24 de abril (13 días después del encuentro en el baño)
Un día cualquiera para muchos, una misma rutina para cientos de alumnos, una mañana cualquiera... menos para los estudiantes de sexto semestre.
[...]
Juan continuaba informado de Susana a base de indagaciones en su cuenta de Facebook, conversaba con ella siempre que se tenía la oportunidad, trataba de convencerle de volver a aceptar su cita en una taquería, por alguna extraña razón, se disculpó, negándose a ir con él. Cuando intentó saber el motivo, Susana simplemente esquivó la pregunta con un cambio de tema tan peculiar y conocido ya para Juan. Prometió llegar a las puertas de su casa y, si era necesario, perseguirla solo para que le explicase el motivo a la cara; mirándole a los ojos.
Eso le tenía preocupada. En primera, porque sabía que era capaz de hacerlo. Y segunda, porque no sabía cómo explicarle que sus amigas vieron su propuesta de ir a comer como una proposición de matrimonio sin que el malinterpretase sus palabras. No es que quisiera decirle que se negaba a una propuesta de matrimonio solo porque sus amigas así se lo hicieran creer y que él se riera diciéndole que sólo es una imagen y que no prestase demasiada importancia a ello. Otro punto importante es que desde que ha visto a Elijah en el baño no se ha quitado de la cabeza que quien le hubiese gustado que la invitara a comer tacos fuese él y no Juan.
¿Es que acaso está mal? Es consiente que ni siquiera se conocen y que si no son capaces de salir de ese punto nunca serán nada. La vida no le castigaba, no poseía una mala suerte, simplemente no había valor para hablar en específico con Elijah, sin contar que aún mantenía su noviazgo con Lyzty.
Sin duda es feliz, pero más lo sería si me conociera al menos. Solía decirse siempre que lo veía caminar cerca de ella durante el receso. Esa mañana no pensó eso, sino que mentalmente maldijo a Lyzty por tener a un tipo como Elijah a su lado.
[...]
Cerca de las nueve de la mañana a poco más de la mitad del receso permitido, Olivia presenció la llegada de Elijah arriba de una camioneta Chevrolet azul marino. En ocasiones tomaba el autobús junto con Delia, quien se aseguró de contárselo a Susana de las coincidencias en el autobús. Rara vez se veía llegar en su camioneta, pero hoy era una ocasión importante.
Toda la preparatoria estaba informada del pequeño evento de esa mañana. Hablaban de la fotografía de los alumnos egresados; la primera ocasión que se tenía la suerte de ver a los hombres en trajes elegantes a las mujeres en vestidos espectaculares.
La madre de Fanny escuchó rumores por medio de su hija que el chico que a Susana aún le gustaba se toSusana la fotografía de egresados esa mañana, teniendo curiosidad por conocer a Elijah, eligió quedarse en el estacionamiento frente a la preparatoria toda la mañana e invitar a que todas las amigas de su hija desayunaran dentro de su auto y así aprovechar a que le mostrasen de quien se trataba.
—Deja de comer en este instante, o te atragantarás —le comentó Olivia, girándose del asiento del auto.
Leslie y Delia intercambiaron miradas de confusión.
— ¿Por qué? —Apenas logró pronunciar palabra con la comida en la boca.
—Tu pandito acaba de llegar. —Olivia le mostró una gran sonrisa de guasón.
— ¿Pan...pandito? —La señora Cecilia buscó con la mirada a su hija, pidiendo una explicación.
—A si le ha puesto Susana —dio una mordida a su lonche de chicharrón, y prosiguió—: Es como una palabra clave. Nadie se entera que se está hablando de él, solo nosotras.
— ¿No se pudo elegir algo más... normal? —No entendía el porqué de llamarlo así, cuando podría llamarlo por su único nombre sin problema alguno.
—El suspenso se iría —era lo obvio para Delia.
— ¡No es eso! —Elevó la voz Leslie. Destapó su yogurt mientras respondía—: Si Susana es apodada panda, es natural que el chico que le gusta se llame pandito. —dio un sorbo a su yogurt de fresa.
— ¡Disculpa! —Chilló Olivia llamando la atención—. ¿Alguien más aquí escuchó que dije que Elijah acaba de llegar?, ¡¿no?!
— ¡Yo si lo hice!, ¡¿Dónde está pandito?! —Olivia le señaló un par de metros lejos del auto, una camioneta azul marino.
La vista que tenía literalmente le dejó sin habla. Elijah bajaba justamente del auto, pudo ver sus zapatos cafés pisar el asfalto, subió la mirada tomando especial atención a los pantalones oscuros ajustados de vestir, la camisa morada estaba pegada a su piel, de milagro, la camisa resistía el gran tono muscular de sus brazos. Lo siguiente que Elijah hizo, fue girarse e inclinarse dentro de la camioneta en busca del último conjunto de su traje.
—Yo digo que debiste ponerle pando, ¿Hija verdad que ese si queda? —murmuró lo último a su hija.
Susana se sintió desfallecer, pudo imaginarse ese trasero ser restregado frente a ella. Lo cierto es que amaba la vista de Elijah que, sin notarlo, le regalaba, y amaba aún más verlo en traje. Ya le parecía guapísimo verlo en uniforme, pero verlo vestido de manera formal... no sabría describir que es lo que le hacía sentir o pensar.
—Shh. A veces pienso que Elijah hace esas cosas apropósito solo para dejarla así. —Refunfuña Fanny, señalando a Elijah.
— ¿Solo por un chico se ha quedado así? —la señora Cecilia observó sólo la parte trasera de él, sin encontrar sentido a la reacción a Susana.
—Es que no es cualquier chico, Mamá, es él. —Le resultó difícil entenderlo, pero finalmente después de meses entendió que su amiga no podría quitarse de la cabeza a Elijah porqué le tenía enamorada y aunque no fuese suyo, disfrutaba de lo poco que le ofrecía a distancia.
Todas le observaron sacar un saco oscuro y colocárselo en el hombro, cerrar la puerta de su camioneta, para después escucharse un pitido anunciando que le ha puesto seguro a la camioneta. Guardó las llaves en su pantalón, y se alejó con suma elegancia.