Lo que las apariencias esconden

XIV

-He de confesarte preciosa, que me asusta lo rápido que aprendes.- Dijo el conde Valton mientras yo retiraba la espada de su cuello.

-No se atormente Señor Valton, como ya le dije, llevo muchos años practicando, estos días lo único que he hecho ha sido refrescar la memoria. ¿Comenzamos de nuevo?

 

Nos alejamos unos pasos el uno del otro y volvimos a ponernos en guardia. Aquella actividad era de lo más refrescante. No obstante tenía mis pegas. El conde se comportaba de manera muy extraña en algunas circunstancias, sobre todo cuando Luis nos observaba. La mayor parte del tiempo era todo un caballero, pero en ocasiones en su rostro se dibujaba una picara mirada que daba a entender que deseaba seducirme. Esas noches el conde se tomaba demasiadas libertades, me llamaba preciosa, acercaba su cuerpo demasiado al mío y tenía la sensación de que en más de una ocasión me habría besado si yo no hubiera fingido no darme cuenta.

La verdad es que yo no entendía muy bien mi reacción, el señor Valton era joven, apuesto, de lo más agradable, quizás demasiado coqueto, pero por Dios, era ¡Un conde! Quizás haberme librado de la obligación de buscar esposo hubiera borrado todo anhelo de tener uno. Una cosa era buscar un pretendiente para salvar a mi familia, y otra muy diferente era ser libre de aceptar que alguien estuviera junto a mí para toda la vida. Aun así no me sentía atraída por él, me agradaba muchísimo, pero lo apreciaba como a un buen amigo. Además sus repentinos cambios de trato hacia mí solo conseguían confundirme. Y esta era una de esas noches en las que los comentarios subidos de todo y los halagos reinaban en todo momento.

-¡Ah! –exclamé al sentir el filo de la hoja cortándome en el brazo.

-¡Perdón Camille!- Exclamó el conde acercándose presuroso hacia mí.- Estaba seguro de que lo pararías.

-No te preocupes- dije llevando la mano a la herida.- A sido mi culpa, tenía la cabeza en otro lugar.

-¡Creo que la práctica de hoy ha terminado!- La voz de Luis nos sobresaltó, y esté salió de un rincón oscuro del barco.

-Pues yo creo que usted no tiene ni voz ni voto en esto- le respondí con sequedad. El conde pareció divertido.

-No te muevas Camille, iré a por algo para curar esa herida.- Con una sonrisa de lado el conde abandonó la cubierta. Yo giré mi rostro fingiendo interesarme por el corte.

-¿Estás bien? ¿Es profundo?- preguntó Luis acercándose a mí preocupado.

-No es nada.- dije dando un paso atrás para mantener una distancia respetable entre los dos.- No se preocupe.- El semblante de Luis se transformó, paso de mostrar preocupación a un ceño fruncido.

-Si se despista con tanta facilidad quizás no debería practicar con espadas.- Ante mi silencio continuó.- Camille no son juguetes, puede hacerse mucho daño con ellas- Su voz sonaba demasiado protectora.

-¿Está usted preocupado por mí?- Pregunté intentando ridiculizarlo.- Creía que una cabeza hueca como yo que no sirve para nada no sería digna de su preocupación.- Los ojos de Luis se abrieron como platos y pareció estar a punto de decir algo, pero en ese momento volvió el Conde Valton.

-Aquí estoy preciosa.- El cuerpo de Luis se tensó y su ceño volvió a fruncirse ante aquellas palabras.- Si me lo permites.- Dijo tendiéndome la botella de alcohol para que  la sujetara y abriéndome la camisa para dejar el hombro al descubierto, puesto que el corte se había producido cerca de este. – Le curaré en un santiamén. – Agradecí que la oscuridad cubriera mi rubor, estaba exhibiéndome no ante uno, sino dos hombres.- Y el toque final.- dijo inclinándose y depositando un delicado beso sobre la venda.- Así seguro se curará pronto.

-Gracias Valton. Si son tan amables, me gustaría que esto quedara entre nosotros, no desearía que mi tía me prohibiera continuar con nuestra actividad nocturna por un simple corte. Mire a ambos hombre esperando una respuesta.

-Mis labios están sellados.- Dijo Valton fingiendo cerrar sus labios con una llave y tirando esta al mar.- Y creo que vuestra sombra tampoco abrirá la boca ¿verdad Luis?- Luis no respondió, hizo una reverencia y se marchó.

- ¿Qué has querido decir usted con lo de mi sombre?- Pregunté intrigada a Valton.

-Sino se ha dado cuenta usted Señorita Camille, no seré yo quien le rebele el misterio. Pero créame cuando le dio que yo pongo todo de mi parte para que salga a la luz.- Aquello me confundió más todavía, pero comprendí que el conde no me aclararía las dudas.

….

Tras una semana de descanso para que el corte no se abriera decidimos retomar el entrenamiento. Yo caminaba de un lado a otro por la cubierta ansiosa por que llegara Valton, era muy extraño en él llegar tarde.

No vendrá esta noche.- dijo Luis acercándose a mí.- Me ha pedido que te comunique que se encuentra indispuesto.

¿Está enfermo? ¿Necesita algo?

Creo que podrá sobrevivir una noche sin usted mylady.- Respondió sarcástico.

Espero que algún día me explique qué le hice yo para que sea tan desagradable conmigo. Entiendo que pueda no caerle bien… si le soy sincera, usted tampoco me cae bien a mí, pero… es igual.-. Bufe dejando salir todo el aire. –Gracias por transmitirme el mensaje ¿Podrías decirle al Señor Valton que estoy a su disposición para cualquier cosa que pueda necesitar?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.