Lo que un trato me dejo

11. Ataques de pánico

—¿Se fue la luz? — pregunte idiotamente mirando a todos lados.

Oh no Violett, es que de pronto todos los bombillos se quemaron.

—Está bien— escuche a Anne decir a mi lado—. Iré por unas velas.

Ninguno de los dos dijo nada, pero en menos de un minuto Jasper encendió la linterna de su teléfono haciendo que entrase un poco más de claridad en la habitación.

—¿Estas asustada? — pregunto alumbrándome la cara. Una vez confirmo que traía el rostro con pánico volvió hablar— Vaya... —rio por lo bajo sentándose donde segundos antes se encontraba su madre.

—No lo estoy, idiota— defendí intentando sonar tranquila— ¿Por qué lo estaría? — pregunte desviando la mirada a mis manos inquietas, ya había empezado a toquetearme con desespero.

No dijo nada, en cambio levanto sus manos en defensa aun manteniendo esa sonrisita. Tomo a Baxter en sus brazos, colocándolo sobre sus piernas con sumo cuidado de no lastimar su pata, con la mano libre se dedicó hacerle cariño en la cabeza.

Podía oír la fuerte lluvia caer afuera y los rayos parpadear por la ventana y gracias a ello mi pierna comenzó a temblar con inquietud. Después de unos varios segundos comencé a sentir que no podía respirar bien y sin pensarlo dos veces llevé mi pulgar a la boca intentando calmarme.

— ¿Qué te pasa? — pregunto el chico a mi lado cambiando su tono a uno mucho más preocupado

Tuve que tragar grueso cuando sentí mi boca seca.

¿Estaba teniendo un ataque de pánico?

Tenía mucho tiempo que esto no me sucedía. Tanto que había olvidado como se sentía.

—Yo... eh— respire hondo intentando buscar las palabras indicadas— .No puedo respirar— solté de pronto sintiendo mi pecho subir y bajar con desespero

—¿Violett que te pasa? — volvió a preguntar, ahora dejando a Baxter en el suelo.

Se arrodillo frente a mí, en busca de alguna explicación

Por favor Violett, no hagas una escena ahora.

Pero mi cuerpo me estaba traicionado.

—Agua, tráeme agua— pedí intentando encontrar una respiración más tranquila

Con la poca luz que había no podía fijarme en su expresión, pero una vez se levantó confirme que iba ir hacerlo.

Lo malo de eso, fue que el castaño se llevó su teléfono dejándome ahora si, en completa oscuridad.

Con las manos temblorosas saque mi celular del bolsillo para encender mi linterna, pero una vez presione la pantalla y esta no se encendió, entendí que me había quedado sin batería.

Maldecí por lo bajo.

Estaba sola y a oscuras teniendo un severo ataque de pánico. Por un momento desee estar en mi casa escuchando música demasiado fuerte para así poder ignorar el horrible sonido que hacían los truenos.

Con los ojos hecho cristales, la luz volvió alumbrando toda la casa y haciéndome suspirar. Termine pestañando varias veces intentando retener las lágrimas.

—Oh y yo traía esto —rio Anne desde las escaleras refiriéndose a las dos velas que reposaban en un pequeño plato de vidrio—. Da igual-—soplo ambas velas dejando el plato sobre la pequeña mesa.

Una vez su vista se fijó en mi cara, la sonrisa que traía se desvaneció por completo. Trague grueso bajando la mirada a mis manos totalmente avergonzada.

—¿Cariño, está bien? — pregunto la mujer acercándose a mí y colocando una de sus manos sobre mi espalda intentando calmarme.

— Si... sí, estoy bien— sonreí nerviosa, estando más que segura que aquello había salido como una mueca

—Aquí está el agua— intervino la voz de Jasper apareciendo en la escena.

Sin pensarlo mucho lo tome, casi arrebatándoselo de las manos para así comenzar a beber realmente rápido sintiendo las miradas de ambos.

—¿Vay te pasa algo? — volvió a preguntar una vez termine de beberme todo de un jalón.

¿Qué si me pasaba algo? Pues, puede que sí.

Quise responderle, pero un nuevo trueno realmente fuerte me interrumpió haciéndome ahora soltar las lágrimas que estuve reteniendo.

Tenía demasiada vergüenza por lo que estaba sucediendo, pero no podía controlarlo. Mis manos aun temblaban en mi regazo… Nunca me había visto tan vulnerable frente a Jasper y la primera impresión que le estaba dando a su madre no era probablemente la mejor.

La mujer a mi lado me dedico una sonrisa tranquila al mismo tiempo que secaba mis mejillas con sus finos y delgados dedos...

—Tranquila, ya va a pasar— aseguro de manera confidente.

Por un momento me había reconfortado su comentario hasta que la luz se volvió apagar.

Bien, vaya mierda.

Cerré mis ojos con fuerza intentando mantener la calma

—Cariño, enciende la linterna—pidió Anne haciendo que en un rápido movimiento su hijo lo hiciera—. Te haré un té— informo poniéndose de pie—. Jasper quédate con ella. Estaré en la cocina.

Apenas su madre se fue el castaño se volvió agachar quedado a mi altura. Estaba por decir algo hasta que un nuevo trueno se hizo presente haciéndome sollozar ridículamente.

—Muñequita— llamo, tomando mis manos temblorosas y dedicándome una sonrisa acogedora— No pasa nada.

Dando un largo suspiro decidí hablar

—Podrías…—comencé balbucear— Puede por favor...Es que yo...

—Para— pidió— Respira hondo ¿Si? — tomo mi mentón para así poder mirarme

Tuve que sollozar otra vez cuando no pude hacer lo que me pedía.

—Está bien, Vay. Ven— dicho eso, me abrazo.

Y no se cuánto tiempo estuvimos así, pero él no se alejó hasta que solté la última lagrima. Mi respiración, con los minutos volvió a ser normal y después de un rato la luz volvió.

— ¿Te sientes mejor? — pregunto Anne teniéndome la taza de té

Intente asentir lentamente y beberme el líquido que me había dado su madre.  Anne me sonrió con ternura, y después se dirigió a su hijo.

—¿Quieres que te lleve a casa? — pregunto el castaño, casi de inmediato

Quise responderle que sí, pero como si la vida quisiese joderme, la lluvia que estaba comenzando asesar volvió a sonar aún más fuerte




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