Lo Que Nunca Esperas

Capítulo 41

Después de cenar me he encerrado en mi cuarto y he escuchado música toda la noche pero me resulta imposible conciliar el sueño como siempre que estoy en esos días.

Siempre que aquella sensación invade mi cuerpo, me cuesta conciliar el sueño debido a las pesadillas, siempre termino durmiendo hasta las 4 o 5 am y aun así despierto a cada hora.

Suspiro y me quito los audífonos guardándolos bajo mi almohada al instante y es cuando lo escucho.

Había estado metida en mis cobijas y ni siquiera había visto en la ventana ni escuchado que estaba lloviendo y siento como mi corazón se acelera al notar este nuevo detalle.

No, no ¿Por qué está lloviendo?

Cuando era pequeña algo horrible me sucedió en una noche lluviosa... un horrible recuerdo que me aqueja siempre que llueve por las noches, un recuerdo que se sigue sintiendo tan a flor de piel aun ahora que se vuelve casi físico y me hace perderme en mi cabeza.

La desesperación y vulnerabilidad es lo primero que llega a mi cuerpo una vez que mis oídos escuchan la lluvia caer afuera y golpear contra la ventana, recordándome nuevamente, el dolor de aquella época.

Mi corazón va muy rápido, comienzo a mirar asustada la puerta y respirando profundo, tratando de que mi cuerpo ignore este sentimiento que cada vez se vuelve más intenso, yo lo llamo una pesadilla viviente, los doctores lo llaman estrés postraumático.

Comienzo a sentir como las lágrimas se aproximan a mis ojos mientras mi corazón late con tanta fuerza que es casi doloroso y me abrazo a mí misma.

Tengo que calmarme, comienzo a tener taquicardia… Comienzo…

Siento como comienzo a hiperventilar y mi respiración se agita cada vez más.

Comienzo a divagar, puedo sentirlo, sin mi madre ayudándome a tranquilizarse, sin mi medicamento correcto voy a perderme en mi mente pero esta vez, de forma distinta, de la forma más horrible ya que ahora estoy consciente, ya que ahora todo lo que mi cuerpo sienta, puede incluso mandarme al hospital.

El cuarto me parece realmente pequeño, siento que en cualquier momento él entrara nuevamente y me lastimará... no puedo permitirlo... no de nuevo, no puedo dejarme alucinar nuevamente como aquella vez, no quiero volver a verlo… No quiero perder la razón.

Me levanto de la cama con rapidez y escándalo, abro la puerta firme y salgo rápidamente con la respiración agitada.

Necesito salir de aquí... necesito calmarme, necesito aire... Necesito alejarme.

-¿Giselle?- escucho preguntar a alguien a mis espaldas con incredulidad y suelto un grito involuntario llevando ambas manos al frente para protegerme.

Puedo ver una sombra acercarse con rapidez, puedo ver que está casi frente a mí.

Aquella sombra, aquel sonido, la oscuridad, nuevamente voy a perder la cabeza.

-Por favor no- suplico tapando mi rostro con mis  manos mientras sollozo con fuerza.

Esto no es real, esto no es real.

Unos brazos me atrapan para mi enorme horror y suelto un grito involuntario tratando de zafarme pero los brazos son fuertes y me inmovilizan.

-Giselle, tranquilízate- escucho decir a la voz pero esta vez la reconozco.

Me encuentro sollozando y peleando pero cuando reconozco la voz, mis sollozos se calman al instante y miro fijamente a la persona que me tiene contra sus brazos, miro el rostro preocupado de Jack y esta vez el alivio recorre mi cuerpo entero.

-Jack…- murmuro pegando mi rostro contra su pecho, sollozando esta vez con alivio.

Jack me tiene inmovilizada entre sus brazos mientras me mira con preocupación y trata de tranquilizarme acariciando mi espalda con pequeños toques.

-Giselle... es solo lluvia, tranquila- dice simplemente y yo solo suelto a llorar pegada a su pecho, sin embargo ahora me más segura.

No solo es lluvia... No solo es la lluvia...

Los brazos de Jack son firmes a mi alrededor, es sorprendente que sus brazos puedan consolarme y hacerme sentir segura casi de la misma forma en la que lo hacían los de mi madre, me sorprendo por dentro de pensar que realmente su abrazo está tranquilizándome y me sorprendo aún más de que su tacto no me provoque una sensación llena de pánico y asco como lo harían cualquier otros brazos en esta situación.

El aroma de su perfume impregna mis fosas nasales mientras trato de tranquilizarme.

-Por favor, no me dejes sola Jack- le suplico y él me estruja aún más contra su cuerpo.

Jack me toma en brazos con fuerza y me alza cargándome como un bebé acunado entre sus brazos, llevándome de regreso a mi habitación en donde me recuesta y se dirige a la ventana, sin embargo lo tomo por el brazo aterrada.



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En el texto hay: secuestro

Editado: 18.04.2018

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