Los Destellos De Aurora

PESADILLAS

APARTAMENTO DE KARÎM HAFEZ – SÁBADO 4 DE MAYO (DÍA CLAVE DEL OPERATIVO)

Una gélida oscuridad abrazaba todos sus sentidos. Un escalofrío atrapaba sus pies mientras gotas de sudor caían de sus sienes al vacío.

Sus ojos no veían más que tinieblas y sus oídos no oían más que los llantos de una terrible pena.

Vagando por las penumbras, una repentina luz lo liberó de sus ataduras y una voz lo condujo por el sendero  de una eterna amargura.

En el lecho de una gruta no yacía más que el cuerpo despojado de un alma pura y las voces lejanas que lloraban ante su sepultura.

Era ella. La rosa más fragante del jardín, qué había quedado sin color. La estrella más preciosa del firmamento que había perdido su resplandor.

Era su ángel. La luz de la tierra qué fue requerida a los cielos. La aurora de mágicos sueños, qué fue consumida con el invierno.

— Auroraaa…

El terror de una pesadilla, a Karîm todo el aire le había arrebatado y yacía sobre su cama, sudado y atormentado.

Observó en dirección a la ventana dónde ya se avizoraba la luz del alba, y con el cuerpo tembloroso un estrepitoso salto dio de la cama.

Tomó su teléfono móvil con intenciones de llamar a su pequeña hermana, no obstante se frenó a sí mismo intentando mantener la calma. Era muy temprano, y si bien aquel día era de su pequeño ángel de todos el más ansiado, los días sábados eran de quedarse dormida más de lo acostumbrado.

Volvió hasta su cama ataviado en el temor de aquella pesadilla, y halló refugio en la inconsciencia de una sobredosis de pastillas.

 

MANSIÓN DE BYFANG – SÁBADO 4 DE MAYO (EL GRAN DÍA DEL BAILE DE PRIMAVERA)

Rebosando felicidad, Aurorita le había dado la bienvenida a aquella maravillosa mañana. En compañía de su inseparable amigo Copito de nieve ingresó al comedor y saludó a cada miembro de su familia. Aquella mañana, no tenía programadas actividades en sus clases de ballet, sin embargo, la maestra del instituto de artes escénicas había quedado con todos los alumnos de la obra Romeo y Julieta reunirse en el salón para un ensayo final.

La jovencita le comunicó sobre aquello a su hermana Gina Alicia y en vista de que Karîm no contestaba su teléfono móvil, asignó al chofer de la mansión para que la acompañara.

Sin dudas aquel sería un día de muchos ajetreos, pues luego del ensayo final en el instituto de artes escénicas, tenía planeado ir al salón de belleza con su prima Amalie, en compañía de su hermana Isabella. Para ello, Aurora necesitaba recargar energías, por lo que acabó su desayuno sin berrinche alguno mientras Gina Alicia intentaba vanamente comunicarse con Karîm.

El chico no contestaba y con gran angustia y preocupación no le quedó de otra que encargar a su pequeña hermana a otros guardias de confianza.

Antes de marcharse, Aurorita le confió su perrito al pequeño Ezra, y sonriente el niño le prometió que cuidaría de él responsablemente. También le preguntó a Michael si llegaría a tiempo de su compromiso de fútbol, pues deseaba que la viera vestida de princesa y que con la vieja cámara de su padre Said le tomara de recuerdo unas cuantas fotografías.

— Te prometo que haré hasta lo imposible por llegar a tiempo, mi princesa. Esta vez i no pienso perderme de verte como una auténtica reina para la noche de tu fiesta.

Michael y Gina, con un beso en la frente, se despedían de la niña, quién abordó el coche bajo incesantes ladridos de Copito de nieve que a lo lejos la despedía.

— ¡No estés triste, Copito! Yo estaré contigo —dijo el pequeño Ezra cargándolo entre sus brazos—

INSTITUTO DE ARTES ESCÉNICAS DE LA CIUDAD DE ESSEN

La escena favorita de Aurorita, de Romeo y Julieta en el balcón, había culminado y en pocos minutos más debían ensayar la última parte de la obra que mucho no era de su agrado.

— ¿Por qué un amor tan bonito entre dos jóvenes debe culminar en una terrible muerte? —se preguntaba sentada en un banquillo mientras los cinco minutos descanso utilizaba—

— ¿Aurora? —oyó una voz repentina pronunciando su nombre—

— Ah… ah… ¿Señora Amira? —se preguntó la pequeña sorprendida— ¿Qué hace la mamá de Karîm aquí? ¿Acaso le sucedió algo malo a mi bello príncipe?

Aurora, sus malos pensamientos, sacudió y con pasos lentos hacia la mujer se acercó.

— ¿Señora Amira, cómo está usted? ¿Qué hace por aquí?

— Estoy aquí solo de paso. Preparé medialunas y me acordé de ti —habló la señora Amira entregándole una pequeña lonchera— Es que Karîm me ha contado qué las medialunas son de tu agrado. En realidad las hice para él, pero decidí pasar por aquí para convidarte un poco. Ahora iré al apartamento de mi hijo para llevarle las suyas. Apuesto a que ni siquiera ha desayunado aún.

— Tal vez —dijo Aurorita aceptando la lonchera con una sonrisa— En verdad las medialunas son mis favoritas. ¡Me encantan! ¡Muchas gracias! Me las comeré al culminar el ensayo que tenemos mis compañeros y yo.

— Puedes probar un mordisco ahora y así me dices qué tal saben.




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