Los Demonios Mentales (libro 1)

Capítulo 5

Capítulo 5

 

“Una idea brillante”

 

Miraba la guitarra y no podía creerlo.

La tenía en mis manos y todo era gracias a una persona: Rosa, mi abuela. La única a la que consideraba que me prestaba atención además de Melody.

Me senté en la cama y se me llenaron de lágrimas los ojos. Sentí que mi corazón latía fuerte y todas esas ganas de llorar se iban apoderando de mí, pero no sabía porque razón:

¿Por qué me surgían ganas de llorar? ¿Por felicidad o tristeza?

Creo que me voy a decidir por las dos.

Una pequeña lágrima salió por mi ojo izquierdo y yo sonreí cuando la sentí. Quizás me haga bien llorar, para descargar todo lo que quiero sacar dentro de mí, es una gran ayuda.

Luego sentí que de mi otro ojo derecho salía otra lágrima y entonces pensé en secármelas rápidamente para no llorar tanto.

Cuando lo hice, tome mi guitarra y la apoyé en mi pecho.

Comencé a hacer algunas notas que me salían un poco desparejas, pero eso no importaba, lo importante era sentirlas.

Me lastimé algunos dedos por no usar la púa y usar los dedos, pero quería sentir las cuerdas de verdad. Intenté memorizar alguna melodía que hacía con la guitarra virtual de la computadora, pero no había caso…

Definitivamente no era lo mismo.

Me reí, porque solo me salían intentos de melodías desparejas. Tendría que ir a aprender. Puse algunos tutoriales de personas de internet que se filmaban explicando muchas cosas acerca de la guitarra. Debo admitir que algunas me sirvieron, pero necesitaba sacarme las dudas, con una persona de verdad…

¡Clases de guitarra! Pero… ¿cómo las iba a pagar? No lo sé, tendría que pedirle a mamá, y decirle que mi deseo es aprender a tocar la guitarra y tendría que pagarme al menos unos meses de clases, para aprender lo básico.

Estuve casi todo el día hasta las once de la noche encerrado en mi habitación con la guitarra. Ya bostezaba tratando de aprender un poco y a veces en el intento, me salía una melodía un poco “linda”, pero luego se hacía algo feo y sin ritmo.

Dejé apoyada en la pared la guitarra, y cada vez que la miraba sonreía. Una guitarra, me sacaba una sonrisa. Con ella podría hacer tantas cosas, mi vida podía cambiar tanto y eso yo quería que pasara.

Vivía todos los días algo de lo que ya a mi edad estaba cansado. Siempre es lo mismo y aunque no estuviera enfermo, tuviera casa, me aburría de esto. Quiero que mi vida cambie en algo que yo desee en mi vida, en algo que quiera. Quiero tener un propósito.

Quiero que la gente me tome de en serio, quiero que me conozcan, quiero expresar muchas ideas de mi cabeza, quiero que todo sea distinto. En conclusión, quiero importar.

Pero mis esperanzas se pierden cuando intento pensar diferente, pienso que nunca mi vida va a cambiar de la forma que yo quiero. Pienso que cuando crezca voy a trabajar de una de esas cosas habituales de personas grandes y ahí me voy a quedar, solamente con recuerdos de mis deseos.

En la vida me siento invisible, lo sé, para mis compañeros y para las demás personas, hasta para mis padres.

Veo a las jóvenes de mi edad, que son diferentes… Son alegres, no tienen miedo a nada, que salen con sus amigos, que llevan una vida normal (por lo que parece) ¿Y yo? Ya entiendo a veces porque se ríen de mí.

Odio ser diferente. Algunas personas, dicen que está bien, pero yo prefería ser igual que los demás pero ser feliz. Hasta siento que mi hermana es como todas las personas y yo no.

¿Por qué? Me cepillé los dientes, como todas las noches, y antes de dormir me quedé leyendo un libro para no dar tantas vueltas en la cama.

Mientras leía, agarré los auriculares y empecé a escuchar música. Mi mente estaba concentrada en dos cosas:

La guitarra nueva y en mi sueño de ser músico.

Mordí mi labio inferior, y era algo que siempre me había quedado por pensar. Yo no me veía estudiando en una universidad tantos años, para recibirme e ir a trabajar de algo que elegí porque tenía que elegir algo, solamente porque mis padres querían que estudie y relativamente lo que sería normal que haga.

Seria infeliz toda mi vida.

Como la vida es una sola, tengo que hacer algo que me guste para no vivir amargado, pero ¿cómo hacía para comenzar a cantar con una sola guitarra?

También por desgracia no tenía ni siquiera tenía un amigo o amiga para formar una banda. Hice una mueca, y dejé el libro apoyado en mi cama para poder pensar mejor mientras la canción seguía avanzando.

Pensé y pensé.

Mi mente vagaba en un montón de cosas, pero nada importante para mí. Cuando clavé la mirada en mi notebook que estaba sobre mi escritorio apagada… algo se me vino en mente.

Internet…

Videos…  Youtube…

Se me vino en mente enseguida una idea. Como yo soy “Una persona rara” y nadie en mi familia sabe que deseo tanto ser cantante, no puedo ir a bares a presentarme todavía con una guitarra, para que nadie me preste atención o quizás se reían de mí.



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En el texto hay: depresion, drama, juvenil adulto

Editado: 02.12.2024

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