Jodido dolor de cabeza, siento que me va a estallar la cabeza en cualquier momento. Sin contar que el sol me da directamente en la cara.
¿Por qué nunca cierro las cortinas?
Ni siquiera me importa. Me doy la vuelta y lo veo.
Un dios griego, dormido a mi lado. Y me tiene con un agarre mortal.
¿Qué pasó anoche?
No recuerdo absolutamente nada y ¿Saben que? No me importa en lo absoluto. Solo me levanto lo más sigilosa posible.
Bien, mi ropa está junto a la puerta. Voy al baño y veo el desastre de máscara de ojos. Parezco un panda.
Me lavo la cara y entonces me doy cuenta del pedrusco que tengo en la mano. Probablemente sea el diamante más grande y más bonito que haya visto nunca.
Es grande y blanco con una media luna negra en el centro. Y el anillo en sí tiene forma de corona.
Mi cuello, senos y un poco en los muslos tienen pequeñas marcas, pero me siento liviana. Renovada.
Me visto, lo más silenciosa y salgo.
Deje el anillo en la mesa de noche del lado del Adonis, en la sala había una tiara que haría una buena química con mi colección. Es sin duda una de las más bonitas que he visto.
Cuando llegó a recepción estoy en el Caesars solo que estaba un piso más arriba supongo. Subo otra vez y me doy una ducha, un sencillo vestido blanco con estampado floral.
Voy por un desayuno de campeones y después a dormir hasta la noche y de nuevo a un bar, tal vez apueste un poco.
– Buenos días señora McCartney. Su mesa está lista, acompáñenme por favor. – Es lo primero que dice el Maître. – Disculpe, está confundido soy Venus Smith.
– Oh, mis disculpas creo que si me confundí, ¿Mesa para uno? – asiento – Sígame. Por aquí.
Me lleva hasta una mesa cerca de la barra libre.
¿Es muy temprano para una mimosa?
Qué más da estoy en la ciudad del pecado hasta el lunes por la tarde. Hasta entonces no soy Venus Smith la chica modelo y abogada con un futuro prometedor.
– Buen provecho Srta. Smith. – sin más se va, que raro. Dejo mi bolso y voy por unos waffles, algo de fruta, café y jugo de naranja. Un desayuno de campeones.
Estoy cerca de mi mesa y unos niños pasan corriendo.
Adiós desayuno.
Pero unas manos grandes van a mis caderas y solo se derrama un poco de jugo.
– Buenos días esposa. Debes tener más cuidado.
¡El Dios griego de antes!
Esperen
¿¡Esposa!?
¿Qué demonios pasó anoche?
– Disculpe ¿dijo esposa? – que diga que es una broma, que diga que es una broma. Me repito una y otra vez.
– Si mi luna, nos casamos ayer. ¿No… no lo… recuerdas? – pregunta inseguro.
– No, no, no, ¡ahí por Hades! dime que no lo hice. – él no dice nada. – la prensa va a comerme viva. Peor mis padres van a matarme, revivirme y volver a matarme y después. Dios, no debí tomar esa otra copa, peor no debí tomar sola en Las jodidas Vegas.
Creo que estoy hiperventilando.
– Hay que anularlo, ahora. – me quita las cosas de las manos y me conduce a una mesa al fondo con un banquete para un ejército completo.
Me sienta y se pone de cuclillas frente a mi.
– Respira profundo. Ahora inhala y exhala. Buena chica sigue así. – sigo su respiración y cuando puedo hablar.
– Yo solo entre en pánico. Nunca he hecho algo así y no se que hacer. Yo no recuerdo nada y dios soy una tonta. – sigo hablando mientras él tiene una sonrisita.
– No es gracioso, si la prensa se entera estoy frita, apenas y el idota dio a conocer que canceló la boda. De solo pensar en lo que dirán, es decir canceló la boda el lunes y yo me caso el viernes.
Sigo divagando y entonces me besa.
¿De qué hablaba?