Los Destellos De Aurora

PROPIAS DECISIONES

El día del alta médica de la joven Isabella Majewski había llegado y su hermana Gina Alicia junto con su esposo y en compañía del chofer y un par de guardias fueron a buscarla al hospital, mientras que en la Mansión de Byfang todo estaba listo para darle la bienvenida.

Ese mismo día, entre tantas cosas, surgió una noticia que llamó mucho la atención de la pequeña Aurorita. Entre el grupo de compañeros de las redes sociales se había expandido la noticia de que la Academia Helen Kneist abrió las inscripciones para la postulación de la Competencia Internacional de Ballet Clásico y Contemporáneo.

La jovencita quedó tan entusiasmada que su primera acción fue llamar inmediatamente a su prima Amalie para comentarle y proponerle ir juntas a las inscripciones.

ACADEMIA DE BALLET HELEN KNEIST       

— ¿Estás segura de querer postularte, Aurora? ¿Lo pensaste bien?

— Por supuesto que lo pensé bien.

— Pues yo no estoy interesada en lidiar con ambas disciplinas. Solo me apuntaré para la Competencia de Ballet Contemporáneo.

— Yo si estoy interesada, y no es que desee presumir, pero soy muy buena con ambas disciplinas, por lo tanto, podré hacerlo.

— ¡Ahá! ¡Por supuesto niña prodigio! —exclamó su prima Amalie—

Mientras las jovencitas aguardaban en la fila, sonó el celular de Aurorita. Era una llamada del guardia Hafez, y no cualquier llamada. Era una videollamada que la dejó realmente exaltada.

— Mein Gott! No lo puedo creer, guardia Hafez. Oficialmente, acabas de bautizarte a la modernidad tecnológica —dijo la pequeña contestando la llamada—

— ¿Por dónde andas, Aurorita? ¿Qué lugar es ese con tanta gente alrededor?

— Hallo Karîm! —le saludó Amalie pegándose a su prima—

— ¡Claro! Están juntas. ¿Por qué no me sorprende?

— Yo qué sé —habló Aurora—

— Díganme donde están para ir ahora hasta allí.

— ¿No tienes acaso un GPS para vigilar todos mis movimientos?

— Fíjate que sí lo tengo y lo revisaré ahora mismo para ir por ti.

— Como quieras.

— Nos encontramos en las instalaciones de la Academia Helen Kneist. Puedes venir si quieres, pero no te preocupes demasiado que yo nunca puedo salir sin mis guardias, por lo tanto, estamos bien vigiladas las dos.

— Como sea iré de todos modos —advirtió el joven colgando la videollamada—

— Karîm Hafez es un grosero en verdad —dijo Aurora guardando su teléfono móvil—

La fila avanzaba con rapidez, ya que todo era cuestión de tomar el formulario que entregaban a cada aspirante para que estos pudieran llenar los requisitos antes entregarlos en la recepción de la Academia.

— ¿Por qué te encanta mortificar a ese chico tan guapo, Aurorita?

— ¿Qué dices? ¿Por qué lo mortificaría?

— Lo haces, y no creas que lo he notado. ¿No será quizás que estás enamorada de él y no sabes de qué manera actuar porque eres una niña inexperta que teme que nunca vaya a fijarse en ti del modo en que lo deseas?

— Amalie, mejor cierra la boca si solo dirás tantas tonterías.

— No son tonterías. Te brillan los ojos y te pones como tonta cada vez que hablas con él. Luego intentas disimular llamándolo guardia Hafez. ¡Es ridículo!

— ¿Más ridículo que todas las mentiras que te dice ese novio que tienes? ¡Lo dudo! Tan madura te sientes y piensas que tú sí puedes tener un novio mayor.

— ¡Cierra la boca!

— Lo haré si tú lo haces. Karîm es hijo del tío Khaleb y es un ermitaño de 18 años a quien ahora ya todos conocemos. En cambio, ese chico con el que te ves a escondidas, tienes 22, nadie lo conoce y probablemente tenga una novia oficial en su vida.

— ¡Suficiente! Te has pasado de la raya, Aurora —dijo en voz elevada entre las personas que estaban a su alrededor, que todo lo habían oído y comenzaron a reír—

— Tú siempre te pasas de la raya burlándote de mí diciéndome que soy una niña, y debo aguantarte.

— Lo que digo es verdad. Eres una niña y te comportas peor que eso.

— Pues algún día voy a crecer.

— Así cumplas 18 o 20 años, ni siquiera un ermitaño como Karîm se fijaría en ti, porque eres malcriada e insoportable.

Aquellas palabras de Amalie le dolieron a Aurora desde lo más profundo de su corazón y pensó que no fueron necesarias. Intentando contener sus lágrimas decidió no continuar la discusión hasta el final de la fila donde pudo recibir el formulario y apartarse de su prima para ir hasta un lugar más despoblado dónde pudiera completarla sin interrupciones.

Una de las condiciones para la postulación consistía en tener 14 años cumplidos para el inicio de la CIBCC en caso de quedar seleccionada, y la pequeña Aurora cumpliría 14 durante las pruebas, unos días antes de la fecha estipulada de dicha competencia en el mes de febrero.

— ¡Por fin te encuentro, y lejos de toda esa gente! —Irrumpió Karîm repentinamente sentándose junto a Aurorita en uno de los bancos más alejados del pasillo central de la Academia—




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