Vida universitaria
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Angelic
Luego del fiasco de la estación de trenes dormí todo el viaje. Demian me despertó unas paradas antes de llegar y mi cuerpo dolía. Porque abre inventado dormir con mis piernas encima suyo ahora mi espalda pedía a gritos una visita al quiropráctico. Duque me acompañó durmiendo todo el viaje y cuando bajamos continuó durmiendo lo cual me asusto y si nos pasamos de dosis y mi pobre cachorro se fue al cielo de los perros. Mis dudas fueron calladas cuando Demian abrió la jaula y verificó que Duque estuviera respirando y si efectivamente el flojo de mi mascota sólo estaba durmiendo. Al salir de la estación tomamos un taxi hacia el apartamento que compartiríamos a partir de hoy. Los nervios estaban a flor de piel, pero supe como disimularlos, al igual que Demian que seguía en su postura fría.
– ¿Demian vas a abrazarme o volverás a ser frío cual refrigerador? – lo mire cruzada de brazos. Tenía algo de frío por lo cual quería que me abrazara, pero el parecía estar perdido en sus pensamientos. Creo que la culpa la tengo yo cuando vi a Nicolás en la estación. No me dolió verlo lo cual me causó emoción, pero mis nervios me traicionaron y unas lágrimas traicioneras se alojaron en mis ojos. Quizá aún duela ver a mi ex novio con su actual novia por la cual me dejó. Es algo normal, pero me odie porque Demian me vio así. No negaré que me estaba empezando a enamorar del chico que me estaba rodeando con sus brazos. Sentía muchas veces impulsos por besarle, pero no podía aún no somos novios y en mi mente quería poder decir tengo un novio universitario.
– ¿en qué piensas pequeña? – hasta me enamoran sus apodos. Debo dejar de leer tantas novelas románticas o terminaré destilando dulces por los poros.
– en lo bien que se siente estar entre tus brazos – me acomode mejor en su pecho estaba algo incómoda en el taxi.
– ¿te gusta estar en mis brazos? – pregunto no pudiendo esconder su sonrisa.
– pensé que la curiosa era yo – cambié el sentido de la conversación para no quedar más en evidencia de lo que ya estaba – ¿cuánto falta? – estábamos en ese taxi hace más de quince minutos y yo ya quería salir a estirar las piernas.
– estamos a unas cuadras – veía el recinto de edificios grandes y personas haciendo ejercicio o paseando a sus perros. Este lugar no es nada parecido a Portland espero no me cueste tanto adaptarme. Continúe mirando el camino hasta que el taxi paro frente a un edificio no muy grande recuerdo que Demian me dijo que el edificio cuenta con diez apartamentos los cuales son bastante grandes y para nosotros dos nos quedara enorme. Pensé que sería mejor que sea grande así cuando venga Bai de visita tiene donde quedarse. Aunque dudo mucho que quiera alojarse en nuestro apartamento teniendo a su novio que vive en el mismo edificio con un apartamento de lujo para el solo. Los papas de Alec le regalaron el apartamento amueblado y ya listo para que se mudara trayendo todas sus cosas. En cambio, nosotros habíamos venido unas semanas antes de que empezaran las clases. Teníamos que arreglar el apartamento y acomodar nuestras cosas aun me sorprendía que mis padres me dejaran venir sin protestar a Boston con Demian tal vez es porque queda cerca de casa y no estoy del otro lado del país.
Bajamos en cuanto Demian le pago al taxista Duque aun dormía y yo miraba el edificio que teníamos en frente. Tome un par de maletas mientras entraba al recibidor del edificio donde se supone esta el portero para ver quien llega y quien no para dejarlo subir. Tocamos la campanita que esta sobre la mesa y de una puerta sale un hombre alto canoso que parece estar entrando en sus cincuenta. Nos sonríe y pregunta si somos los nuevos inquilinos del apartamento A-4. Demian asiente y el portero nos deja subir ayudándonos a cargar con nuestras maletas el ascensor subimos hasta el cuarto piso. Las puertas del ascensor se abren para que podamos salir con todas las maletas el pasillo a nuestro apartamento está bien iluminado y cuelgan algunas pinturas de frutas. El color blanco de la puerta llamo mi atención ante esta estaban en color plateado pegadas las siglas A-4 que identificaban nuestro nuevo lugar para vivir.
Abrimos la puerta entrando primero las maletas luego a Duque lo dejamos en el suelo abriendo su jaula, pero él seguía durmiendo. Cerramos la puerta tras nosotros y me tire encima de Demian abrasándolo al fin estábamos en Boston lejos de Liz de Nicolás y las miradas acusatorias de todos en el pueblo. Podría decirse que ahora me siento libre o puede ser que las emociones estén a flor de piel y me esté comportando como una loca. Demian comenzó a reírse cuando nos caímos al suelo no me canso de decirlo amo cuando se ríe. Me abrazo rodando conmigo por el vacío apartamento hasta que escuchamos unos ladridos.
– el príncipe se despertó de su siesta – Duque le empezó a lamer la cara a Demian que se reía por las cosquillas que esto le causaba. Aproveche su distracción para hacerle cosquillas en la panza, pero parece que no las tiene por qué no se retorció ni nada por el estilo atrapo mis muñecas para luego girar y quedar encima de mí con una sonrisa maliciosa. El comenzó a hacerme cosquillas como yo minutos antes, pero yo me retorcía cual gusano de tierra bajo Demian. Mis risas revotaban en cada rincón del apartamento sentía que en cualquier momento me haría pipí de tanto reírme por lo que tuve que pedirle a Demian que parara.
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Editado: 29.04.2020