Sonreí mirándome al espejo, definitivamente parecía otra persona, jamás imaginé que mantenerme encerrada en todas las vacaciones me haría bien.
Mi cabello ya no era corto, había crecido y llegaba un poco más abajo de mis hombros, ahora era negro azabache gracias al colorante de cabello y el color de mis ojos era gris (gracias a unas lentillas especiales) dejando de lado mis lentes tradicionales.
Incluso me sentía más delgada. Parecía obra de magia, pero era trabajo duro, tanto en ejercicio como en dietas.
Puse un poco de rímel en mis pestañas, un labial color coral sobre mis labios y estaba lista para comenzar el año escolar.
La preparatoria, tan interesante, y gracias a los dioses... mi último año.
Me di un ultimo vistazo, tomé mi mochila y corrí escaleras abajo sin pensarlo dos veces. Junto a la puerta se encontraba mi hermano mayor mirándo el reloj en su muñeca. Él es relativamente similar a mi, claro, tomando en cuenta sus facciones masculinas perfiladas, cumplía con los requisitos perfectos para ser el capitán del equipo de fútbol Americano, como cualquier personaje de novela juvenil que tanto amo leer, y aunque es el capitán de su equipo en la universidad, y es un don Juan, yo seguía siendo su prioridad y preocupación.
Suspiré mientras fingía una sonrisa. —¿podemos irnos?— soltó mientras me analizaba a cuerpo completo. Sonrió. —¿Nuestro año?
Asentí. —Mi último año, anda que se hace tarde.
Estaba dispuesta a todo, volver a ser lo que fui en secundaria, claro, sin ser un total desastre como antes.
Volvería a las clases de natación, tal vez practicarla nuevamente boxeo, mi brazo está totalmente recuperada.
Sonreí, esta vez lo hice de verdad. Recuperarme totalmente de mi brazo fue lo mejor que pudo pasarme, habían sido meses intensos sin poder entrar en una piscina o colocarme los guantes de box. El intenso entrenamiento y las competencias consecutivas en natación, así como también los constantes combates habían causado una lesión medianamente grave en mi hombro, afortunadamente se realizó el procedimiento antes de que se causara una consecuencia mayor.
Anoche había llorado, reído y marido mi corazón en diez mil pedazos; había visto un drama coreano que me había hecho llorar demasiado. ¡Lloré la muerte del gran jefe "Yoo Si Jin" y del increíble "Seo Daehyun" como una loca! ¡Y después aparecieron con vida!
Si, enamorarme, desilusionarme y volverme a enamorar de personajes que jamás serán reales... era mi pasión. Por esa misma razón creí que hoy no podría ser totalmente feliz y viviría el día "nada".
(Quedarme totalmente fuera de si, restarle importancia a los demás y al dia)
Coloqué mis auriculares, durante el camino escuché desde Adele hasta Ailee (solista del género kpop).
El trayecto fue corto, considerando que la universidad a la que asistía mi hermano y la preparatoria quedaban relativamente juntas.
—¡Nos vemos luego, Alex!— gritó mi hermano y asentí sin dar respuesta alguna.
Caminé por el parqueadero de la preparatoria, mientras avanzaba veía como algunas personas me miraban. Si, supongo que ahora me veía muy diferente.
No preste atención, y caminé aún escuchando música, para mi suerte sonaba "Because I'm stupid" de ss501, me encantaba esa canción, teniendo en cuenta su hermoso significado.
Me sentía libre, este era mi nuevo comienzo, así podría ser yo nuevamente sin serlo totalmente; es tan complicado de explicar.
A lo lejos, entre el pasillo visualice a la profesora Dakota; mi entrenadora de natación. Hice un gesto con mi mano a modo de saludo, y ella respondió totalmente emocionada. Comenzó a acercarse.
Si, ella también ansiaba este día.
—¡Tantos meses sin verte, Alex, ya extrañaba a mi alumna preferida!— Gritó en cuando estaba frente a mi. Me miró a cuerpo completo y sonrío levantando el dedo pulgar. —Los cambios te sientan muy bien, te vez hermosa.
Sonreí. —¡Profesora Ma! ¡La extrañé tanto!— dije honestamente. —¿Ya ha encontrado mi reemplazo?— dije falsamente ofendida, recordando cuanto tiempo estuve sin entrenar o siquiera entrar a una piscina.
Bufó. —Ninguna tan buena como tú, Alex,— sonrió de lado. —pero entró al equipo masculino un chico que realmente está a tu nivel. Según el reporte del doctor, puedes volver a entrenar, así que te veré más tarde.
Dijo para luego desaparecer por donde había venido.
Seguí mi camino, hasta cruzar el instituto y llegar hasta donde está el edificio de natación, una vez ahí, empujé las puertas de cristal. Era enorme, contaba con una enorme piscina, cuarto de baño/ vestidores. Tenía tambien gradas para el público, se usaban una vez a la semana gracias a las competencias amistosas.
Miré lentamente cada rincón de este lugar, era hermosa y sin dudarlo había extrañado este sitio.
Alguien se encontraba nadando, era bueno, el ritmo era constante y parecía un nadador profesional. La piel blanca de su espalda lucía a lo que a mi ver eran muchos lunares. Desde mi punto de vista se veía que su cuerpo estaba bien trabajado.
Sus piernas eran largas, ello le quitó velocidad al giro, claramente comprendiendo su problema el chico aceleró el ritmo. Esta vez, se veía que nadaba más forzado.
Por instinto me acerqué hasta la orilla y le tendí mi mano. Siquiera me miró, pero tomó mi mano.
Una vez fuera del agua pude verlo mejor, realmente era apuesto, como el típico fuckboy de novela juvenil, sus facciones eran marcadas y su abdomen tenía marcado levemente un sixpaq. A lo largo de su estomago y pecho se veían muchos más lunares, con un efecto parecido a las estrellas en el cielo. Su cabello castaño oscuro, casi negro debido al agua escurriendo y sus ojos se veían de un castaño oscuro.
Le sonreí amablemente. —Nadas muy bien, pero,— me mantuvo la mirada, esperando a que continuara. — trata de no desesperarte cuando das el giro, si lo haces alteras el ritmo, eso puede causarte una lesión.