Ansiosa por los acontecimientos revoltosos del fin de semana, mi mente no dejaba de girar en distintos tipos de escenarios, donde por supuesto estabas tú. El sueño no llegaba y yo no hacía más que dar vueltas en la cama como si esa coreografía nocturna, fuese a resolver los problemas o tu distancia.
En esas descubrí que las letras de tu nombre, formadas de una manera especial, muestran la palabra “vida”. Quedé maravillada ante tal descubrimiento tan irrelevante e infantil. Incluso llegó a pasar por mis añoranzas más profundas, la idea de que sí el nombre que te nombra, habla de vida, puede, tal vez, que tú seas la vida que busco, que me falta, que preciso y que deseo encontrar, explorar.
Ante el recelo de que descubras lo que siento, procederé en ahondar en cada gráfica de tu nombre y apellido, de forma desordenada para expresar lo que tú, cariño, produces en mí.
Ahora que lo pienso detenidamente, conservar una amistad durante diez años a pesar de la distancia y otras cuestiones, debe ser señal de algo, ¿no?
Antes de que transcurran más de cinco inviernos de los más helados y de los que calan en los huesos, deberé ir de tu mano conversando.
Amistad es lo que nos define, por ahora. Entrégame tu alma y prometo ser la mejor amiga que llenará de besos y de calidez. Es justo el trato.
Alma que necesita ser explorada y descubierta a la luz. Sé que hay allí el hombre que describen las historias de amor y que yo he deseado tanto encontrar. Siempre fuiste tú.
Creo que cuando te vea por vez primera, tomaré tu rostro entre mis manos y te grabaré en lo más recóndito de mi memoria, cada expresión de tus facciones, la forma de tus labios, la expresión de tus ojos, porque por si los azares de la vida, después de eso vuelvo a estar lejos de ti, no dejaré que mi imaginación te borre.
Dueño de mis pensamientos nocturnos, matutinos y de media tarde cuando el sol cae, compláceme con alguna vez tener la certeza de tus sentimientos a mi favor.
Doy mi permiso para que descubras lo que habita en mi ser que nadie ha sacado a flote.
Increíble es la manera en las que cuando quieres de mí, me encuentro sonriéndole al teléfono de una manera boba, solo por escuchar tu voz mediante una grabación que me avisa e informa que es esa voz la que quisiera escuchar cada día.
Joven aventurero, nunca había conocido a alguien como tú. Osado y sobre todo, libre. Libre para expresar, viajar y vivir como siempre te ha complacido. Te mueves de un lado a otro viviendo aventuras, conociendo y yo quiero ser parte de eso.
Límpiame el corazón de los amores ingratos que siempre me hicieron sentir sola y desdichada.
Voy contando los días como gota a gota. Pasan ligeros, ellos no saben que te espero. Se trata de una cuenta regresiva que no acaba jamás. Es triste.
Venga desconocido. Sí, venga o espéreme que quiero verte de frente y delinear con mis dedos el vello que surca tu cara y susurrarte al oído que tienes los ojos más comunes y hermosos que jamás haya visto.