Lo que nos une

Prólogo

Querido Andrew:

Lo siento mucho. Se que esperabas este día con ansias, pero es que simplemente no puedo hacerlo, no puedo casarme contigo. Sé que sería muy descarado de mi parte pedirte que me perdones aun sabiendo que a lo mejor me vas a odiar después de esto, pero es que simplemente no quiero vivir una vida en el que mi matrimonio sea una farsa, no quiero vivir a tu lado sin amarte. Y sé que no te mereces que me vaya de tu lado de esta manera, sin decirte nada, ya que tú eres un hombre maravilloso y hacerte esto es injusto. En verdad me rompe el corazón hacer lo que hago, pero no quiero condenarme a ser infeliz. Estoy siendo egoísta, lo sé, pero no me queda opción.

En cuanto a Maddy, ella tampoco se lo merece. Pero voy a ser sincera y te confesare que la razón más grande para haber aceptado casarme contigo es porque que estaba embarazada de ella, las cosas no iban bien entre nosotros, conocí a alguien más unos días antes de saber que esperaba un hijo tuyo, y ya me había planteado dejarte pero entonces supe que ella venia en camino, ella era lo único que nos unía y no podía simplemente alejarla de ti o no tenerla sin que te enteraras. Suficiente daño ya te iba a causar. Por eso pospuse tanto la boda con mil y un pretextos. Tenía la esperanza de que cuando diera a luz mi instinto maternal también naciera con ella. Y que nuestra relación volviera a ser como lo fue en un principio. Que te volvería a amar. Pero no fue así. Solo aumentó esta sensación de angustia. Mientras más pasaba el tiempo sentía que como si me estuvieran poniendo una cadena en el cuello que cada día pesaba más.

No quiero esto, estoy en la cúspide de mi carrera, mi corazón ya late por alguien más, nunca estuve lista para ser madre y ella solo sería una distracción. Si, lo sé, soy un monstruo al abandonar a mi propia hija dejándola por debajo de mi carrera y algo que a lo mejor solo resulte ser una aventura pasajera, y en parte si me duele, porque después de todo lleva mi sangre, pero sé que contigo ella estará más que bien, sé que serás un buen padre, el padre que ella va a necesitar para crecer, ¿Cómo lo sé? Simplemente porque lo he visto, desde que nació hace 4 meses ella ha sido tu mundo, vives por ella y para ella. Sé que sabrás darle el cariño que yo no pude darle.

Te dejaré en tus manos la decisión de si quieres hablarle o no de mi cuando haya crecido.

Cuídala y cuídate mucho, no hagas lo que yo, aun siendo su madre, he decidido abandonarla.

Te quiero Andrew, pero lastimosamente no es lo suficiente para quedarme a tu lado y el de nuestra hija. Tu hija.

Lo siento.

Luisa Stuart.

Pdta.: Lamento dejarte plantado en el altar, pero no tengo opción, espero algún día puedas perdonarme el daño y el dolor que les estoy causando. Una cosa más, promete que cuidaras a Maddy, por favor.

—Tonta, si no te querías casar solo tenías que habérmelo dicho, no era necesario todo esto—musitó mientras se limpiaba las lágrimas. —Pero supongo que debo respetar tu decisión, aunque debo aceptar que me duele que parte de tu decisión sea por culpa de otro hombre. —Dijo esto último sintiendo rabia crecer en su interior. — Tampoco era necesario que me hicieras prometer cuidar a Maddy, es mi hija, la cuidaré siempre, de cualquier cosa, incluso de ti si fuera necesario. —Continuó mientras se acercaba a la cuna en la que descansaba un pequeño bulto de cabello rubio. — A quien si le tengo que prometer algo es a ti Maddy—la miró sintiendo su rabia menguar, ello lo calmaba. — Prometo que siempre estaré a tu lado, seré el mejor papá del mundo, siempre te querré mucho y jamás te abandonaré. —Había determinación y seguridad en su voz — Desde ahora tu eres mi mundo y mi prioridad, el resto puede esperar. Aunque si te soy sincero, pequeñita, no sé cómo lo voy a lograr.

El hombre miró como aquella pequeña criatura se removía en su lecho mientras habría sus ojitos.

—Hola princesa —susurró con voz dulce—perdón por despertarte, hermosa, papi es un llorón sin remedio —Mencionó mientras tomaba a la pequeñita en sus brazos. —Desde ahora somos solo tú y yo contra el mundo—sostuvo su manita entre la suya más grande, jugueteando con ella delicadamente — Pero eso no importa, ¿verdad? Siempre y cuando estemos juntos. Ahora somos un equipo. Siempre voy a estar a tu lado mi pequeña. Siempre. No importa lo que pase, nunca te faltaré mi pequeño regalo de vida. Lo prometo.

  1. esto, depositó un dulce beso en la frente de la pequeña bebé. A lo que ella le sonrió como respuesta, para enseguida, quedarse dormida entre los brazos de su padre.

 



#44558 en Novela romántica
#11504 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, drama, amor a la familia

Editado: 06.04.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.