LOS CONDENADOS
1.0
EL DESPERTAR DE LA MALDAD.
Los fuertes rayos saliendo del horizonte dando paso aun nuevo dìa que egoista intentaban con sus fuerzas traspasar los gruesos troncos de aquel bosque, querían alcanzarlo con su cálido resplandor, de forma desesperada esquivaba cualquier objeto, el conejo blanco siento víctima de aquel cazador huía escondiéndose tras lo que se posara frente a el causando en Edward un poco de diversión advirtiendo sobe sus labios aquellos colmillos blanco marfil, que el sería una presa fácil
Edward…-
La seriedad con la que se imponía aquella mujer hizo detener el juego al joven cazador, ella comprendía las intenciones de su hijo al llevar a la pequeña bola de pelos blanca a casa, los ojos azul brillante le vieron con reproche
No debes hacer eso… no es correcto-
Ella se inclinó lo suficiente para llegar a la altura del menor, con una pequeña sonrisa acomodo aquellas fibras de cabello rubio hacia su espalda mirándole, extendió sus brazos a un niño quejumbroso que se aferraba a ella
Si no podemos cazar animales….entonces… ¿los humanos tal vez? ellos son igual de…-
La sonrisa tan hermosa en sus finos labios se borró por completo, apretó los brazos de su hijo incrédula, lo vio de forma seria y quizá hasta molesta
Por qué dices eso-
El dolor de aquel agarre solo le dio al niño la sensación de que había cometido el peor de los errores
Nada…- el suave susurro de decepción y miedo le hicieron terminar de ocultar su secreto- solo es curiosidad… hablan tanto sobre ellos y suena tan mágicos… - miro sus pequeñas manos- suenan tan similares… pero
Los finos dedos de su madre se posaron sobre sus labios –hablaremos de este tema en otro momento –
Vio alejarse a su madre de forma seria, una vez solo saca aquel pañuelo de uno de los bolsillos del pantalón, la curiosidad era su más grande y peor enemiga, olfateo aquel pañuelo, el dulce aroma empezaba a desvanecerse, recordaba con claridad, la sonrisa de aquel humano, tal común… tal iguales en aspecto, la idea en su mente de los humanos como alimento poco a poco se desvaneció
Tenemos grandes problemas –
Las grandes puertas de madera se habrían a la par de aquella hermosa mujer, siendo recibida por un grupo de hombres armados, podía sentirse la oscuridad tensión en el pesado aire
¿Que está ocurriendo Aude?- los delgados brazos de la chica se aferraron a los de su marido-
Mi hermano… amenaza con destruir a los humanos – mordió de forma ligera su labio inferior-
Las pocas personas allegadas quedaron el silencio, aquello solo significaba problemas o incluso el final de aquel clan
Pero… el trato…-
El maldito nos traiciono –el tono de voz de los demás no se hizo esperar en murmullos-
Cálmense!... no es momento de que entren en pánico, debemos pensar que hacer para evitar una tragedia… debemos remedir este maldito caos- la voz de su líder le hizo entrar en razón-
-
Soplaba de forma persistente sus manos irritadas por tallar las prendas de sus hermanos en aquel hermoso y tranquilo lago, la roca donde tallaba no ayudaba en nada tampoco, de forma orgullosa sonrió de ver mucho más limpias aquellas prendas, gustaba de meter sus pies o incluso bañarse ante la soledad de aquella propiedad, el silencio y aquella mirada gélida dirigida hacia ella de entre aquellos árboles que majestuosamente cubrían alrededor de todo rayo solar, buscaba acercarse tan cauteloso como se lo permitiera su habilidad, ella pudo reconocerlo tan fácilmente y con una amplia sonrisa le regañaba por estar oculto
¡Tu! ¿Acaso espías?-
La sorpresa del grito sonoro de aquella chica le hizo señalarse a el mismo para corroborar que era a el quien a quien se dirigía
¿Yo..?- los nervios de punta sobre su piel, al ver cómo sin miedo alguno ella se acercaba casi al punto sentirse el siendo asechado, sintió su espacio amenazado alejándose un poco-
¿Cómo sigues? – ella detuvo sus pasos al ver como se retiraba- oye… no voy a morderte sabes…- una pequeña mueca en forma de sonrisa adorno sus labios-
Él estudiaba aquellas facciones, era realmente bonita, sus ganas de acercarse fueron interrumpidas por el grito feroz de diferentes voces que solo lograron interrumpir a una despistada Katryna
Son!... unos idiotaaaaas! – alzaba sus brazos con las manos en puños- por su culpa se fue… lo asustaron