Las dos semanas pasaron muy rápido y tanto Lucas como Ani casi no se vieron ni hablaron intencionalmente. Ani no podía dejar de pensar en la conversación que tuvo con Tomás y trató de borrar cualquier rastro de sentimientos que pudiera tener por su amigo. Por otro lado, Lucas no dejaba de convencerse de que lo que le había hecho a Ani fue resultado de su estado etílico. Simplemente no había calculado bien y fue a parar “sin querer” a los dulces labios de Ani. Sí, eso era…..un accidente.
***
_Ani…..¿puedo pasar?_.
_Lucas…..claro, pasa_ Lucas había ido a despedirse de Ani. Estaba por ingresar a la Escuela Naval de Grumetes y pasaría mucho tiempo antes de que pudieran verse otra vez.
_¿Ya te vas?_ le preguntó Ani evitando mirarle a los ojos directamente.
_Sí, Antonio está esperándome para llevarme al aeropuerto_ le respondió con incomodidad Lucas.
_¿Cuándo vuelves?_ preguntó Ani solo para que no quedara entre ellos un silencio más incómodo aún.
_Debo permanecer internado en Quiriquina casi un año, Ani, tal como ocurrió con Esteban dos años atrás, ¿lo recuerdas?_ le dijo sin esperar respuesta de ella.
_Comprendo_ le dijo Ani bajando la mirada con visible tristeza por su partida. _Te extrañaré loquillo. Me harás mucha falta_ le confesó Ani sintiendo cómo se le licuaban los ojos.
_Ya lo creo que sí, mi preciosa Ani. ¿Con quién vas a practicar lucha libre o a ir de “cacería”? ¿Con quién vas a conversar esas largas tardes después de la escuela tomando un rico chocolate caliente a la orilla de la piscina? ¿Quién te va a ayudar a estudiar para tus materias? ¿Con quién vas a jugar naipes o ver películas los fines de semana?...._ le preguntaba retóricamente a Ani.
_Lo sé tonto. No me lo recuerdes. Espero que no dejes de escribirme y contarme cómo lo estás haciendo, ¿de acuerdo?_ le respondió tratando de bajar la tensión del momento.
_No sé si nos permitirán las comunicaciones, Ani, pero si nos autorizan, prometo escribirte_ le aseguró con entusiasmo.
_Solo….no me olvides ¿ya?_ le pidió Lucas con un tono de voz casi de súplica.
_Eso nunca_ le dijo Ani sabiendo que cumpliría esa promesa por siempre.
Lucas posó su frente sobre la de Ani y la miró con su hermoso rostro, su magnífico porte y sus maravillosos ojos verdes, tan típicos en los Müller. Ani acarició su cabellera rubia, aunque ya no tan frondosa debido al corte militar requerido por la institución, para luego terminar dándole un beso en una de sus mejillas y un abrazo fraternal.
_Debes irte. Mi papá te espera en el auto_ se soltó de él lentamente y le dio la espalda para evitar que éste la viera llorar.
_Mmm….. Cuídate, por favor, y nos vemos en un año, preciosa. ¡¡Deséame suerte!!_ le gritaba mientras se iba corriendo, esbozando una gran sonrisa que disimulaba muy bien la tristeza que sentía por dejar atrás a su familia, su casa y sobre todo a Ani. Todas esas preguntas que minutos atrás le había formulado a ella, no eran más que el reflejo de sus propias nostalgias. Era él el que más extrañaría la presencia de aquella chiquilla en su vida y un año……¡Por Dios que se le iba a hacer eterno!
Pero bueno…..siempre supo que así serían las cosas. Desde pequeño tenía claro que quería ser marino como su padre y abuelo. Tanto él como Esteban amaban el mar y deseaban seguir los pasos de sus antecesores y eso implicaba pasar lejos de casa, mar adentro por meses. Los niños Müller siempre vieron en su padre el honor de la resistencia. Permanecer lejos del hogar no era fácil. En tierra dejaba a su mujer y sus hijos por largas temporadas perdiéndose cumpleaños, festividades, y los muchos progresos que los niños lograban mientras crecían. Sin embargo, cuando llegaba a casa, todo el amor contenido por la lejanía lo repartía entre su familia y su familia con él. Era feliz en ambos lugares…en la tierra y en el mar.
Lucas quería experimentar lo mismo. La sensación de libertad y a la vez de insignificancia que da el estar ante la inmensidad de las aguas era difícil de describir. Quería vivirlo de primera mano y ahora, con la edad suficiente, podría empezar a forjarse un futuro en las Fuerzas Armadas. Todo iba de acuerdo al plan, excepto su corazón, que no dejaba de sentirse pesado por alguna razón.
***
Un año pasó desde Lucas se internó en la Escuela de Grumetes. Estaba a punto de volver a casa con el corazón lleno de ansiedad. Quería ver a su familia, a sus padres, a sus hermanos, a los trabajadores y en especial a Ani. ¿Estaría más linda? ¿Más alta? ¿Más mujer? ¿Lo habría extrañado todo ese año de ausencia? Sus ojos brillaban de solo pensarlo. Él sí extrañaba a su amiga del alma y aprovecharía cada día de sus vacaciones para compensar el tiempo perdido. Había muchas cosas que quería volver a hacer con ella…..claro que no contaba con un detalle…. Ani no estaba en casa.
***
_Me da gusto verte Ester, no sabes cuánto echaba de menos tus comidas. No hay nada como tus exquisitos platos_ se deshizo en halagos para su querida nana Ester y sus manos mágicas.
_¡Aww!, pero que tierno mi niño. Yo también te extrañé, por eso cociné para ti todos tus platos favoritos_ le dijo con cariño la tierna mujer que lo consideraba tan importante en su vida como un hijo más, al igual que a sus hermanos.