Ya era de noche cuando arribamos a aquella ciudad, totalmente dormida, oscura y desolada, era poco más que un pueblo grande pero ya era considerado una ciudad por la cantidad de personas que habitaban el lugar, Mateo condujo por las calles donde solo pudimos notar un puñado de autos y personas, hasta que finalmente nos acercamos a un conjunto de edificios de ladrillos llenos de grafitis, y basura por las calles, la clase de sitio que tu madre te prohíbe visitar aunque fuera de día.
—esta Ariana ¿ qué es lo que sabe ? .
— supongo que en el tiempo que me fui ha logrado recolectar información nueva, pero básicamente es lo que yo era, un "Venator" un cazador, solíamos trabajar juntos, ella, su hermana, mi padre y yo.
— ¿porque dejaste de ser un cazador? ¿ porque solo dedicarte a limpiar y dar medicamentos a los enfermos?— cuestione confusa, para mi la vida de cazador parecía más emocionante.
— no quiero hablar de eso ahora, lo importante es que llegamos, y veremos que es lo que sabe y que vamos a hacer contigo.
—¿hacer conmigo? Ni que fuera un florero, solo necesito saber que soy y como pararlo.
— no creo que tu condición se pueda " parar"— dijo mientras hacía las comillas con sus dedos y me daba un sonrisa de medio lado que me aceleró un poco el corazón.
Si, está bien, lo admito, el me gustaba, y mucho, pero no era el momento para pensar en eso, debía averiguar cómo detener todo esto que me pasaba, mis hermanos no podían pasar su vida huyendo conmigo, además, ¿ cómo rayos huyes de un planeta ?.
Mateo bajo del auto y yo desperté a mis hermanos suavemente.
— hey, niños, arriba, ya llegamos— les dije mientras los movía un poco con mis manos.
Ambos niños despertaron y se frotaron los ojos para eliminar el sueño, baje del auto y baje a los niños, tome a cada uno con una mano, Mateo tomó su arma y ajustó algunos cuchillos de su pantalón, por delante de nosotros subió al edificio frente a nosotros que no tenía la puerta de entrada cerrada, curioso, en un lugar como estos se debía usar toda la seguridad posible si se quería conservar las pertenencias.
Caminamos detrás de él un par de pisos, las paredes estaban mohosas y el olor no era agradable, Ulas se tomó la nariz en señal de asco y eso me hizo sonreír, llegamos al 3er piso y al final del pasillo había un puerta de madera con el número 37, aunque el 7 estaba doblado un poco hacia la derecha.
Mateo camino hacia ella mientras yo me quedé con mis hermanos en la salida de las escaleras, no quería arriesgarme a dejarlos solos y mucho menos ir con Mateo ya que quizá Ariana como su padre intentaría matarlo, este tocó la puerta y espero unos segundo hasta que una chica de quizá la misma edad de Mateo abrio la puerta, cliché, era rubia, y sus ropas negras se ajustaban perfectamente a sus curvas sin dejas nada a la imaginación, porsupuesto, tenía que ser bella, el bichito de los celos estaba picandome de nuevo.
—¿ que diablos haces aquí? — pregunto la rubia.
— necesito tu ayuda.
Un risa sarcástica abandonó su garganta.
— claro, y tambien puedes pasar y comer galletitas con chispas de chocolate— intento cerrar la puerta en la cara de Mateo pero este uso su mano para detenerla.
— por favor, no se donde ir, necesitamos saber más sobre la salvadora que buscan los adoradores de pangea— mateo intento que la rubia le escuchara.
—¿ necesitamos?
Mateo volvió la vista hacia nosotros, y la rubia miró en nuestra dirección, mirándome de arriba a abajo, a lo cual levanté mi mentón y corregi mi postura, quizá yo no era rubia, pero no era fea, y no dejaría que nadie me hiciera sentir menos.
— claro, traes a tu nueva novia, y ahora eres niñera, y planeas que te de información así tan simple después de lo que me hiciste— pregunto crédula.
