Carta n°2 (Preguntas)

Escuchando una canción en un idioma que posiblemente nuca entenderé, pensé en ti. Preguntas surgieron en mi conciencia. Cada una de ellas tenía la misión de torturarme en busca de una respuesta.

¿Te veré cara a cara alguna vez?

-Es lo que más quisiera.                    

¿Me verás cómo más que una amiga?

¿Sería posible ir de tu mano visualizando un otoño?

¿Te parezco aunque sea un poco atractiva?

¿En algún momento de tu día, piensas en mí?

Un día cualquiera me hablaste de tu chica ideal, si acaso la encontraras, la describiste como alguien con personalidad, gustos propios.

¿Seré yo alguien con personalidad para ti?

¿Cuándo no puedes dormir tomas tu teléfono y me escribes es por qué deseas solo hablar  conmigo?

O podría ser…

¿Qué por la diferencia horaria, cuando tú tienes un insomnio todos a tu alrededor duermen, pero yo que estoy al otro lado del mundo sigo despierta y soy la persona adecuada para hablar?

¿Será que recurres a mí en esas noches solo porque no tienes con quien hablar?

Yo, realmente deseo saber si en algún momento o situación, piensas en mí.

¿Le has hablado a alguien de mí?

¿Qué reacción tendrías su supieras que mi último pensamiento antes de dormir eres tú?

Son tantos años conociéndote y desconociéndote.

Escribo esto un dos de octubre del año dos mil dieciséis. A las once y dieciocho minutos de la noche, de un día martes. Una vez más has invadido mis noches arrasándolo todo a tu paso y volveré aquí para dejar entre las páginas cada una de las respuestas a estas preguntas y para darle contestación a la interrogante más importante   que ha nacido en mis anhelos.

¿Cómo se sentirá, que sensaciones tendré al fundirme en tus brazos cuando por fin me abraces?