Los colores del alma|lg(b)tq+

Capítulo 06 : Por primera vez en tus brazos.

ADVERTENCIA: Este capítulo puede contener, diálogo (+ 18) y sexo, se recomienda discreción. Si eres un lector al cual no le gusta leer este tipo de escenas te dejaré estos asteriscos (***) Para que sepas donde comienza y donde termina la escena, para que puedas seguir leyendo tranquiamente, tqm, continuemos.

 

—Nada, Alex.—lo miré un segundo para abandonar sus ojos cristalizados.

—Ven, que te curaré—Tomó mi mano y fuimos a su habitación.

Recargado en la madera de su cama, y el frente a mi con un par de cremas, algodones, y remedios caseros.

Alex, era un chico afectuoso, dedicado y además muy ardiente, tenerlo cerca de mi, me hacía olvidar el mundo a mi alrededor.

—¿Me cuentas que te pasó?—Dice serio dando pequeños toques alrededor de mi ojo.
—¿Te parece si mejor me quitas la verdad de los labios con tus besos?—Dije en alguna forma seductora, por lo menos así sonaba en mi cabeza como debería seducir a un chico.

Alex, sonrió y regresó su mirada a lo que estaba haciendo.
—Me parece un plan Perfecto..—Volvió a sonreír y besó mis labios por un segundo.
—Vuelve a hacerlo por que me encantó que lo hicieras.—Dije.
—Parece que mi novio está muy meloso hoy ¿No es así?—Dice dedicando su tiempo a curar el golpe en mi rostro.
—No, Es solo que ... pensé en lo que dijiste esta mañana y... —Lo pensé un segundo mientras que el quiso adivinar lo que quería decir.

—¡Y lo harás! ¿No es así amor mío? —Dice y se sube encima de mis piernas, abrazando mi cuello, y tirando todo a su alrededor.

El brillo de alegría que tenía Alex, era inspirador.

Mis ojos mantuvieron los suyos por un minuto y baje la mirada, sus manos comenzaron a bajar por mi pecho. En forma de desilusión.

—Me llené de miedo, Alex. —Dije con un nudo en mi garganta— me dio tanto miedo en que nadie nos acepte y que pueda perderte de alguna manera.

Me miró conmovido pero sin embargo no dijo nada.
—No quiero perderte, has sido la mejor cosa que me ha pasado en la puta vida. Y quiero hacerte feliz, pero cada vez que lo propones pienso en los riesgos y en las consecuencias. Qué tal si por salir al mundo, alguien te hace daño o mi padre...

—Está bien amor, yo lo entiendo—Bajó la mirada— No volveré a insistir... yo se que no podemos ir tomados de la mano en la calle sin sentir miedo de los demás.

—Sólo abrázame ¿quieres?—Dije.

***


Sus manos vuelven a mi cuerpo con tanta delicadeza y tanta pasión, que lo acerco a mi y comienzo a besarlo.

Tomó de sus muslos y lo aprieto hacia mi.Quería sentirlo tan cerca de mi...

Se quitó la camisa dejando ver su pecho bronceado, no por la playa es más que obvio, pero su tono de piel era tan perfecto para mi.

Bese su torso, haciendo un camino de besos a sus orejas. 
—Eres lo que más quiero en esta vida.
Sonrió travieso y sus manos se metieron dentro de mi pantalón apretando mi dulce amigo.

Lo miré y mordí su labio inferior. Esta era la cuarta vez que intentábamos estar juntos, y nunca lo habíamos conseguido.

Fuimos despidiendo prenda tras prenda como en otras ocasiones, y en cuanto estaba sobre él, me detuve, y el solo asintió.

Haz lo hoy y lo que tenga que pasar, que las consecuencias nos culpen mañana por la mañana.—Dice y me empuja para quedar sobre mi, toma mi amigo y lo introduce en él.

—¡Oh Dios!—Solté aire al sentir que Alex subía y bajaba sobre mi.

Movimientos lentos, por nuestra primera vez, pero era tan excitante, mis manos se colocaron en sus caderas y lo ayudaban a moverse mejor. Me sorprendía la fuerza de Alex al soportar mi miembro dentro de su recto. 
Ir al infierno nunca se había sentido tan bien—Dije en un susurro. Y Alex comenzó a reír.

—Tienes razón. —Gimió y comenzó a moverse más rápido.

Lo único que podía escuchar era nuestros suspiros, respiraciones y gozos.

Bese sus labios, para encontrar un equilibrio, y poder callar sus pequeños gemidos que me hacían hervir de pasión por dentro. Nuestros cuerpos llenos de sudor y temblorosos cayeron rendidos entre las sábanas blancas de la cama.

***


—Mi culo arde como el infierno.—Dice y me abraza.
—Estuviste maravilloso—Sonreí— mañana no podrás sentarte.
—Estoy seguro que un poco de hielo bastará.
—O una silla de ruedas puede compensarlo. Fuiste todo un salvaje.— besé sus labios.

La mañana nos apareció y antes de que Alex despertara, tomé mis cosas y me marché a casa, sé que tendría problemas si mi padre no me encontraba ahí.

A pesar de maravilla de noche que tuve, no puedo evitar sentirme avergonzado por no haberle contado a Alex que fue mi padre el que me dejó el rostro así, o siquiera que mi padre no sabe que soy homosexual.

Temo que algún día se entere y me mate a golpes, la sola imagen me tortura.

—Te amo, Alex. Pero no sé si algún día me atreva a decirle a mi padre...

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.