Los demonios del ayer.

6.- Una cueva en la noche

           Irina y Alma completaban el grupo que comenzó a cabalgar hacia el sudoeste. Eran dos bellas chicas, de unos 20 años, Irina llevaba el pelo largo y rubio, regaban sus hombros como un manantial dorado, su piel era tersa y sus ojos almendrados coronaban una bella obra de arte, vestía liviana su armadura de cuero y pieles, y cargaba una lanza en su espalda, Alma por su parte se veía mucho más ruda, usaba una pintura de guerra en su rostro, pero entre ella se podían notar sus hermosas pecas de pelirroja, el cabello corto y sus ojos verdes cerraban el cuadro de la despampanante guerrera, a su cinto la espada y en su espalda un escudo de madera, los hombros cubiertos por metálicas protecciones amarrada a una cota de pieles vestían su bien formado cuerpo, el cual a cada tanto Isaac no podía dejar de mirar.

—Cuidado muchacho —mencionó Eleadan de pronto —cualquiera de ellas podría asesinarte en cualquier momento —le miró con una sonrisa que buscaba burlarse de sus lascivos pensamientos.

—Pero —tartamudeó de nervios —¿po.. po .. por qué dices eso?

—Tranquilo chico —rio el elfo —son hermosas, y son grandes aliadas, solo trata de no ofenderlas.

—No pretendo hacerlo —dijo fulminado por el rubor.

 

        Cabalgaron todo el primer día casi sin descanso, y casi ya anocheciendo encontraron una pequeña cueva que parecía ser una buena guarida, hicieron una fogata, Irina y Alma se ofrecieron para ir a tratar de cazar algo, salieron riendo y hablando entre ellas de la cueva mientras los hombres desensillaban y alimentaban a los caballos.

 

—¿Cómo estás? —preguntó Morwyn al muchacho que le daba unas manzanas a Álagos.

—Preocupado, ansioso, nervioso, en fin, es una mezcla de sentimientos.

—Si tu madre está con ellos la recuperaremos, si la tiene Sagal la mantendrá viva para atraerte, de todas maneras, en estos momentos creo que estás más en peligro tu que ella.

—Gracias por las buenas noticias —interrumpió Meldor pasando por el lado para sentarse cerca del fuego.

—Vamos, lo digo para que esté más tranquilo con respecto a su madre —replicó Morwyn.

—Poniéndolo nervioso con respecto a su vida misma —dijo Meldor con el ceño fruncido —Bah, muchacho, quiero que tengas claro que te mantendremos a ti y a tu madre a salvo, te lo juro por mi hacha.

—Porque hacen todo esto por mí, no lo entiendo. —pregunto el chico mirándolos.

—Bueno muchacho —dijo Meldor —eres uno de los nuestros ya a esta altura, y yo cuido a los míos, bueno y Morwyn estaba en deuda con tu padre, y a las chicas les encanta ir donde haya posibilidad de luchar —remató riendo.

— De verdad se los… —lo interrumpió Eleadan en ese momento antes de que terminara la frase.

—Deja de agradecer muchacho —le dio un palmetazo en la espalda – somos tus compañeros ahora, y algún día harás lo mismo por nosotros, así funciona la vida.

 

      el trio de hombres sacaron unas cervezas y empezaron a beber al lado del fuego, reían y hablaban de mujeres y de batallas del pasado, mientras tanto Isaac pensaba en su madre y en cómo había cambiado su vida en tan corto tiempo, como la suerte o el destino lo había arrastrado a conocer a estas personas que ya empezaban a parecer familia.

 

     En estos pensamientos estaba cuando escucho un ruido fuera de la cueva, pensó que podían ser Irina y Alma así que decidió salir a echarles una mano, después de todo talvez venían muy cargadas con la caza, pero al salir el horror lo encontró de frente. Un oso de unos 3 metros estaba afuera, y el oso lo vio a él también al salir de la cueva, dando un gran rugido se acercó corriendo al muchacho quien en su temor corrió hacia el otro lado tratando de poner distancia entre él y la bestia, pero su velocidad no fue suficiente, sintió   el ardor del zarpazo en las costillas y si bien no lo había tomado de lleno, era suficiente para tirarlo de costado a tierra, se volteó en el suelo y vio como la bestia se alzaba en dos patas para volverlo a atacar, iba a morir, en ese preciso instante, ni siquiera llevaba un día completo en la intención de rescatar a su madre y moriría destrozado por las garras de un hambriento animal, pero aún no era tiempo, y no se encontraba solo, la lanza de Irina paso desde un costado clavándose en el brazo derecho del oso, este rugió por el dolor y buscó a quien le había asestado el golpe, en ese instante Alma saltó entre Isaac y el oso gritándole con furia, como intentando intimidarlo, pero la garra izquierda del animal no dudo en atacarla, con un rápido movimiento puso su escudo para frenar su intento, el oso grito nuevamente, algo lo había vuelto a herir, el animal le dio la espalda a Isaac y alma, ahí pudieron notar que dos flechas se le habían incrustado en el lomo, flechas que venían obviamente desde el arco de su élfico amigo, el oso avanzó hacia Eleadan con dificultad por la lanza que aún llevaba clavada en uno de sus brazos, en ese instante Meldor salió de la oscuridad por el lado izquierdo del oso propinándole una embestida que mando al enorme animal al piso, Morwyn con el objetivo ya tendido solo tuvo que clavar su espada en su cuello para que la lucha finalizara.




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