Lo que soy (entre sombras)

Capítulo 12

Aidan sostenía el cuerpo tembloroso de zarina con fuerza mientras la lluvia era cada vez más intensa, su mente distraída por el calor y las formas del cuerpo femenino, llegó a la conclusión de que quería protegerla, sentirla tan pequeña y frágil en sus brazos le hacía querer protegerla de todos y todo. 

No sabía realmente quién era ella, que hacía en Londres o que tenía que ver con un mercenario sádico, pero sabía que ella no era una mala persona, su mente y corazón se lo decían a gritos, ella no podía ser mala. 

Un suspiro lo hizo tensarse, ya era lo suficientemente consciente de su cuerpo, como para que ella se pusiera a hacer esos sonidos. 

-no hagas eso. - dijo soltando un poco su agarre.

-que cosa? - preguntó ella con fingida inocencia, levantó la cabeza y lo miró a los ojos, sus esmeraldas eran más oscuras que de costumbre, lujuria y deseo habitaba en sus orbes. 

No lo pensó, atrapó su boca en tórrido beso que los dejó a ambos jadeando y deseando más. Saboreo sus labios, exploro sus boca y reto a duelo a su legua. Deseaba más, deseaba devorarla, y tener su trasero apretando su entre pierna no ayudaba en nada. 

Zariana gimió, y el sonido lo obligó a separarse, no queria volver a sobrepasarse con ella, no podía volver a perder el control como en el lago. 

Ordenandole a su mente razonar, desidio devolverla a su asiento. Ella solo lo miró con diversión para después clavar su miraba en el bulto que sobresalía en sus pantalones. 

-parece que alguien quiere saludar - comentó con una risita tonta, cosa que lo hizo rodar los ojos. 

-por qué estaba en el parque sin una escolta? . - cuestionó en tono casual

-porque ya estoy grandecita 

-sabes a lo que me refiero - replicó fulminadola con la mirada. 

-tal ves hiba a encontrarme con un amante, pero tu tenías que interrumpir. - refunfuño como niña pequeña - aunque tu también estas guapo 

Aidan soltó un suspiro frustrado, era esa actitud lo que odia de ella, se comportaba como una mujer decerebrada y coqueta. Una mujer más de listones y saténes. 

Cuando Luis le había hablado de ella, deseo conocerla, pensó que porfin conocería a una mujer que sirviera para algo más que la cama y la cocina, pero ella lo había decepcionado en cada incuentro. Solo era otra mujer coqueta y materialesta. 

-y porque fuiste caminado, vives bastante lejos de Hady Park? - cuestiono sabiendo que no responderia a su pregunta anterior. 

-era un lindo día. 

-desde la mañana a estado a punto de llover. 

-¿me gusta la lluvia? - su afirmación sonó más como pregunta y logro colmar su paciencia. 

-eres una... 

La puerta siendo habierto le impidió continuar, el cochero carraspeo viéndolo incomodo y fue esa mirada lo que le recordó que aún tenía la camisa y chaleco abiertos y un problema entre las piernas. 

-tranquilo el no lo malpensara... Demasiado. - comento ella despreocupada. 

-¿que? 

-tu ¿me has visto? - cuestionó alzado la deja izquierda y señalándose a sí misma. - con este cuerpo de diosas griga que poseo, seria imposible tener la fiesta en silencio. 

Aidan agachó el rostro al sentir el calor subir por su cara, no lo podía creer, después de muchos años se volvía a sonrojar. 

-te estás sonrojado?. OH POR DIOS.! TE ESTÁ SONROJADO! - grito ella haciendo que el calor en su rostro fuera peor. 

Y es que no podía estar más de acuerdo con su afirmación, el cuerpo de zarina era digno de una diosa griega, afrodita sin duda le tendría envidea, sólo con mirarla tenía ganas de gemir, asi que si tuviera la oportunidad de tenerla.. si, no pordria ser una fiesta silenciosa. 

-vamos te invito a tomar lago caliente antes de que pesques una pulmonía. 

El no comento nada, se limitó a segura en silencio, la puerta fue habierta por una la misma joven que la acompañaba el otro día. Siguio a zarina en silencio hasta un salón de estilo egipcio bastante ostentoso. 

-mess traerá en seguida te caliente. 

-gracias. 

-no me agradezcas, si no fuera por ti, estaria bajo algún árbol en el parque en medio de esta lluvia. 

-cierto. 

Permanecieron en silencio, un silencio incomodo. No sabía que dicir o hacer, no se conocían realmente, y no tenían nada en común, más que el deseo. 

-entonces - dijeron al mismo tiempo para después, quedarsen en silencio una vez más 

-esto es estúpido, porque lo estamos haciendo? - bufó ella 

-no lo sé. - respondió el con una sonrisa. - cuéntame de tu vida

-mi vida - hablo pensativa viendo entrar a la doncella. - mi vida es Erick. - determinó una ves estuvieron solos de nuevo 

-Erick? - preguntó lo más suave que pudo. Los celos no eran buenos determinó 

-si Erick, no hay mucho más. 

-tiene que haber más - replicó más seco esta ves. 

-no, no lo hay. Mis padres murieron cuando yo era muy joven, no tengo mas familia y nunca me quedó en un lugar el tiempo suficiente para hacer amigos, asi que no, no hay nada más que Erick 

-y porque Erick si y los demás no? - pregunto esta ves con suavidad. De alguna manera sus palabras lo habían conmovido, nadie debía estar sólo. 

-tal vez porque el esta tan solo cómo yo. 

-le quieres? 

-le amo 

Se tomo un momento para digerir el regusto amargo que esas palabras le causaban, de pronto Caruso se le hacía un ser insoportable

-y porque no te has casado con el.? 

Ella lo miró como si estuviera loco por un momento antes de romper en carcajadas. 

-no lo amo de ese modo, es como mi hermano. 

-pero no lo es

-no, no lo es, pero yo elijo que lo sea. 

-claro 

Fue todo lo que digo pero en su interior una tormenta se desatada, no lo podia entender, las relaciones entre hombres y mujeres siempre venían acompañadas de un tinte sexual. Solo se salvaban las que compartían sangre. 

-La mia anima has visto... - de corto Erick en cuánto lo vio-excelencia, no sabía que nos honrraba con su presencia. 




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