Lo que pasa en Las Vegas...¡nunca se queda en Las Vegas!

Capitulo 6

Ash me arrastró de compras y Giorgio no pudo objetar nada. Cuando salí del hotel sentí una opresión en el pecho. Fue horrible, aunque sólo durara unos pocos segundos. Sentí que me apretaban el corazón hasta arrancarlo.

Mi teléfono no para de sonar. Mamá, papá, amigos y colegas del trabajo. Todos están preocupados por mi. Pero yo … es tan extraño, no siento nada. Es como si nada hubiese cambiado. Cuando voy a ponerlo en silencio el nombre en la pantalla me hace contener la respiración un segundo. 

Henry.

La foto de nuestras vacaciones en las Bahamas se hace de fondo. No quiero pensar en él. No me gusta sentirme así. Apagó el teléfono y me concentro en todas las cosas que trae Ash. 

Ash escribe para una de las mejores revistas de los Ángeles. Nunca le gustó depender del dinero de su padre. Cuando estaba en su segundo año de periodismo, entró como becaria en la revista. Seis meses después  la contrataron de forma permanente. 

Así que digamos que un par de buenas historias dejan una pequeña fortuna. Así que nunca escatima en gastos cuando salimos de compras. Más bien me arrastra a las tiendas de zapatos por horas.

Tiene una muy seria obsesión con los zapatos. Tiene una habitación completa. De todos los tipos. Botas, tenis, tacones. Hay de todo. Tiene botas y zapatillas de Conversé en todos los colores y combinaciones existentes. De estampado militar brillante hecho. De piel sintética , por supuesto que sí. Peludos y con luces, no lo dudes. 

Se que no tengo la moral de juzgarla. Yo tengo una estantería de tiaras, tiaras reales. Pero vamos yo consigo una al año y con suerte. Ella compra casi semanalmente. 

En fin, todo lo que trae Ash es color pastel. Ella no usa colores pastel. Demonios. No debí venir, ella me hará probar toda esa ropa. No digo que no me gusten las compras. Pero ella es intensa en el asunto. Tanta ropa no entraría en mi armario.

Entonces recuerdo que debo mudarme. Creo que tengo jaqueca.

– Te diré la verdad Venus, cuando te vi sentada junto a ese galán. Pensé. Demonios, ella debe estar drogada. Pero lo pensé mejor y me dije. Debe estar enserio muy, muy, muy intoxicada. – Confiesa mientras se prueba una falda de tul azul medianoche.

No puedo evitar voltear los ojos. – Bueno gracias por tu confianza – dejó salir todo el sarcasmo acumulado en mi. – No es que no confíe en tu buen juicio, Venus. El problema es que tienes demasiado buen juicio. Básicamente eres la encarnación de la bondad y la responsabilidad.

– Puedo ser atrevida, no soy una santa. La semana pasada estaba en el juzgado y después de leer el expediente. Me lleve el original y solo deje la copia. – omití la parte en la que me sentí mal y lo devolví de inmediato. Y para compensarlo le invité el almuerzo a la secretaria del juez. 

– Vaya toda una criminal. Como decía. Creo que te estás precipitando. ¿No has pensado que estás en una especie de shock o algo así? Tu y Henry estuvieron juntos por varios años. Eso no se supera con Jack Daniel 's,  una buena follada y un increíble desayuno. – Tira la falda al montón que si va a comprar. Y se pone un muy ajustado corse rojo con encaje negro de hecho ese es bonito. 

– Yo me siento muy extraña. Cuando estoy cerca de él, me siento completa y sé que es una locura. Pero no sé qué está pasando conmigo. Y lo que más me aterra es que no me importa. – Confieso a medida que me pongo un vestido de flores, pero de inmediato lo odio. Lo arrojó al montón que no vamos  a comprar e intentó con un vestido corto verde esmeralda, la  chica del espejo se ve tan diferente a mi pero a la vez es igual. 

– A eso me refiero. Estás dejando salir todo lo que reprimiste durante toda tu vida. Las fiestas a las que no fuiste. – cuando quise objetar no tenía ningún argumento válido, la abogada en mi se empezó a irritar. Decido llevar el vestido. Paso a lo siguiente un enterizo corto de jean. Muy corto hasta para Ash, al montón rechazado.

– Las citas que rechazaste. Los veranos no disfrutados. Nunca has vivido tu vida como debió ser. Solo hiciste lo que se esperaba de ti. – odio que tenga razón. Odio no poder defenderme. Pero odio que me haga probarme una blusa azul bebé y ella se ponga una minifalda de terciopelo. Ni siquiera considero que quiero variar un poco. 

– Te adelantaste 2 años. Y eres una de las abogadas más jóvenes y con una alta tasa de casos grandiosos. Pero nunca has pensado en ti hasta Henry. No digo que este… mal. Pero ¿no te estás precipitando? – Entonces recapitulo mi vida entera y tiene razón, nunca acepté ponerme algo de su estilo. A estas alturas ni se le pasa por la cabeza esa idea. Pero es mi culpa.

– Yo… – Tomo el conjunto violeta de top y pantalón. Nunca me probe uno de estos y me queda, me queda bien de hecho me sorprende que me vaya este color, siempre pensé que no iba con mi tono de piel. Voy afuera por una chaqueta que me pueda combinar pero, el gigante fuera del probador con él que tropiezo me lo impide, no recuerdo que la tienda incluyera gigantes. 

– Lo siento preciosa, no pensé que estarías justo ahí. – Solo puedo recordar no babear con semejante espécimen frente a mi. Y mi cabeza me grita reacciona. Este hombre era sexy como el infierno esta mañana con ropa casual. Es un jodido bombón con traje. 

Mío – Susurra una voz al fondo de mi cabeza.

¿En serio estoy casada con este hombre?




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