— no es mi novia— auch
Si, eso dolió, y no se entiendo porque, de igual forma no podía esperar que la señorita sarcástica se dignara a ayudarnos, tome la mano de Amel y le pase la de Ulas, camine hacia adelante decidida, el enojo aflorando dentro de mi ser, estaba cansada, hambrienta, y en extremo angustiada como para soportar tonterías de una rubia con complejos de superioridad.
Mis ojos se tornaron negros, mi cabello oscureció, mis garras emergieron al igual que mis dientes, mi piel se tornó pálida y el ambiente comenzó a enfriarse, la temperatura descendió drásticamente que incluso note el aliento de Mateo y la rubia un segundo antes de tomarla por el cuello, pegarla a la pared contigua y subirla un poco hasta que sus pies quedaron colgando.
— escúchame bien, estoy cansada, tenemos hambre, no entiendo aún que mierda esta pasando, pero puedo matarte justo ahora con solo apretar los dedos, vas a ayudarnos AHORA!! — reclame con mi voz que se tornó oscura y grave haciéndola temblar y asentir frenéticamente a mi petición.
Abrí mi mano a lo cual ella cayó al suelo tosiendo mientras tomaba su garganta y daba enormes bocanadas de aire intentando llenar sus pulmones, respire profundo, un par de veces, intentando calmar mis nervios que estaban a flor de piel, Mateo puso su mano en mi hombro lo que me hizo voltear rápidamente, sus ojos, ¿ cómo podían ser tan azules? Tomo mis manos y me miró directamente.
— respira, preciosa, tranquila.
Preciosa, ¿preciosa? Si, me dijo preciosa, dios, moriré ahora, y moriré feliz, mis ojos volvieron a la normalidad, mis dientes y garras se retrajeron, mi cabello y piel regresaron a su estado original seguido de una sonrisa que escapó de mis labios sin intención, Mateo estaba despertando sentimientos en mi, sentimientos imposibles de ignorar, pero debía hacerlo, mis prioridades debían ser siempre la seguridad de mis hermanos.
Gire mi vista hacia ellos, Amel había levantado a Ulas en brazos y lo abrazaba fuerte impidiendo que viera mi transformación, quizá tenía 12 años pero Amel podía ser muy maduro, fue una buena idea que Ulas no me viera así, no quería que me tuviera miedo, no podría soportar algo así.
— entren ya, no quiero que los vecinos se den cuenta que tienes un puto demonio de novia— hablo la rubia mirándome con asco y entrando a su departamento rápidamente.
Mateo y yo nos miramos un segundo donde me sonrió consoladoramente y se dirigió hacia el apartamento al mismo tiempo que yo le hacía señas a Amel para que se acercaran, tome a Ulas en brazos y entramos al lugar cerrando la puerta detrás de nosotros.
— creo que Carmen puede ser la persona que mencionan los adoradores, no estoy seguro, pero ella puede transformarse en demonio, y puede controlar a los protectores— inicio Mateo mientras nos sentábamos en un pequeño y viejo sofá.
— ¿ dónde la encontraste?— hablo la rubia que se había sentado en una silla frente a nosotros.
— trabajaba para ella, cuidando de su hermano, tiene cáncer.
— entonces.. — lo instó a seguir con la historia.
— su hermano tenía un carnicero dentro, me di cuenta cuando mencionó al rey oscuro, intenté hacer un exorcismo...
—¿ que? ¿Tu solo? ¿ acaso estás loco? ¿ cómo es que lo conseguiste? — sin dejarlo terminar lo lleno de preguntas.
No quise intervenir en la conversación, me interesaba más saber que información podía darnos la rubia.
— no lo hice, de algún modo Carmen pudo controlar al carnicero, se conectaron y entraron en un bucle temporal, ella lo hizo salir y lo apuñaló con una daga de pangea.
—¿ una daga de pangea? Solo una persona en este país tiene una ¿qué hiciste para que te la diera?.
— mate a un susurrador.
— y?.. ¿ en dónde está tu padre ahora? .
— muerto.
— y supongo que tu novia lo mató— dijo mirándome con desprecio.
— no es mi novia.
— no soy su novia
Dijimos al unísono, mirándonos un segundo y sonriendo al mismo tiempo.
— si claro.— hablo la rubia, dándonos a entender que no le interesaba si era verdad o mentira.
