ya el desayuno está preparado, hoy regresaré más tarde porque tengo muchas reuniones, recuerda no dejar las ventanas y las puertas abiertas hasta tarde, te quiero, abuela".
-tengo tanta hambre que me comería un elefante- escucho la voz de Leah en las escaleras.
-buenos días dormilona, debo admitir que tu cabello sabe muy bien- le digo cuando pasa por el umbral de la cocina.
-es por mi shampoo de manzana- me sigue la corriente jugueteando con su cabello negro.
-¿Tiffany aún no despierta?- pregunto.
-Si, pero está en el baño, ahora baja.-
-Tan temprano y ya me extrañaban- aparece por nuestras espaldas dándonos el susto del día.
-Es que el hecho de no escuchar tu molesta voz me hace querer que no despiertes nunca- digo entre risas
-No lo niegues yo se que me amas- me mira coqueta.
-Claro que te amo cosa hermosa- la beso en la frente.
-Hoy debo irme temprano, lo siento Sab pero no podré acompañarte en lo que tu abuela regresa- dice la filipina.
-Yo también tengo cosas que hacer y debo irme ya, sorry amiga- le sigue la americana.
-No se preocupen por mí, nadie me va a robar, pero por lo menos desayunan antes de irse- les digo.
-Está bien hermosa- me abraza la de cabello castaño.
Desayunamos y las chicas se van dejándome sola. Tomo una ducha y para cuando salgo del baño hay una nota pegada al cristal de la ventana de mi habitación, no se como llegó ahí, todas las puertas y ventanas las dejé bien cerradas, cosa que siempre hago cuando estoy sola, y es imposible que alguien sin la ayuda de una escalera llegue hasta la segunda planta, agarro la nota y la leo.
"Te veré en Cueva Golek, no me hagas esperar"
¿Me espera en CuevaGolek? ¿Quién me espera? Me surgen mil preguntas y ninguna tiene respuesta.
Caigo en la cama aún con la nota en la mano y cierro los ojos tratando de pensar, mis intentos de buscar paz se acaban cuando escucho el timbre de la entrada. ¿Quién podría ser? Mi abuela no me dijo en la nota que esperaba algún pedido así que no podría ser eso. Me levanto y me dirijo escaleras abajo, el timbre lo siguen tocando con insistencia hasta que abro la puerta y veo frente a mí un chico de cabello plateado casi blanco con ojos azules, tiene labios finos y tienen un color pálido, es tan alto que tengo que alzar la cabeza para poder mirarlo.
-Al fin te tengo frente a mí- dice apartándome y entrando en mi sala sin permiso.
-No te conozco- digo volteándome a verlo -y tampoco creo que te haya invitado a entrar-
-Calma fiera- ríe en modo de burla -no te voy a matar-
-¿Quién eres?- pregunto mostrándome temeraria a pesar de estar más que confundida, él cierra la puerta y luego se dirige al gran sofá sentándose de un tirón cruzando los brazos.
-Quien te dejó eso- apunta a la nota que aún tengo en la mano -quería verte en Cueva Golek pero no pude esperar-
-¿Para que querías verme?- cuestiono.
-Supe que irías en una semana- responde -no me recuerdas pero yo si te recuerdo muy bien-
-No te conozco- me encojo de hombros.
-Me conoces mejor de lo que crees-
-¿Cómo te llamas?- pregunto.
-Adam Boyce- se pone en pié para observar la colección de figurillas de porcelana de mi abuela- y tu eres Sabrina Scott.
-No me suena para nada tu nombre- me dirijo a la puerta -hablaré con mi abuela, si en verdad te conozco ella te recordará, por ahora agradecería que te retiraras- abro la puerta indicándole que salga.
-No le hables a tu abuela de mí o ella y tú estarán en un grave peligro, me recordarás en el momento preciso, y ese momento se dará en Cueva Golek, te esperaré allá y te diré donde encontrarnos.- concluye y sale a la calle, cierro la puerta y la vuelvo a abrir con la intención de preguntarle si conocía a mis padres pero ya no había nadie, corro a la calle y no se mueve un alma a los alrededores, es imposible que una persona ya haya caminado tan lejos, me adentro en mi casa cerrando bien la puerta como de costumbre y voy escaleras arriba en encerrándome en mi habitación.
Termino por quedarme dormida sin saber nada más de mí. Horas después despierto gritando los nombres de mis padres con la cara empapada en lágrimas que no cesan.
-Sabrina, ¿qué sucede?- abren la puerta de golpe y no levanto la mirada ante la voz de la abuela, ella al ver mi estado apoya las rodillas en la cama inclinándose para abrazarme -todo está bien pequeña- dice pasando las manos por mi cabeza hasta la espalda.
-Los vi, ellos estaban aquí- lloro escondiendo la cara en su cuello.
-¿quiénes estaba aquí?- pregunta confundida.
-mis padres y un niño, un niño con el que jugaba cuando pequeña- contesto aumentando mi llanto.
-solo fue un sueño princesa, ya todo pasó- continúa abrazándome con fuerza y me aferro a ella como si sintiera que me la fueran a arrebatar.
...
Pasan los días y cada vez se acerca más el día de la partida a Cueva Golek y más aumentan mis miedos a lo que pueda pasar en mi estancia en mi pueblo natal, las chicas no han parado de comprar ropa para las tres, ropa que usaremos en el viaje, normalmente disfrutaría del día de compras pero no, no he prestado atención a nada de lo que hemos hecho en el día, ni siquiera se lo que he comprado o no, ellas deciden y yo pago mis cosas.
-Ya que terminamos las compras iremos a la pastelería de mis padres- dice Tiffany.
-Hemos comido tanta azúcar esta semana que si seguimos así terminaremos como cerdos rechonchos- ríe Leah.
-Sab...- me dirige la palabra la americana -sabemos que con todo esto no estás bien pero debes ser fuerte, estaremos contigo- me besa en la frente.
-Lo se chicas- las abrazo fuerte a ambas.
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Editado: 17.01.2023