Acomodo mis cosas en mi mochila, apago la luz de la habitación donde me quede el fin de semana y después de echar un ultimo vistazo, cierro la puerta detrás de mí.
Son las dos de la tarde, no hicimos mucho durante este día, solo limpiamos y acomodamos para que el próximo mes no esté tan desastrosa la cabaña.
Acomodo la mochila en mi hombro y bajo las escalaras, mi móvil comienza a vibrar dentro de mi bolsillo del pantalón.
Lo saco y el nombre de Zep ilumina la pantalla.
¿Contesto ya?
Tardo unos segundos en pensarlo y finalmente lo hago.
—Hola — respondo con una leve sonrisa.
—Hola, bonita — contesta el. —¿Cómo has estado?
—Bien y ¿tu? — aclaro mi garganta y me quedo en el penúltimo escalón.
—Me alegra saber que estas bien. no se sabido de ti, desde hace cuatro días y estaba preocupado — suelta un suspiro—, y estoy bien, aunque ahora que he escuchado tu voz, estoy mucho mejor.
Me pongo nerviosa, escuchar lo último me hace latir demasiado el corazón.
—Si, lo siento por desaparecer así, estuve de fin de semana con mis amigos lejos de la ciudad — carraspeo por el nerviosismo.
—¿Ya estas en la ciudad? — su voz suena entusiasmada.
—No, aun no.
—¿A que hora llegaras?
—En unas dos o tres horas.
—¿Quieres acompañarme a un lugar? — me quedo en silencio unos segundos, su propuesta me esta confundiendo, respiro profundo y medito. ¿Qué debería hacer?
—¿A dónde iremos? — pregunto curiosa.
—Es una sorpresa.
—Está bien, ¿Dónde nos vemos? — acepto finalmente, con una pequeña sonrisa.
—Afuera de tu casa, bonita. — mi corazón se acelera por oírlo decirme así — Regresa con cuidado, te estaré esperando.
Cuelgo la llamada después de eso y bajo las escaleras con una sonrisa. Me siento repentinamente feliz, emocionada y llena de energía.
Los chicos están en la sala, Jack empieza a subir las maletas y Thom le ayuda con algunas, las chicas terminan de acomodar sus cosas y paso por su lado, con una enorme sonrisa, me acerco a la camioneta en donde hemos venido y subo mi maleta, me subo en la parte de en medio donde hay una ventana y comienzo a sentir mi corazón acelerado.
—¿Hay mucha prisa por irnos? — Jacob se sienta a mi lado con una sonrisa.
—Algo así — me encojo de hombros.
—¿Tiene que ver con alguien? — pregunta en voz baja.
—Puede que si — sonrió y me pongo los audífonos para escuchar música durante el camino.
Thom no dice nada, niega con la cabeza y sonríe de lado, sus ojos azules me analizan un momento y después se centra en otra cosa, ignorando la música a todo volumen en mis audífonos.
Es inevitable que sonrisa, cada vez que me acuerdo de la conversación y de la canción que me ha dedicado, me siento feliz, emocionada y con mucha energía.
“Riptide” de Vance Joy suena y comienzo a sentirme incluso mas feliz. Los chicos comienzan a subir y Connor pone en marcha la camioneta, me recargo en el vidrio de la ventana y cierro los ojos. Ciento como Thom me regala un poco de su manta y me caliento un poco las manos.
Me quedo así un momento más, hasta que escucho que las gotas caen, abro los ojos para ver a mi alrededor. Jack y Mia van sentados juntos, ambos con sus cabezas juntas, las manos entrelazadas. Sophie y Madison están atrás de ellos cada una con sus audífonos y almohadas para dormir. Noah y Michael van delante de nosotros hablando de cosas del soccer. Emma y Chiara van sentadas atrás de nosotros viendo una revista o algo así. Connor lleva de copiloto a Jacob que es el encargado de la música.
Frunzo el ceño, todos vamos en nuestro mundo, pero nadie se divierte en este que podría ser nuestro ultimo fin de semana como adolescentes que evaden responsabilidades.
—Chicos — llamo la atención de todos — Jacob trae buena música. ¿Por qué no cantamos un rato?
Y es así como comenzamos a cantar canciones de Taylor Swift, Stephen Sánchez, Shawn Mendes y Olivia Rodrigo, es un karaoke improvisado.
La lluvia sigue cayendo, la calefacción nos calienta y todos somos felices por ese momento, hasta que Connor anuncia la primer parada, Sophie y Emma bajan de la camioneta con sus cosas y sus paraguas, sus papás las esperan fuera de esta y se despiden de nosotros, les devolvemos el gesto y la camioneta se queda en silencio. Jacob ha bajado el volumen a la música.
Diez minutos después vuelve a pararse la camioneta, Jack y Mía se bajan, el auto de él esta aparcado fuera de su casa, bajan con sus cosas y se despiden de nosotros, Jack sube las maletas de Mía a su coche y Connor vuelve a arrancar.
Y así sucesivamente se fueron bajando, hasta que llegamos a casa, solo Connor, Noah y yo, me bajo con mis cosas, aun no es muy tarde y mi celular comienza a vibrar.