Ven, que quiero sentirme como adolescente otra vez.
Ven, recorramos las calles como antaño, déjame tocar el cielo con tu presencia a mi lado.
Acompáñame a esa banca llena de celos y reproches, pero no te equivoques, que esta vez la llenaremos de recuerdos e historias por las noches.
Ven, confía en mí y deja que yo te guíe al lugar donde nos conocimos la primera vez, que te contaré cuando me prometiste pedirme matrimonio ahí mismo en veranos, y yo me reí tanto al pensar que eso podría llegar a pasar en unos años.
No mires el reloj, que ya no hay más reglas entre los dos, soy libre ahora.
Deja que la neblina de la noche nos cubra, mientras pasamos por ese puente clásico en nuestra pequeña gran ciudad.
Espero para entonces al terminar la noche pueda despedirme definitivamente de esa química inexplicable que sentimos al estar juntos sin la necesidad de tocarnos.