— a ver si entendí, trabajabas para ella, luego resulta que el enano tiene un carnicero dentro y ella lo hizo salir y lo apuñaló con la daga?, así sin más, ella solita pudo con un carnicero— su voz era incrédula.
— pues si, básicamente, ella solo se transformo, no se como paso, solo lo hizo, cuando vi que no era una posesión, fue cuando recordé las escrituras de pangea, y fui a buscar a mi padre, pero estaba muerto, tenía un parasido dentro, y nos atacó un protector, Carmen se encargó de el, luego vinimos aquí.
Mateo explicó mis últimos días en frases tan cortas que me sorprendió todo lo que nos pasó es un par de días, mi vida y la de mis hermanos había cambiado tan drásticamente que no podía creerlo, el no mencionó el hecho de que el carnicero mató a mis padres, ni que yo casi mató a mi hermano la primera vez que me transforme, quizá sentía un poco de pena por mi.
Ariana se levantó de la silla y fue a la cocina, regresando con una enorme bolsa de pan dulce y una jarra de jugo de naranja, Amel y Ulas se abalanzaron sobre ella como si fuera un dulce gigante, mis pobres hermanos llevaban ya muchas hora sin comer y yo no había hecho nada para remediarlo, ¿ cómo podía ser tan descuidada?.
— wow!! Despacio enanos, hay para todos— replico riéndose la rubia.
Tome uno al igual que Mateo y agradecí por ello, quizá no me agradaba pero tampoco podía ser malagradecia ¿ o si? Bueno el hecho es que agradecí la comida, no me había dado cuenta que mi estómago ardía del hambre que tenía.
— ok!! Los últimos meses los adoradores han estado con más actividad de lo usual, se han reunido cada semana, incluso 2 y 3 veces, en cada reunión se escucha que se acerca la salvadora, la que los reunirá con su amada pangea, los idiotas siguen creyendo que pangea es una diosa, el rey oscuro ha visitado las reuniones constantemente, prometiendo que pangea los reunirá con sus seres queridos, que ella es capaz de regresarlos a la vida.
— ¿ el rey oscuro? ¿ está aquí? — pregunto preocupado Mateo.
— si, esta dentro de uno de los lideres de los adoradores, usa su influencia para hacerlos creer que pangea es una diosa y que puede traer a los muertos de regreso, pangea solo crea demonios, y esos estupidos creen cuentos baratos, debería matarlos a todos, pero son demasiados, algunos carniceros custodian las entradas de los lugares donde se reúnen.
— si mal no recuerdo, la salvadora es una hija de ambos planetas, ¿ cómo es que pudo aparecer una persona como Carmen? Los demonios no pueden reproducirse, al menos eso creo.
— error, los adoradores llevan años intentando crear a alguien como ella, usan a mujeres fuertes, jóvenes, puras, vírgenes, y el rey oscuro está sexualmente con ellas, usando un portador claro está, intentando crear una criatura que sea parte humana parte demonio, pero los fetos jamás se desarrollan, los abortan al poco tiempo de su Concepción, y lo que sale , no lo creerías, son criaturas deformes, sin ojos, solo una hendidura por boca cual gusanos.
— ¿ están intentando crear un híbrido? Sin ayuda de pangea .
— exacto, por eso creo que han fracasado, el rey oscuro no puede dar vida, solo pangea puede hacerlo, si pangea no es la madre, no es posible crear al híbrido.
—un segundo, ¿ pangea la madre? Es decir que ¿ soy hija de un planeta? No lo entiendo, mis padres eran humanos, ¿ cómo es que soy... lo que sea que soy? — pregunte totalmente irritada, toda esta información me estaba carcomiendo por dentro, era demasiado que asimilar en una noche, no podía entender como es que podía convertirme en un demonio y seguir siendo humana.
— no tengo idea, quizá pangea te puso en el vientre de tu madre, o quizá naciste allá y fuiste enviada por una puerta, yo que se— expreso la rubia restandole importancia a mi presencia— la cosa es que últimamente el rey oscuro ha estado más desesperado en crear un híbrido, pero no entiendo como es que no sabe que ya existe uno.
