Abril 2008, Feria estatal del sur de California
Una par de amigos de escasos 19 años corrían y saltaban entre la multitud para poder subir a los juegos pues los dos disfrutaban de este tipo de atracciones y sentir la adrenalina recorrer sus cuerpos.
— Summer ¿A qué juego nos subimos ahora? — pregunto Samuel a la chica hermosa que había invitado está noche.
— Quiero velocidad Sam, ándale porfa — pidió como si una niña pequeña fuera lo que lo hizo reír fuertemente.
— Mira hay mucha fila para la montaña rusa, pero ¿Qué te parece si vamos a la rueda de la fortuna y después cuando se baje la fila vamos al juego? — Summer hizo un puchero, pero al final aceptó, aunque no sabía del plan oculto de su buen amigo y de quién estaba secretamente enamorada.
— Bueno, pero vamos después ¿Vale?
— Vale pequeña — sonrió y tomo su mano para formarse en la rueda lo que la hizo sonrojar y ponerse algo nerviosa — te encantará la vista.
— Donde sea que me lleves yo lo disfruto — ambos esperaron su turno hasta que por fin pudieron conseguir un lugar y el juego comenzó a moverse.
— El cielo hoy se ve llevo de estrellas — dijo Samuel acariciando la mano de Summer, si piel era tan delicada y suave que no podía evitar querer tocarla cada que podía.
— Si, es sumamente hermoso — respondió mirando al cielo, las caricias de Sam le estaban haciendo sentir mariposas en el estómago. Era algo sin igual y ella disfrutaba tanto se ellas, pero le daba mucha vergüenza que el pensara que era algo aventada por lo que siempre lo trato como uno más de sus amigos.
— Summer...
—¿Sí? — ambos voltearon al mismo tiempo y sus miradas se conectaron en ese instante, por un momento todo se congeló y lo demás a su alrededor desapareció.
— Me gustas Summer — Samuel fue el primero en hablar, ya no quería ocultar más lo que sentía por ella. La quería solo para él, la deseaba solo para él, que su música tocará para él pues podía notar como muchos jóvenes empezaban a fijarse en ella y tenía temor de perderla.
— Yo... — Summer se quedó en shock ante la revelación de Sam, no supo que decir o cómo reaccionar. A ella también le gustaba y jamás le cruzo por la mente que el sintiera lo mismo — Ta... También me gustas Samuel — el chico sonrió y saco una pulsera de su bolsillo.
— Desde que te vi tocar ese día en el teatro te quedaste impregnado en mi ser y mi corazón — tomo la pulsera, la abrió y la puso en su muñeca — estoy enamorado de ti Summer Park.
La chica no tenía palabras, sus ojos se llenaron de lágrimas y justo cuando llegaron a la cúspide del juego y vieron la ciudad como brillaba a la luz de la luna escucho la pregunta que tanto había deseado escuchar del hombre a quien amara algún día.
— ¿Quieres ser mi novia Summer? — pregunto con cierta timidez pues no sabía si ella lo rechazaría aun sabiendo sus sentimientos.
— Es mi mayor sueño Sam — la chica sonrió y le dio un beso en la mejilla.
— Entonces ¿Es un sí?
— Claro que sí — Samuel suspiro, tomo su rostro entre sus manos y observo con detenimiento cada parte de este.
— Te quiero mucho Summer — dijo sin reparos y la beso.
Summer quería responder, pero antes de eso él ya tenía sus labios pegados a los de ella, aunque no era su primer beso era el más puro y sincero que alguna vez le hubiesen dado. Los dos se dejaron llevar por el movimiento de sus bocas sin importarles lo demás. Se separaron después de un tiempo y ambos guardaron en su memoria este instante donde, en una rueda de la fortuna los dos declararon su amor a los 4 vientos y prometieron estar juntos por siempre.
— Este... Hump — el hombre encargado carraspeo interrumpiendo la atmósfera romántico se esté par de enamorados — Es hora de bajar chicos hay bastante fila.
— Oh si, lo sentimos — dijeron ambos al mismo tiempo bajando tomados de las manos y riendo mientras corrían a la siguiente atracción.
— Lo prometiste Sam, vamos a la montaña rusa — dijo Summer emocionada.
— Lo que diga el amor de mi vida — respondió abrazándola por los hombros.
Summer se carcajeo levemente — apenas llevamos dos minutos de novios y ¿Ya soy el amor de tu vida?
— Lo eres desde que tocaste esa pieza musical Summer, y cuando me ayudaste a pasar música, materia en la que soy un asco — la chica río más fuerte y recordó los momentos que habían tenido en estos casi 10 meses de conocerse.
— ¡Valla! No esperaba algo así cariño
— Cariño... Me encanta como suena — se detuvo y volvió a besar sus delicados labios, aquellos a los cuales se estaba haciendo adicto — pero si es cierto Summer quedé impactado contigo desde ese día de verano y ahora agregaré está noche a mi lista de "Días más increíbles en la vida de Samuel Martínez"
Summer no dejaba de reír ante las ocurrencias de su amor, le estaba enseñando tantas cosas entre ellas a hablar español y comer chile.
Llegaron a la fila de la montaña y por suerte había pocas personas.
— ¡Samuel, Summer! — escucharon una voz algo chillona provenir de no muy lejos. Ambos voltearon y vieron a Mitzy, una amiga de la infancia de Samuel. Era alta, rubia, ojos azules y de un cuerpo bastante escultural; la típica chica americana que podría ser Modelo.
— Mitzy hola — dijeron la dos y vieron a un chico afroamericano bastante atractivo que la acompañaba y los dos supusieron que era su pareja o cita.
— ¿Que hacen aquí? Esteban y yo vinimos a disfrutar de la feria — respondió sin dejar de quitar su mirada de Samuel, acción que no pasó desapercibida por Summer, pero no dijo nada.
— Bueno, estamos en una cita y esta bella mujer ya es mi novia — respondió Samuel abrazando más a Summer lo que la hizo sonreír.