Los Destellos De Aurora

¿UN VIAJERO DEL TIEMPO?

Aurora observó al joven detenidamente por varios segundos, intentando descifrar de algún modo el enigma que lo envolvía, y quedó aún mucho más intrigada solo de pensar en sus sospechas. Con mucha prisa abandonó aquel lugar y fue hasta donde se encontraba su abuela Elwira en compañía de su esposo Lukasz Haggard, para hacerle un par de preguntas. 

— ¿Abuela, como era mi papito cuando estaba más joven? ¿Lo recuerdas?

— ¿Mi amor, que pregunta es esa? ¿Cómo no voy a recordar a tu papito? 

— Cuéntame entonces. Necesito saber. 

— ¡Bueno! Mi hijo siempre fue muy guapo, apuesto. Y no lo estoy diciendo únicamente porque de trataba de mí hijo. En verdad lo era. Su único gran defecto fue que poseía el carácter bastante complicado de entender. Poseía una personalidad irrompible, y era una persona de pocas palabras, siempre. Era más probable que hablara con la mirada que con palabras. 

— En ciertas ocasiones, bastante desconcertante —comentó también el señor Haggard mientras la teoría de la pequeña Aurora se acrecentaba al oír todas esas palabras—  Uno nunca sabía en que pudiera estar pensando.

— ¿Vas a decirnos ahora a que se debe esa pregunta, mi ángel? — Necesito que conozcan a alguien. Acompáñenme los dos, por favor. Elwira Majewski no había tenido la oportunidad de ver aún al joven guardia Hafez, aunque probablemente, según los pensamientos de Aurora, ella lo haya visto alguna vez de pequeño. O si de verdad era un viajero del tiempo y… 

— ¡No! No quiero pensar más en aquello y decir cosas que me hicieran quedar como una loca —pensó y creyó conveniente que sus abuelos vieran al joven Karîm y sacaran sus propias conclusiones. 

— ¡Abue Elwira! ¡Abue Lukasz! Él es Karîm Hafez. ¡Karîm! Ellos son mis abuelos, ella es la mamá de mi papito Said —dijo presentándolos— 

FUERTEVENTURA (MORRO JABLE) 2008

— ¿Te gusta el silencio del mar, Karîm? 

— Me gusta el color del mar. Se ven como los ojos de mi madrina y de Aurorita. 

— Mmm… Es verdad, y es que no has visto aun los ojos de mi madre. Son como cristales que albergan agua pura, y si te quedas mucho tiempo observándolos, te pierdes por completo en ellos. Así me sentí la primera vez que la vi. Mi madre es una mujer hermosa. Repentinamente el joven guardia Hafez quedó perdido en sus pensamientos mientras la señora Elwira Majewski parecía haber caído en lo mismo al observar al chico. 

— ¿Qué está pasando? ¿Acaso mi desquiciada teoría es verdad? ¡Iiiihhhggg! ¿Acaso Karîm sí es un viajero del tiempo? ¿Acaso él es…? ¡Basta Aurora! Apenas te has tomado un sorbo de ponche solo para probar, por lo tanto no puedes estar ebria y delirar de esta manera —converso alborotadamente con sí misma— ¿Hafez? 

— Sí, abue. Él es el hijo del tío Khaleb. 

— ¿Khaleb tuvo un hijo? No sabía eso. 

— ¿Cómo está, señora? ¡Un gusto conocerla! —saludó el joven con algo de timidez— 

— ¡Karîm! ¡Qué bonito nombre tienes! —dijo la mujer acariciando su mejilla— ¿Dónde estuviste todo este tiempo? 

— En el pasado quizás —pensó Aurora— 

— Nunca antes te había visto. Solo conocía a Mara. 

— Quizás nunca hubo una oportunidad como ahora. Vivíamos en Líbano. 

— ¡Líbano! —exclamó—

A Elwira Majewski escalofríos sintió correrle por todo el cuerpo de tan solo oír aquella respuesta.

— Así es, señora. 

— ¿Qué parte de Líbano? —preguntó el señor Lukasz Haggard—

— Kounine. 

— Bueno... Debió ser que no puede llegar a conocerte por la razón que mencionas. La última vez que yo puse los pies en Líbano fue cuando seguí a mi hijo Said hasta Mechref y no me dejó asomar siquiera mis narices a la calle —recordó entre suspiros— Retornamos pronto. Eres un chico muy guapo y bien parecido, Karîm. Me da mucho gusto conocerte. 

— En eso estoy muy de acuerdo con mí abue Elwira —pensó de nuevo la pequeña, entre suspiros profundos y secretos— Es mi guardaespaldas, por lo tanto lo verás a menudo, abuela.

— ¿Tu guardaespaldas? 

— ¿No estás muy joven para esa labor muchacho? ¿Cuántos años tienes? 

— Cumpliré 19 este verano, señor.

— ¿Cumplirá 19? A mí me dijo que tiene 19, a punto de cumplir 20 —se dijo Aurora con la sangre hirviendo repentinamente del enojo— 

— Yo también considero que estas muy joven para desempeñar esa labor ¿Cómo es posible, cariño? ¿Dónde está tu padre? Quisiera saludarlos y hablar un momento con ellos.

— Se encontraban en el otro salón. Quizás sigan allí.

— Iré a ver si están. No los he visto durante toda la recepción ¿Me acompañas, amor? —le preguntó la señora a su esposo—

— ¡Vamos! 

SALÓN II (HOTEL STRALAUER) BERLÍN

— No están aquí.  

— Quizás ya fueron a descansar.  

— Khaleb definitivamente es todo un misterio igual que lo fue mi hijo Said. ¿Cómo es posible que tenga un hijo de 18 años y nunca lo hayamos visto? Vivió casi toda su vida cerca de nosotros. ¿Dónde tenía realmente a ese muchacho? ¿Y cómo es posible que le permita cumplir una labor tan delicada como la de ser guardaespaldas? ¡Es un niño! 

— ¡Elwira! 

— ¿Lo viste Lukasz? Karîm es un niño encantador y se ve que es muy tímido. 

— Tu corazón dice lo mismo con todos los chicos que de algún modo te recuerdan a tus hijos, Elwira. 

— ¿Y cómo sabes que Karîm me recordó a mis hijos? ¿Acaso tú también notaste algo en él, Lukasz? Sé sincero conmigo, por favor. 

— No lo sé… un poco tal vez, pero esto es absurdo, mi amor. Mejor vámonos y ya en la mañana hablas con el padre de ese chico. 

— No es absurdo. Karîm me recordó a mis hijos, pero por sobre todo a Said aunque… esa timidez, esa manera de agachar la cabeza y esquivar la mirada de la persona con quien habla, me recordó mucho a Paula. 

— ¡Elwira, basta! Vámonos ya. Es hora de descansar, y tú yo lo necesitamos.




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