— esta bien, basta, mis hermanos necesitan descansar y nosotros también, mañana podemos seguir con la clase de demonología, ¿tienes alguna cama extra? — pregunte mientras me levantaba del sofá y tomaba a mis hermanos de las manos.
— claro, segunda puerta a la derecha— respondió la rubia.
Me dirigí hasta el lugar indicado y abrí la puerta, era un pequeño cuarto de invitados con una cama individual en ella, no creo que entraríamos los tres allí, pero la prioridad era mis hermanos.
— a ver, los dos a dormir ya, mañana es un nuevo día pero hoy deben descansar.
Ambos asintieron con los ojitos pesados por el cansancio, Mateo entró al cuarto con un bolso haciéndome entender que debía revisar a Ulas, después de unos minutos me hizo saber que estaba todo extrañamente normal, al parecer Ulas estaba bien, pero era necesario hacerle unos exámenes al día siguiente para comprobar su salud, ¿de dónde sacaría dinero para eso? No traía mucho efectivo y estaba segura que los exámenes de Ulas eran costosos.
Los arrope a ambos en la cama y seguido salí de la habitación hacia la sala, quizá podía dormir un poco en el sofá, al llegar pude ver a Mateo sentado con su cabeza entre las manos y los codos apoyados en las rodillas, la rubia no estaba en ningún lado así que supuse se fue a la cama.
— hey— llame su atención mientras me sentaba a su lado.
— hey.
— deberías descansar, quieres que te traiga una manta, en la habitación de invitados vi varias apiladas.
— ¿ dónde dormirás tu?
— con mis hermanos, de seguro cabemos los tres — sonreí un poco para restarle importancia.
— ¿ cómo estás? — se que se refería a mi cabeza, de seguro sabía exactamente que mi pobre cerebro intentaba procesar demasiada información en muy poco tiempo, asimilar todo aquello era difícil pero creo que podía controlar mi ansiedad.
— estoy bien, mejor que tu almenos— bromee un poco, ya que estaba segura el estaba mucho más lastimado que yo.
Sonrió de lado, dándome un pequeño infarto con su sonrisa, se quedó viendo mis ojos unos segundo y luego agrego.
— en eso tienes razón, preciosa, estás mejor que yo— ¿ qué? Estaba coqueteando conmigo, no podía creerlo, no quise seguirle el juego, realmente sentía que no había cavidad para el amor en mi vida cuando intentaba mantenerme a mi y a mis hermanos con vida, así que solo sonreí y me levante del sofá de camino a donde estaban Amel y Ulas.
Al entrar al cuarto pude sonreír más grande, estos sentimientos no podía negarlos toda la vida, llenaban cada espacio de mi corazón, y estaba segura que Mateo podía notarlos, mis expresiones muchas veces me delataban, es por eso que era terriblemente mala diciendo mentiras, constantemente mis padres podían darse cuenta cuando mentía así que un día solo dejé de intentarlo, no tenia caso de igual forma terminaban descubriéndose, pero si sabia que Mateo podía leerme con facilidad y sabia que sus comentarios me hacían sonrojar.
Solo negué e intente dejar esos pensamientos de lado recordándome que no era el momento para ello, debía descubir como es que podía transformarme, como era posible que yo fuera una hibrida, si mis padres eran humanos, al igual que mis hermanos, además jamás noté algún indicio de mi condición antes de lo de Ulas, todo debía tener una explicación, de algún modo iba a descubrirlo, y así quizá podía empezar a entender el enrollo que se había vuelto mi vida, aún tenía millones de preguntas sin resolver, ¿ porque el rey oscuro quería crear un híbrido por su cuenta? ¿ cómo detener a pangea? O quizá ¿ cómo huir de ella? Estaba segura que vendría por mi, y para cuando llegara el día, debía estar lista, así que mi último pensamiento antes de quedarme dormida en el suelo junto a la cama donde dormían mis hermanos era que debía hacer que Mateo me enseñara a pelear, no bastaba que al transformarme tuviera más fuerza y velocidad, nada de eso importaría si me enfrentaba a una creadora de demonios, debía poder defenderme mejor, aunque no es cierto, mi último pensamiento y con lo que soñé toda la noche fueron unos enormes ojos azules, así que me permití nadar en ellos hasta el amanecer.