Los Bendecidos

40. Familia

 

DOS AÑOS DESPUES:

Hoy es el cumpleaños número 12 de Emilia, Mimi, nuestra hija mayor.

Emilia llegó a nuestras vidas cuando Octavio tenía seis meses, no pensamos que lo haría tan pronto pero ¿Cuándo las cosas sucedieron con normalidad a nuestro alrededor?

Sabíamos que no se volvería a repetir un embarazo, las posibilidades eran demasiado bajas, pero queríamos volver a ser padres y decidimos que en lugar de hacer tratamientos de fertilidad queríamos darle la posibilidad a niños que no tuvieran la suerte de estar con sus familias biológicas. Decidimos iniciar los trámites de adopción cuando Octavio aún era un bebe de pocos meses porque éramos muy consciente de lo lento que suele ser el proceso de adopción en Argentina.

Para sorpresa de todos a dos meses de iniciado el proceso, recibimos la llamada del juzgado que al parecer el juez encargado de nuestro legajo había decidido que resultábamos ser la familia perfecta para una niña. No podíamos creerlo, había sido todo demasiado rápido y nosotros aun adaptándonos a Octavio. Estábamos muy asustados, no voy a mentir.

Finalmente íbamos a conocerla, esa mañana habíamos dejado a Octavio con sus padrinos, Pablo y Belén, y fuimos directo al hogar de niños de Triwe. Voy a sincerarme, tenía miedo. Sabía que la niña que conoceríamos tenía diez años y una vida dura, muy dura. Pero mi miedo no eran los desafíos, tampoco era su edad. Tenía miedo de no poder amarla como lo hice con Octavio, a quien amé con locura en el segundo en el que lo apoyaron sobre mi piel desnuda. Llegamos al hogar tomados de la mano y entre todos los niños la reconocí al instante, no sé cómo, pero supe que esa niña tímida sentada en el cantero del patio era nuestra Emilia. Una celadora nos acompañó hasta ella y cuando la niña levantó sus bonitos ojos negros y los fijo en los míos, todos mis miedos desaparecieron. Ame a esa niña con locura en ese mismo instante.

El primer año fue todo un desafío, lo sigue siendo, porque ser madre es un desafío constante, pero Emilia traía su propia mochila, un pasado difícil cargado de situaciones que ningún niño debería vivir. Pero creo que estamos haciendo un buen trabajo, Emi es una niña feliz, amable y amorosa, no podríamos estar más orgullosos de ella.

Venimos planeando este cumpleaños hace tres meses y déjenme decirles que estoy agotada, pero el solo hecho de ver su alegría es suficiente para nosotros.

Isidora había venido a ayudarme con la decoración, en realidad la había hecho ella, lo mío son las letras no las manualidades. Doménico estaba en la sala entreteniendo a Octavio y escuchando sobre el nuevo amor de la vida de su nieta.

Si, dije su nieta. Es extraño, lo sé. Pero mis hijos decidieron que además de Carmen y Jorge, Doménico e Isi fueran sus abuelos y ¿Saben qué? Para mí es hermoso. Todavía recuerdo cuando varias madres de la escuela vinieron a preguntarme como podía ser que Emilia tuviera un abuelo párroco ¿Cómo podía ser posible? ¿Metidas? Tal vez, pero en Los Bendecidos uno se acostumbra a la curiosidad de las personas.

Isi y Doménico se trasformaron en dos pilares muy importantes en mi vida. Isidora es una madre para mí, nunca reemplazara a la mía, nadie lo hizo ni siquiera mi abuela, pero estuvo a mi lado en el embarazo. En cada estudio que debía hacerme, si Fausto no podía acompañarme, allí estaba Isi. Ella me ayudó cada vez que me frustraba por no poder amamantar, si me dormía con Octavio en brazos era ella quien lo sostenía. En fin, todas esas cosas que supongo hacen las madres ¿no? Sé que Isi es ese ángel que mi tía Eleonora dejó para que me cuidara y estaré eternamente agradecida por eso. En cuanto a Doménico... Si pudiera elegir un padre, elegiría uno como él. Es fácil hablarle, contarle mis miedos, mis inseguridades y también es fácil quedarme dormida en su hombro cuando miramos películas y el agotamiento de la maternidad me gana. No sé, adoro a ese hombre.

Finalmente, las amigas de Emi habían llegado, Fausto recibía a los papás y a la familia mientras B con su enorme barriga de siete meses, y pasos torpes, me ayuda a colocar todas las cosas dulces que le había regalado a "su sobrina favorita"

— ¿Perdón? — la voz finita de Érica sonó a nuestras espaldas— ¿Me estas traicionando con la tía Belén? — exclamó exageradamente cuando Mimi abrazaba a B.

— ¡Madrina! — mi hija corrió a los brazos de la rubia que con poco esfuerzo la levanto.

— ¿Cómo te sentís? — le pregunté a mi mejor amiga dejando a Érica y a Emi cargosearse.

— Cansada, cada vez se me hace más difícil estar en la pastelería y cada vez Pablo se pone más pesado...

— Esta preocupado y con razón amiga... ya deberías ceder un poco de responsabilidad. El pastelero que contrataste es excelente, además solo será por un tiempo.

Belén suspiro, sé que no le gusta que le digan lo que tiene que hacer, pero esta vez no es por ella. Ahora tiene que cuidarse por Amadeo.

— Siempre del lado de Pablo vos...— comentó poniendo los ojos en blanco.

— Es que mi cuñada me adora...— agregó el chico rodeando el vientre de mi amiga.

Dejé un beso en la mejilla de ambos y me fui a buscar a Octavio para poder cambiarlo.

Doménico me acompañó al cuarto y charlábamos tranquilamente mientras hacía malabares para que Octavio dejará de jugar con el abuelo.



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En el texto hay: fantasmas, paranormal, romance

Editado: 11.01.2022

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