Prologo

Y ahí estaban 12 niños situados en el  parque, cada uno con características físicas y mentales diferentes, la pequeña niña de nombre Margaret sentada a lado de Damian después se encontraba sentada Aida y alado de esta estaba Ashley, enseguida de ella se sentaron Marcos, Romina, Mónica, Tyler, James, Ethan, Amelia y Connor. Todos se miraban curiosos y pensativos de lo que estaban a punto de hacer nadie se atrevía a dar el primer paso, tenían miedo de lo que pasaría o tal vez ¿era curiosidad?

 -Ya basta – dijo Ethan, el mayor de todos ellos – yo seré el primero – dijo mientras extendía su brazo hacia delante en forma de puño – promete siempre ser leal a este grupo

Y al parecer el dio una buena iniciativa porque en seguida Damian extendió su brazo.

-Prometo siempre apoyar a este grupo – dijo mientras mantenía una sonrisa triunfadora

-Prometo nunca lastimar a este grupo – dijo la pequeña Ashely estirando su delgado brazo, la primera mujer que se atrevió a hablar.

-Prometo no cambiar a este grupo por nada en el mundo – dijo Romina mientras extendía su brazo tímidamente

-Prometo confiar siempre en este grupo – dijo Tyler extendiendo su brazo con demasiada confianza

-Prometo ser una persona confiable para este grupo – dijo Amelia para que posteriormente uniera su brazo junto a los demás

-Prometo … el pequeño Connor piensa en cuál sería la promesa para el grupo, decidido estira su mano, decidido a que cumplirá lo que diría - prometo primero amistad antes que amor

Esa fue una promesa un poco apresurada ya que los pequeños no conocían la amistad, así que ¿Cómo sabrían lo que era amor?

-Prometo ser una persona que daría todo por este grupo – dijo Margaret estirando su pequeño brazo al centro

-Prometo siempre luchar por este grupo – dijo james de un manera no muy segura de lo que dijo ya que todos ya habían dicho lo que él quería decir

-Prometo desvelarme o dar la vida por este grupo – dijo Aida arrepintiéndose de lo que acababa de decir, así que solo se dedicó a estirar su brazo

-Prometo nunca enojarme con este grupo – dijo Mónica extendiendo su brazo, ella era la última de los 12 que faltaba por estirar su mano.

Ahí se encontraban 12 niños con sus manos estiradas mirándose para ver cuando lo dirían.

-1,2,3 – dijo Damian y en ese preciso instante todos dijeron : “Prometemos sobre todo siempre estar juntos y nunca separarnos”. En ese momento todos levantaron sus manos al cielo. Se miraban unos a otros con sonrisas en sus caras. Sabiendo que recién hicieron promesas que pronto se cumplirían en reglas para los doce, sin saber que esas promesas convertidas en reglas no solo daban inicio a su amistad si no que pronto se convertirían en su martirio.