—Corre Noah, ¡vamos a llegar tarde! —grite desde la planta baja de la casa de los Evans.
Noah es mi mejor amigo, un chico un año mayor que yo, alto, fitness, de tez blanca, ojos miel, labios carnosos y de un color rosado, cabello castaño y de lado, aunque se lo estaba dejando crecer, de dieciocho años, dentro de tres meses diecinueve si todo un adulto responsable.
—Ya voy, ya voy—baja despreocupadamente el chico castaño de ojos miel, que tengo por mejor amigo, vestía una chaqueta de cuero negra, con un pantalón blanco de mezclilla y unos tenis blancos, acomoda su cabello cuando llego al espejo del recibidor y se giro quedando frente a mi.
—Sabes que odio esperar —digo suspirando con pesadez y poniendo una mano en la cadera.
—Tenemos que esperar a Emily —el chico se ve nuevamente en el espejo, buscando alguna imperfección que no encuentra.
—Ya estoy lista—Emily es la hermana menor de Noah, un año menor que yo es un poco más baja que yo, sus ojos son ámbar, tiene su cabello es rizado tiene una sonrisa hermosa característica de los Evans, inteligente y para tener catorce años se veía jodidamente bien luciendo un vestido floreado amarillo con negro combinándolo con unos vans.
—Deberías ser más como Emily, ella no tarda horas como tú—digo burlándome de él asiéndome aun lado para dejar pasar a su hermana.
—Enid, tú también tardas horas en arreglarte – el chico toma las llaves de su casa, salimos de su casa y nos encaminamos a la camioneta del padre de ellos.
—¿Están listos chicos? —el señor Oliver un hombre agradable, alto, de cabello oscuro, habla cuando estábamos adentro del vehículo. Sus ojos eran como los de su hija, pero su cabello era lacio ya con algunas canas que se hacían notar.
—Claro que si tío Oliver. — Digo mientras una sonrisa se posa en mis labios, compartiendo una complicidad entre los cuatro que Noah no entiende en ese momento.
Íbamos a un concierto, Noah era el más emocionado de todos, pues, aunque no lo sabía iríamos ver a su artista favorito. En todo el camino a Windsor, esta es una ciudad pequeña que está a una hora de Londres, no hay muchas cosas en este lugar pero es hermosa ahí se encuentra el castillo de Windsor que es muy famoso el rey Guillermo I de Londres en el año XI lo construyo y aunque es una ciudad pequeña cuenta con estaciones de ferrocarril, un teatro y numerosos hoteles, hay un parque infantil que tiene muchos momentos de mi infancia con Noah el nombre del parque es Legoland que es perteneciente a Lego y aunque esta ciudad está muy cerca de Eton, hay un puente que donde se puede caminar y ver el rio Támesis un rio hermoso. Observo a mi lado; la camioneta iba llena de risas y bromas. La lluvia cae, es marzo, no suele haber tanta lluvia por este mes, pero aun así podía ver las gotas rodar por los vidrios de la camioneta. Nos adentramos a la ciudad, los tres ansiosos por entrar, es la primera vez que los tres íbamos a un concierto juntos y que fuera tan VIP para los tres era aún mas emocionante, es entonces que Noah ve emocionado los carteles.
—¿Por qué no me dijeron que es de Coldplay? – Baja el vidrio de la camioneta haciendo que la tenue lluvia entre.
—Sabríamos que después te arrepentirías por tardar horas arreglándote. — Digo en tono burlón para hacerlo enojar.
Después de bajar de la camioneta vamos directo a la entrada del teatro, Noah toma de la mano a Emily su instinto protector sale a la luz en momentos como estos, es sobreprotector, pero siempre trata de darle su espacio.
Nos sentamos en nuestros respectivos asientos, esperando a los padres de Noah que no tardarían en llegar.
—Esto es emocionante – habla Noah cuando la banda sube al escenario, los gritos del público y esa euforia se hacen presentes.
La multitud enloquece, tan solo llevan segundos en el escenario y todos están llorando de emoción, empieza a sonar una canción… “yellow” esa canción es especial para Noah tiene una historia detrás; alguna vez el conoció a alguien especial, alguien que hacía que todo fuera de un color diferente, uno especial y único, se conocieron muy chicos, el con dos años y ella con unos días de nacida. La pequeña enfermo unos días después y aunque él no sabía que sucedía lloraba por su pequeña hermana, con forme fueron creciendo ellos dos se hacían inseparables, Noah estaba siempre ayudándola y levantándola, enseñándole lo que alguna vez su hermano mayor hizo con él. Al ver sonreír a este chico mientras no suelta la mano de su hermana y sentir esa emoción y cariño que tenemos durante años invade mi pecho, sintiéndome cercana a él, entiendo porque ahora es mi mejor amigo; él se veía feliz cantando esa canción y viviéndola.
Emily sonreía de la misma manera con esa conexión que tienen los hermanos, con ese afecto y amor, se sentían felices con la vida que llevaban, Noah estaba enamorado de una chica de nuestro colegio y Emily aún era pequeña para pensar en esas cosas del amor, pero me ha contado de un chico que ha conocido hace poco, al parecer es alguien que la hace sentir especial.
Pronto cumpliré dieciocho años y es algo que aún no sé cómo entender, me siento pequeña, pero a la vez una niña madura con arrebatos inmaduros, alguien que no ha vivido y que no ha experimentado un romance adolescente, al menos uno como esos de los libros, uno bonito y que dure un poco más de un par de semanas o meses ¿Llegara pronto? ¿La universidad me traerá a ese chico?