Al llegar semana santa cada uno pasa sus vacaciones como más les complace, algunos optaron por relajarse fuera de la ciudad; como Olivia y Fanny, quienes se fueron a pueblos distintos, deseando pasar un tiempo con sus familiares lejanos. Las únicas en mantenerse en contacto fueron Susana, Leslie y Delia, se mandaron mensajes entre ellas, manteniéndose al tanto de lo que transcurre en sus vidas, sin conseguir visitarse por estar a kilómetros de distancia.
Delia había contado animadamente a Leslie todo aquello que pasó el día que entregaron los documentos de Elijah y que los restantes papeles junto con la carpeta, insistió quedárselos Susana. A partir de ese punto surgió una idea, estando al tanto que los papeles debían ser devueltos al dueño, Leslie pidió que preguntara a Susana si deseaba entregarlo ella personalmente imaginando que se negaría.
—En cuanto se niegue proponle una reunión, dile que tú entregarás esa carpeta, pero antes tienen que verse para que te los devuelva —cuando se lo dijo, no comprendió cual era el punto de Leslie.
— ¿Entonces yo entregaré sus papeles? —preguntó, mirando confundida su móvil.
— ¡No, boba! El punto es que crea que tú lo harás, sin embargo panda lo va a hacer. —reía desde el otro lado de la línea, imaginando que todo saldría conforme lo planeado.
—No... No entiendo —cada vez más, no entendía a qué punto deseaba llegar.
—Te la voy a barajear más despacio porque parece que hoy andas con lento aprendizaje —soltó una risotada Delia, quizá sí—. Vas a citar a panda en el lugar que quieras, le dirás que te entregue ahí esos papeles y tú verás cómo devolverlas a Elijah. Harás lo mismo con Elijah, dile que le devolverás todo en el mismo lugar en el que citarás a panda, ¡Escúchame bien! —Su plan debía ser perfecto, más tarde Susana se lo agradecería— A los dos en el mismo lugar, hora y fecha, pero ninguno de los dos debe saber que se verán las caras. Nada de...
— ¡Quieres que estemos los tres! —le interrumpió.
— ¡Por supuesto que no! Lo que te estoy tratando de explicar es que a ambos les mentirás que los verás pero no será así, sino que estos terminarán viéndose, tú no irás a ninguna parte. Es como la jugada maestra, ¿Lo captas? —preguntó ya cansada, mirando el tiempo que llevaban conversando del mismo tema en la pantalla de su teléfono.
—Sip, ya lo comprendo —pensándolo mejor, no era una mala idea, podrían esta vez tener más tiempo que conversar a solas, conociéndose un poco más—. Voy a hacerlo tal cual me lo dices.
—Sí, sí, anda pues, a ponerse manos a la obra que yo debo irme a calentar la comida, mis hermanitos ya quieren comer —soltó un largo suspiró después de haberle cortado la llamada.
Después de la llamada, los planes fueron llevados a cabo con cautela. Primero, Delia acordó con Elijah entregarle los documentos en Multicenter, frente a varios mini restaurantes y puestos de comida chatarra. Segundo, llamó a Susana para informarle estar libre el miércoles por la tarde para que le entregue los papeles sin ningún problema, aceptando sin dudar. Con ambos acordó una hora y fecha de encuentro, dando por finalizado los últimos detalles.
[...]
Y ahí se encontraba Susana, un miércoles faltando pocos minutos para las cuatro de la tarde, caminando tranquilamente por el pequeño centro comercial en dirección al lugar donde se localizaban los restaurantes, salió de bañarse cerca de las tres y media aún tenía el cabello húmedo y los rizos un poco alborotados, sobre la espalda llevaba su mochila escolar y dentro la carpeta que acordó entregarle a Delia a las cuatro de la tarde.
Desde lejos buscaba a Delia, esperando encontrarle sentada en alguna de las mesas ocupadas, mientras más se acercaba comenzaba a creer que nuevamente se le hizo tarde como acostumbra. Le envió un mensaje de texto solo para cerciorarse que no la haya plantado, sin recibir respuesta alguna. Sin dejar de ver el celular se sentó en una de las mesas libres, haciendo tiempo mientras navegaba por Facebook.
—Debo ser sincero, esperaba ver a Delia aquí —escuchar esa voz varonil le hizo dejar caer el móvil en la mesa—. Oh, tu celular.
—No me digas —respondió nerviosa—, esperaba también verla aquí.
— ¿Puedo sentarme? —preguntó, deseando que le permitiera convivir con ella, imaginando que le han puesto una trampa para acércalo más a Susana. Asintió, permitiéndole sentarse frente a ella—. Chica Torres, me temo nos han jugado una travesura, una tremenda travesura.
Esas ideas no venían solas, Delia estaba lo suficientemente ocupada suspirando por un imposible que no era capaz de tramar algo así, se preguntó quién de sus otras amigas sería su cómplice, cuántas más abrían tramado todo.
— ¿Qué te dijo a ti Delia? —curioseó.
—Mm, me dijo que estaría aquí para darme mi carpeta y un papel que me servirá para recoger mi carta de liberación de prácticas —explicó, sin apartar los ojos de ella.
—Pero que mentirosa —murmuró—. Y yo le entregaría eso para que ella te los diera.
Escuchar eso le defraudó, le hizo creer que no deseaba verle, ¿Lo habrá olvidando tan pronto hasta el punto de no querer verle la cara? Se preguntó.
— ¿Te incomoda que este aquí? —Si le daba un "sí" se marchaba inmediatamente.
— ¡No! —Se apresuró a responder, elevando la voz—. No pienses eso. Solo que me mintió, Delia no acostumbra a mentir y hoy lo hizo.
—Lo hizo por una buena causa —sonrió, más por la respuesta que le dio que por sus propias palabras—. Imagina que esto ha sido un encuentro casual y que "casualmente" tienes mis papeles, me los das, conversamos y que venga lo que venga.
Habló sin pensar sorprendiéndole a Susana, quien agrandó los ojos asombrada por lo que escuchó. Se disculpó rápidamente al ver su reacción, lo menos que pretendía era que lo considerara un "lanzado", alguien que no piensa primero en lo que dice.
—Mira, olvida mis palabrerías y empecemos de cero, ¿Te parece? —Propuso, levantándose de la silla, haciéndole creer a Susana que pretendía marcharse, al ver que esta la mirada con un deje de tristeza, explicó mejor—: Voy a fingir que no te conozco, pediré sentarme contigo y debes decir que sí —le guiñó el ojo derecho, provocando que riera y aceptara feliz.