Recuerdo que mi madre y yo caminábamos por la calle agarrados de la mano felices, en ciertas ocasiones me daba cuenta de que las personas no observaban con desprecio aquello me parecía muy extraño porque nosotros no le causábamos problemas a nadie, bueno eso era lo que pensaba de niño, tenía una mente tan inocente pero cuando ya eres un adulto aquella inocencia es arrebatada por la malicia. Se suponía que aquella mañana debía ir a la escuela que estaba a la vuelta de la esquina, cuando íbamos llegando había un gran bullicio y personas con antorchas en las manos aquello me asusto un poco apretando un poco la mano de mi mama fuertemente.
Mi madre giro su mirada hacia a mi sonriéndome ella no les prestaba atención a las ofensas de las personas, tomamos un desvío sus pasos ya eran más rápidos que antes para nuestra sorpresa mi padre estaba en el suelo todo golpeado en el rostro, empuñó su mano la observé y sus ojos estaban de color carmesí aquello me sorprendió tanto que solté su mano.
Sentí que alguien me jalo fuerte de mi camisa para finalmente colocar un cuchillo en mi cuello, gritaba, pero más me lastimaban veía como sujetaban a mis padres con una soga el objetivo era quemarlos vivos, los latidos de mi corazón eran muy rápidos sentía una gran presión en mi cabeza sus gritos me atormentaban no podía hacer nada porque era un simple niño.
Empezaba a llorar porque sabía que todo terminaría mal, pero había una voz que me decía que debía matarlos a todos, ya no pude contenerlo mas y deje liberar todo aquello que me atormentaba, notaba como los mataba con tan sola una mirada podía hacer que su sangre les saliera por sus oídos. Algunos trataban de huir, pero era inevitable escapar de mí, empecé a levitar provocando que las luces de las calles explotaran en aquel momento lo quería era destruir todo lo que se encontraba a mi lado.
Todo aquel caos que había provocado termino, pero la vida de esas personas se redujo a cenizas, por alguna causa extraña todos se desvanecían con mucho temor buscaba con mi mirada a mis padres, pero no los encontraba, hasta que pude sentir una mano tocarme sabía que era mi madre la manera desesperada que me abrazaba me daba un gran alivio.
―Carlos, tus ojos están completamente rojos―comento mi padre.
―Logan cariño, está pasando de nuevo―expreso mi madre angustiada.
―Acabo con todos solo con su mirada.
Desde ese entonces supe que mi vida no sería fácil grandes acontecimientos debía enfrentar, mis padres estarían ahí para protegerme pero que pasaría si ellos un día no estén y este solo yo siendo atacado o incluso a punto de ser asesinado por ser especial, ser especial no te salva de ser un fenómeno para los humanos por eso siempre fueron considerados un raza tan común y básica porque jamás le llegarían con dones especiales.