Los Deseos De Adelin

4.

Se viene maratónnnnnnnn :b pendiente, hoy subo dos capítulos o más si me animo xd.

🎵Counting stars.

🎵Counting stars

🖋️🖋️🖋️

Salud.

𝑨𝒅𝒆𝒍𝒊𝒏.

La castaña parpadea con los labios entreabiertos.

—¿Cómo que poniéndote el cacho con...? —niega— Pero... ¿cómo? ¿Cuándo? Llevan meses y... no, él te quiere, ustedes se quieren.

Mira el vidrio que está al lado de la puerta, dónde se halla mi novio con su mejor amigo.

—Es que el otro día fuimos a cine, salió por un momento y me dejó el móvil. Lo fui a buscar y un mensaje de Astrid le llegó.

—¿Era algo pervertido?

—No—arrugo las cejas—pero a ver, ¿por qué no me lo contó? Además, le cambió la contraseña.

—¿Al móvil?

—Si.

—Gilipollas.

Se acomoda las gafas antes de volverse hacía mí.

—Odio decir esto, pero, no creo que te engañe. Sin embargo, si lo sientes así, solo hay una forma de saberlo.

—Me da miedo la reacción que tenga si le pregunto, ¿y si cree que no lo quiero?

—No va a creer eso—gira los ojos— pero, si no quieres preguntarle directamente a él, aprovecha este sábado para sacarle la verdad a Patrick.

Eso tiene sentido.

—Flynn no te contará nada, porque él es muy leal a tu novio, pero Patrick... bueno, un buen incentivo y te soltará toda la sopa.

Asiento.

—Vale—se levanta dejándome un beso en la coronilla— escríbeme si necesitas refuerzos, estaré pendiente hasta las ocho, mi cuerpo de anciana no me deja trasnochar.

—Cuídate.

Se va y mi novio entra al salón para hablar conmigo, pero no me atrevo a decirle nada de lo que me guardo, opto por seguirle el consejo a Breeana y esperar hasta el sábado para hablar con Patrick, que luce mucho mejor.

Varios días pasan y en cuanto entro a química solo hablo con la castaña e intercambio un par de palabras con Paul, pero a Miles no lo determino. No es como si fuera el centro de mi atención, ni mucho menos y sé que no me deberían afectar sus palabras, pese a eso, lo hace.

El sábado por la mañana juego con el lápiz contra mis labios sintiendo la mirada acusadora de Tessa sobre mí.

—¿Qué va ahí?

—Un conector.

—Si, pero ¿de qué?

—Bueno...

—Si hablamos de tiempo—señala— ¿el conector es de...?

—Espérate, es que siento que hay una cáscara.

—No estás en la prueba para pasar a la universidad, responde.

—De frecuencia.

—Bien, entonces ponlo.

—No me convence.

—¡Dios, mío! Mi madre parió a un ser perfeccionista—se tapa el rostro— busca un conector de frecuencia que le suene a tu cerebro y deja la idea escrita, cuando te vayas te ayudaré.

—Vale—comento con entusiasmo.

Deslizo la pantalla de mi móvil y pasan por lo menos unos cinco minutos para elegir una palabra adecuada, «no quiero que quede mal». Me llega una notificación al correo institucional del maestro de filosofía y lo abro encontrando una oportunidad para dar tutorías por destacar.

Respondo aceptando antes de volver mi atención al escrito que debo entregar el lunes a primera hora.

Dejo la mesa y toda la habitación organizada montándome la chaqueta de jean y salgo luciendo los botines que mi madre me compró antier.

—¿Quieres? —me pregunta papá señalando el zumo.

—No es por hacerte sentir mal, ni por despreciarte, pero...

—La intoxicaste con el zumo de maracuyá que hiciste el otro día—se burla Tessa, ganándose una mirada de pocos amigos de mi parte— ¿qué? Tu estómago también es perfeccionista, así que no soporta nada.

—Que graciosa—busco las llaves y los abrazo despidiéndome.

Mi casa queda bastante lejos de la de Patrick, así que tomo un bus sentándome al lado de la ventana. Pienso mucho lo que haré en cuánto llegue, la idea no es ser evidente, quiero asegurarme de que no estoy siendo paranoica y de que él me está ocultando algo.

El viaje es largo, pero al llegar Patrick me abre con un vaso de jugo de mora en la mano.

—Hola, pensé que ibas a llegar para la cena de año nuevo.

—Hoy todos amanecieron graciosos.

Se ríe besándome la mejilla y entro recibiendo el vaso.

—¿Y mi novio?

—En la cocina. Intentando no quemarme la casa, creo.

Paso de largo y lo hallo metido en el móvil con el ceño fruncido, levanta el rostro, sus ojos verdes me repasan y me acerco poniéndome en puntillas.

—Hola— lo beso castamente antes de mirar lo que prepara.

Encuentro un par de emparedados muy mal hechos. Patrick se nos acerca tomando el de él y no demora en hace una mueca.

—¿Qué le pusiste? ¿Ceniza?

Se gana un puñetazo de Billy que solo rueda los ojos.

—Hazlos tú, entonces.

—Eso haré, quita tu asquerosa presencia de mi sitio—lo empuja antes de abrir la nevera y sacar un plato con pollo desmechado y luego mayonesa.

—Vamos arriba— el rubio me toma de la mano y Patrick asiente.

—No quiero tener a tus hijos regados en mi cama—advierte— no demoro.

Subimos las escaleras y me tumbo sobre la cama del mejor amigo de Billy mientras el cierra la puerta.

—¿Qué haces? —me rio viéndolo quitarse la chaqueta.

—Dándote una buena bienvenida— se tumba sobre mí besándome y no puedo decir que es un beso dulce, no es todo lo contrario, se presiona contra mí, bajando los labios a mi cuello y miro la puerta cuando se abre.



#10681 en Novela romántica
#2222 en Chick lit

En el texto hay: romance, friendstolovers

Editado: 26.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.