Habían pasado dos meses desde que Lucas se había ido. Ya había empezado sus estudios. Se había decidido por ser Auxiliar de Enfermería. No aspiraba a mucho. Si bien estudiar Medicina hubiera sido su primera opción, tenía claro que sus padres no podrían costear dicha carrera, por lo que optó por alguna que se relacionara, siendo ésta mucho más corta y mucho más económica.
Ani venía de una de sus clases vespertinas repasando en su mente los puntos a exponer en la disertación que tendría al otro día cuando de pronto un sonido la volvió a la realidad. Un mensaje le había llegado. Se asustó en vista de la hora que era porque casi siempre una llamada o mensaje tarde, es sinónimo de que algo malo pasó. Y esta vez parecía ser una de esas veces.
El mensaje, aparentemente una imagen, provenía de un número desconocido. Al principio se vio tentada a borrarlo sin abrirlo, pero cuando estaba a punto de hacerlo, le llegó otro mensaje que le decía “No lo borres sin abrirlo. Si lo haces, me encargaré de reenviártelo mil veces hasta que lo abras.”
El mensaje era aterrador. Le dio mucho miedo porque se dio cuenta de que alguien estaba observándola atenta a todos sus movimientos y supiera a la perfección lo que estaba haciendo.
Cuando abrió la imagen, sus ojos se desorbitaron. No podía creer lo que estaba viendo. Lágrimas brotaban sin control y se deslizaban por sus mejillas, que del impacto estaban pálidas como un papel. Era una imagen de su padre Antonio en una situación absolutamente comprometedora. Estaba en el asiento trasero del automóvil que usualmente conducía como chofer de la familia. Estaba aparentemente abrazando y besando a una mujer ligera de ropas, igual a como él estaba. Se notaba que la mujer era la que había tomado la foto, quizás a modo de recuerdo, vaya uno a saber.
Ani miró hacia todos lados como esperando encontrar a quien le había enviado semejante abominación. Buscaba a la mujer de la imagen, pero no la encontró. Estaba sola. Sus piernas temblaban sin control al igual que el resto de su cuerpo. Su temperatura corporal descendió abruptamente y se sintió a punto de desfallecer. Caminó sin saber cómo en dirección a su casa tratando de procesar lo que sus ojos habían visto. Miles de preguntas asaltaban su mente mientras su pecho se apretaba como si un montón de personas se le hubieran arrojado encima.
“Esto no puede ser cierto”, se decía. “Papá nunca haría algo así”. Pero la imagen….. la imagen parecía tan real. “¿Por qué hizo eso? ¿Acaso ya no ama a mamá? No puedo creerlo. Siempre los he visto tan enamorados. No…no entiendo. ¿Será su amante o será alguna prostituta? No, no, no…da lo mismo si es la una o la otra, el asunto es que ¡¡le puso los cuernos a mamá y eso no se lo puedo perdonar!!”.
En ese instante sus piernas ya no resistieron más, cayó al suelo de rodillas y no podía dejar de llorar. Su mente estaba ida al igual que su mirada…. De golpe un sonido vuelve a llevarla a la realidad. Era otro mensaje y este resultó tener doble propósito. Quien quiera que se lo había enviado estaba disfrutando de llevarla hasta el límite de la angustia.
“Linda foto, ¿verdad, Ani? ¿Te gustó mi sorpresa? Tu padre sin duda se ve que está disfrutando del momento, ¿no lo crees? Fue toda una casualidad encontrarme con él en tan comprometedora situación, pero ya ves como son las cosas. El destino a veces nos aplasta y otras nos acaricia con dulzura. Seguramente tu madre y tus patrones estarían muy contrariados al ver esta imagen. Tu familia se iría al carajo y el trabajo que tus padres han tenido toda una vida en esa casa no sería más que un triste recuerdo, ya que los Müller no toleran esa clase de comportamiento vergonzoso entre sus trabajadores.
Ahora dime…….¿Qué estarías dispuesta a hacer para hacer desaparecer esta fotografía?”
Ani estaba en shock. Nunca se imaginó que en segundos su vida se destruiría de esa forma por alguien tan maquiavélico como aquel que la estaba amenazando a través de esos mensajes. Sabía, sin temor a equivocarse, que ese alguien era Tomás. Quién más que él podría tener ese grado de maldad. Y si a eso se le suma el dolor del rechazo, podía estar segura que se lo iba a cobrar.
Aterrada llamó al número que seguía apareciendo en su pantalla como “desconocido”. Estaba dispuesta a averiguar qué se proponía Tomás con todo eso.
_¿Qué es lo que pretendes, maldito infeliz?_ le preguntó Ani con todo el odio del mundo y a su vez presa del pánico que se esmeraba por ocultar.
_No me imaginé que respondieras tan rápido mi querida Ani, aunque suponía que descubrirías quién te estaba enviando el mensaje_ le dijo Tomás con sarcasmo.
_¡Que me digas qué es lo que te propones!_ le gritó Ani con furia.
_Ani, Ani, Ani…..ya sabes lo que quiero, pero sé que no aceptarás estar a mi lado. Por eso solo me conformo con que vengas a mi casa y voluntariamente me permitas besar tus labios solo una vez. Un precio bastante bajo por ocultar la infidelidad de tu padre, ¿no crees? Estoy seguro que después de ello tu opinión respecto a mi cambiará y terminarás por amarme. Solo te pido que me des una oportunidad. Si no lo haces, juro por Dios que esa foto llegará a donde no debe. ¿Queda claro, “preciosa”?_ le advirtió Tomás llamándola de la misma manera en que sabía que Lucas la llamaba en la intimidad_. Te diré pronto cuándo será nuestro encuentro. Lo estaré esperando con ansias_ Luego le cortó sin dejar siquiera que Ani le dijera una palabra.