Los encantos de Elijah

Capítulo 18

Lunes, 3 de abril.

El viento agitaba los alborotados cabellos de Susana mientras salía de la preparatoria acompañada de sus compañeras entre risas y comentarios sarcásticos. Karen apostaba que este encuentro cambiaría muchas cosas entre ellos para bien sí se lo proponía, Fanny no hacía más que mostrar su desacuerdo en cada teoría que daban sus amigas, para ella, estar atraída a alguien como él no era bueno para Susana.

Lo que pasara fuera de la preparatoria realmente no importaba mucho; ya se ha arriesgado mucho, no ve porque preocuparse por un riesgo más. Además, no es como si se le declarase o algo, sino que le haría un insignificante favor.

— ¿Estas segura de estar lista para verlo de frente? —cuestionó una preocupada Fanny, después de acomodarse con la silla de ruedas en la sombra.

El resto se sentó en el asfalto, con la mochila sobre las rodillas, haciéndose espacio para que el pequeño árbol de pino los cubra de los rayos del sol.

—Lo está, debes creerme —se burló Leslie. Acomodó su flequillo oscuro detrás de la oreja, para después recargar su cabeza en el hombro izquierdo de Karen—. Feliz de la vida de verlo, ¿No es así?

—Pues fíjate que sí, señorita. ¿Tú no lo estás cuando ves a tu novio? —Delia y Olivia rieron, a pesar de no estar el cien por ciento metidas en la plática.

—Tú lo has dicho, "mi novio" y Elijah no es el tuyo. —no era un comentario para herirla, pero se sintió como tal.

—U. —Karen arrastró la "U" hasta quedarse sin aire en los pulmones.

—Auch —susurró dolía, fingiendo limpiar lágrimas en los ojos y mejillas—. ¡Gracias! Me hacía falta que me lo recordaran.

—Lo sé.

Excelente, acaba de recordarle lo imposible. No solo ella comenzaba a opinar que esto ya no le llevaría a ningún sitio, Karen en ocasiones se lo hacía saber, Fanny siempre ha estado en contra, Delia y Olivia parecían ser las únicas en entender al tener a amores imposibles.

—Debes saber que ese comentario no lo apoyo —opinó, desaprobando las palabras hirientes de Leslie—. Todas alguna vez hemos tenido un amor platónico, unido el apellido de él y nuestros para saber cómo se apellidarían nuestros hijos. Dejen de desanimarla, panda tiene más posibilidades que nosotras —comentó, poniéndose de pie después de haber divisado a su hermano mayor esperarle en la cabina telefónica, al otro lado de la carretera—. Lo siento panda, no podré ver su encuentro, Gohan me está esperando.

Después de despedirse de todas, esperó a que los autos pasaran para cruzar la calle y marcharse con su hermano. Les comentó que dormiría en casa de su padre y hermano, al esperarle una fiesta en Zapopan y no le daría tiempo de volver a casa de su madre; su hermano se unirá a la fiesta al ser obligado y pasarán un grato rato hasta altas horas de la noche, habiendo altas probabilidades de que no se presentara al día siguiente a clases.

—Olivia tiene razón, entiendan que esto es una oportunidad para acercarse a... —calló al sentir la vibración del celular, tenía un mensaje en la burbuja del chat de Messenger de Elijah—. Y hablando de pandito...

— ¿Qué dice pandejo? —interpeló, mirándola atenta Karen.

—Llegará un poco tarde, dice que se entretuvo porque estaba desayunando —informó, tecleando un mensaje simple diciendo que lo esperarían.

—Y nosotras bien gracias, aquí esperando para ver cómo reaccionará Susana, cuando debería estar en un bus rumbo a mi casa —bufó cansada Leslie.

Cuando fue ignorada por Susana, volvió a quejarse, esta vez fue Fanny quien intercedió después de mantenerse durante todo ese momento callada. Pidió se tranquilizara, pensara bien lo que diría o terminaría por lamentarse más tarde. Por precaución, le ordenó se marchara a comprarle un agua natural y papas fritas, con la intención de distraerla un poco.

Sabía que algo no andaba bien, parecía estar molesta y se desquitaba con cualquier cosa que se le pusiera enfrente.

—Tráeme un SKY, si no es mucha molestia —pidió amablemente Delia, tendiéndole el ultimo billete de veinte pesos que le quedaban.

—Lo mismo para mí, baby —farfulló Susana, dándole la misma cantidad.

Sin decir palabra, terminó por irse sumida en sus pensamientos, preguntándose a que venían sus comentarios hirientes si realmente no pensaba eso.

Llegó al poco rato con todo el encargo que le hicieron ahora mucho más tranquila, comieron y bebieron tranquilamente; Delia sintiendo más los efectos del alcohol en el SKY que Susana, Fanny devorándose las papas hasta no dejar ni una sola, Karen y Leslie compartiéndose las famosas pizzitas bañadas en salsa dulce y salsa valentina picante.

— ¡Que triste es el amor, oh que triste! —Se lamentó Delia, jugando con su botella de cristal completamente vacía—. Yo aquí solita, él solito al fin, lo quiero y apuesto que ese no.

—Lo que nos faltaba, se le subió y ha tomado solo uno, ¡Que poco aguante en serio! —Recriminó Karen, quitándole de las manos la botella—. Deja de hablar tonterías, céntrate en nosotras, que tienes que ir al centro por si se te ha olvidado. Nomás te digo que si te pasa algo cuando cruces las calles, si no te hace nada el carro lo haré yo.

Hace semanas, mientras se acomodaban en sus asientos en la sala del cine para ver Fragmentado, notó que algo tenía distraída a Delia, miraba preocupada su Facebook mientras se transmitía los comerciales y tráileres de las nuevas películas por estrenarse en cinépolis durante los próximos meses. La conocía, algo le carcomía, y no le dejaría ver la película a gusto si no se lo contaba a alguien. Cuando Susana pidió le contara que ocurría, su amiga murió de pena al contarle que publicó un estado en Facebook dirigido a Gabriel, donde explicaba estar triste por enterarse de algo que le partía el corazón en dos. Su problema fue que Gabriel sintió que el estado estaba dirigido a él y le envió un mensaje en Messenger comentando que lo que sea que haya visto no lo crea, asustada por haber sido descubierta, respondió que ese estado no tenía —claramente sí—, nada que ver con él.




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