Lo que nunca te dije, crush (+16)

6

Tres días después apareciste en mi puerta acompañado de Walter. Iban por mi hermano, quién aún dormía a pesar de ser las dos de la tarde. Yo aún no me deshacía de mi pijama de miraculous ladybug y a mi cabello de rizos desobedientes había logrado arreglarlos en una coleta alta. De cualquier forma, nunca me habías visto en esas fachas, y realmente ya no me importaba de qué manera pudiera verse.

Algo me decía que ya estabas al tanto del sorpresivo regreso de Elliott a su provincia, y rogaba al cielo porque no me preguntaras nada con respecto a eso, no quería que también te enteraras de que él se había ido sin darme explicación alguna, únicamente aclarándome que volvería en pocos días.

Te sentaste en la isla de la cocina conmigo sin que nadie te invitara, intenté ignorarte y concentrarme en mi tarea de química mientras la voz de Walter resonaba por todo el lugar obligando a mi hermano a levantarse. Siempre he sido pésima en química, y tú te diste cuenta. ¿Recuerdas que quisiste ayudarme y yo rechacé tu oferta más de una vez? Y al final tuve que acudir a ti porque de lo contrario suspendería la materia.

Aún recuerdo a la perfección tu expresión burlona y tu sonrisa de autosuficiencia:

–Finalmente la terca y orgullosa Carleigh acepta que necesita de mis buenas habilidades para sobrevivir –Insinuaste. Fuiste un idiota de muchas maneras, pero ésta era mi favorita, la forma en la que hacías ver las cosas en un doble sentido. No obstante en aquél entonces no me agradaba el hecho de tener que pedirte ayuda cuando te necesitaba a una distancia considerable.

Elliott no volvió ni volvería: iba a ser papá, y establecimos nuestra relación con la etiqueta de amistad. Pero tú no supiste nada sobre eso hasta la última clase de tutoría que me brindaste antes del examen, y confieso que no pensaba decírtelo porque no era nada de tu interés, pero me agotaste la paciencia.

Tenías el don de agotarme la paciencia, Liam.

Sin embargo, tras revelarte la verdadera razón por la que Elliott no volvería, actuaste con mucha madurez, y a decir verdad me sorprendiste. Optaste por una actitud muy asertiva, y eso me agradó como jamás te pudiste haber imaginado.

Elliott me había dado un pequeño golpecito en el orgullo, porque aunque nunca me gustó en demasía, admito que estuve muy entusiasmada con él; y que tú te interesaras en cómo me sentía yo al respecto en vez de ir de parlante con los demás a contar el buen chisme, me debilitó un poco las defensas que usaba para contigo.

Hasta que aprobé aquel examen y como paga por las clases de tutoría me pediste un beso.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.