Un par de días después.
Estuve en casa toda la tarde hasta que la noche cayó. Estaba en mi habitación terminando algunas tareas pendientes. Desde aquí escuchaba el llanto de mi padre quién estaba borracho. Siempre lloraba por mamá cuando las copas se le subían de más.
No pude continuar más escuchando su llanto. Así que cerré mi libreta y tomé mi chamarra para salir.
Bajé las escaleras y miré a mi padre en la pequeña sala tirado en el suelo junto a la chimenea y bebiendo de la botella.
Junto a él le acompañaba una fotografía de mamá.
Si mi padre hubiera sido un poco más compasivo conmigo hubiera ido a él y abrazarlo. Pero mi padre siempre ha sido muy duro conmigo. Así que solo lo evité y proseguí.
Caminé hasta el departamento de Alex, para pasar tiempo con él, pero terminé tocando su puerta más de veinte minutos y nadie abrió, supuse que salió con los chicos o algo así.
Caminé de vuelta a casa, y vi que la cafetería donde había visto por primera vez a Joanne estaba abierta.
Me acerqué por la ventana a ver y vi que estaba con una sonrisa tomando órdenes a diferentes mesas. Me pregunto ¿Por qué siendo tan joven pasa toda la tarde trabajando? Es decir, Joanne tiene solo diecisiete años, aquí en Londres es muy raro ver a una chica tan joven trabajar.
Me pierdo viéndola un par de minutos, está llena de sonrisas, y buenas vibras, tanto empeño en todo lo que hace. Ahora me doy cuenta por que tiene a todos intrigados.
—Vaya, Jackson. No imaginaba que estuvieras aquí a esta hora. —Dice una voz a mi costado.
Me giro y veo a Robert a mi costado mirando también a Joanne por la ventana.
Cuando mencionó la hora, miré mi reloj en la muñeca y me di cuenta que eran las once y media de la noche. Y el sentimiento de admiración me inunda, es decir día a día Joanne asiste a la escuela de 7 de la mañana a 2 de la tarde y luego pasa toda la tarde trabajando aquí hasta tarde. Sí ya es tarde y aún hay gente eso quiere decir que Joanne trabaja hasta más noche y luego duerme unas horas para asistir de nuevo a la preparatoria.
—Es una chica que deja callado a cualquier hombre ¿No es así? —Dice Robert mirando aún a Joanne.
Me sumo de hombros sin saber que decir.
Él solo ríe leve.
—Exacto—Dice refiriéndose a que me quedé callado.
Él frío se asentaba en mis huesos, y solo de imaginar cómo estaba vestida Joanne me daba más frío. Traía un vestido sobre las rodillas, desde mi lugar se podía ver lo pálidas que sus piernas lucían por el frío, pero eso no le quitaba esa sonrisa del rostro.
—Pensé que estabas intentándolo con Mery. —Digo haciendo referencia por lo que dijo de Joanne.
—El hecho de que haya elogiado a Joanne de esa manera no significa que me atraiga o me guste. Estoy reconociendo mi admiración por su personalidad, es muy raro ver a alguien con ese entusiasmo aquí. —Me mira.
—Sí creo que tienes razón.
—Ven vamos...—Dice empujando la puerta de la cafetería— O nos moriremos de frío afuera.
Lo seguí entrando detrás de él.
Nos sentamos en una mesa pegada a la ventana.
—Pide lo que quieras, esta vez yo invito. —Me dice y lo miro.
Reí.
—¿A caso piensas que no tengo dinero?
Robert sonríe.
—Algo así de otra forma no hubieras estado más de diez minutos mirando a Joanne en el frío antes de que me acercara.
—En lo absoluto, estaba buscando a Alex.
—¿Durante más de diez minutos? —Ríe.
—¿Estás tratando de decir algo? —Lo miro.
Él sonríe.
—Hola chicos ¿Qué hacen aquí tan tarde? —Saludó Joanne con una gran sonrisa y algo sorpresiva.
Ambos sonreímos.
—Estábamos buscando a Alex en su departamento, pero no estaba así que decidimos venir un rato. —Dice Robert.
¿Así que estábamos?
—Ya veo, no he visto a Alex desde la preparatoria. —Dice
—Veo que tienes mucho trabajo aún—Digo y ella me mira con una sonrisa.
—Algo así, hoy fue un día muy bueno. —Sonríe
—¿Hasta qué hora sales? Joanne. —Pregunta Robert.
—En una hora, sólo que a veces salgo un poco más tarde por que los clientes suelen quedarse un poco más.
—Eso debe ser agotador. —Dice Robert
—Sí, bueno muchas veces. —Sonríe— más que nada cuando son fines de semana.
—Entiendo.
—Lo siento, no he tomado sus órdenes, que tonta ¿Qué van a pedir, chicos?
Me quedé callado pensando en todo, yo nunca había escuchado algo así de Robert, es decir su admiración por Joanne, incluso me hace sentirme igual que el respecto a Joanne.
—Yo quiero un café negro, Joanne...Hmmm ¿Y tú Jackson?
Los miré a ambos y miré hacia la ventana.
—Supongo que quiero un Café latte.
—¿Algún postre que lo acompañe?
Negué.
—Una dona de chocolate, por favor. —Dice Robert
—En un momento regreso con sus cafés chicos.
Una vez que Joanne se fue, Robert me miró serio y algo preocupado.
—Te vez algo afectado por algo.
—Para nada.
—¿Seguro?
Lo miré.
—Dime ¿Irás a la fiesta de Jimmy? —Pregunté completamente cambiando de tema.
—Por supuesto. ¿Tu irás?
—Lo he estado pensando.
—¿Y eso? A ti te gusta ir a las fiestas.
—Sí, tienes razón, solo que Jimmy me ha pedido que lleve a Joanne.
—Vaya... pensé que Jimmy estaba detrás de Jess.
—Y lo está.
—¿Entonces?
—Jimmy quiere que Joanne vaya porque eso haría que todos hablaran de su fiesta en la preparatoria. Joanne le atrae a la mayoría de la preparatoria.
—Y ¿Tú que piensas?
—No lo sé. Siento que es mala idea que Jimmy considere a Joanne para una fiesta solo porque todos hablaran de su fiesta.
Robert me mira y asiente.
—Además, quiere que yo la lleve.
—Eso está bien ¿No? Eres el único de nosotros que no ha tenido novia. Quizá eso pueda ser el comienzo de un romance o una buena amistad.