Los caminos que salen de Roma (poesía)

XVIII. Todo lo que tocas

No te niego,

pero confieso.

Fuiste tú mi más grave

y grande error que cometí.

Lo sabes.

Ello te entristece,

te aflige y te acompleja.

Te acobarda.

Déjame decirte que esa frustración

no es lo peor

que te puede pasar.

Ya me entiendes.

Que de sobra también sabes

que provocas esa sensación

en todo aquel

que se atreve a tocarte.

A acercarse lo suficiente.

He de decirte que,

si haces daño,

fue porque el amor

no fue ingrediente en tu fundición,

que si tergiversas

es porque no has conocido otra cosa.

Odias y manipulas,

como si la fila de sacrificios humanos

nunca fuera a terminar.

Porque te comparas con dioses,

y solo me recuerdas al de los salvajes,

esos que no clamaban al hombre

más que sangre.

Sí. Yo ya lo entiendo.

Es eso por lo que lloras.

No tienes la capacidad

para retener nada

que rivalice con tu egoísmo.

Es eso lo que te pasa,

que todo lo que tocas

se convierte en mierda.



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En el texto hay: poesia, amor, relatos cortos

Editado: 26.09.2024

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