Me haces falta

Me haces falta a las once y también a las diez.

Cuando tomo fotografías y cuando me agarro en las tardes a llorar por el miedo que tengo a nada de la vida saber.

Me haces falta cuando me rio y a la mitad de todas mis charlas quisiera contarte todos los chistes malos del mundo, al igual que cuando llego por las mañanas sin razón enojada y solo espero tus "buenos días" que desde hace ciento setenta y seis días no aparecen en mi bandeja de entrada.

Me haces falta cuando me siento tan pequeña y me da miedo frente al público hablar. Las exposiciones dejaron de tener sentido alguno cuando olvidé tu divertida manera de hacerme estudiar. 

Pero no te preocupes, que ya estoy en la búsqueda de hacerlo a mi manera esta vez.

Me haces falta cuando no encuentro el sentido de formar parte de algo sintiéndome en veces tan distante, confieso que he vuelto a temer un poco al expresar que espero y lo que anhelo, aunque esto es bastante contradictorio y te diré por qué.

A diario las risas no me faltan, no sé cómo pasó que de un momento a otro de personas maravillosas me rodeé yo. Me he vuelto persecutora de nuevas ideas y cosas divertidas por hacer, puedo afirmar que soy feliz, un tanto reservada, pero al final del día contenta de la vida que llevo a pesar de las circunstancias.

No es de afirmar que al marcharte te llevaste un planeta entero, pero he de reconocer que la mitad sí;

Al menos no mi felicidad, pero la manera de hacer las cosas de tu mano sí que claro está.

Y es que ahí radica el error...

¿Porque nunca lo noté?

Te reclamé y te besé muchas veces como si jamás te fuese a perder.

Fuimos esa clase de cliché, un dúo imperfecto que puedo asegurar por falta de amor no acabó. 

Pero por mis inseguridades sí.

Por tu terquedad sí.

Por no ser lo suficiente maduros sí.

Quizás en otra vida o en otros días nos volvamos a encontrar; quizás para entonces, como lo dicen los poemas y las canciones nos volvamos a enamorar.