Capítulo 2: Un Giro Inesperado

Había llegado a la casa, cuando escucho que alguien se acercaba a ella. Era su vecina, la señora Leticia. Ella tenía unos 55 años, pero parecía muy joven como de unos 30, su piel era suave y tersa y sus labios un color rosa carmesí. A pesar de parecer delicada y frágil tenía un temperamento feroz cuando se enojaba, ella lo sabía perfectamente porque ella era su tía.

Ella deseaba decirle que era ella, la niña a la cual le daba animo cuando se quería detener, la niña que ella siempre le sacaba una sonrisa, y viceversa, pero siempre esa impulso de protección se lo impedía; pues sabía que si se lo decía la pondría en peligro, ya que por el trabajo que hacía tenía muchos enemigos.

Pronto regreso en si cuando la señora Leticia le dijo: ¿Cómo ha estado su día vecina?

Vielka aun fuera de sí respondió: Me ha ido muy bien. Y ¿Cómo ha estado usted?

-Bien. Aunque algo mal por el clima. Pero bueno solo queda esperar lo mejor.- Respondió ella.

-En eso tiene razón.-Contestó Vielka mientras buscaba las llaves de la puerta, aunque un presentimiento le helaba la sangre, para poder entrar.

-Bueno te dejó. Tengo que ir a hacer unos mandados.- Dijo Leticia.

Si, si nos vemos luego. Respondió Vielka, mientras ponía torpemente la llave en el cerrojo.

Abrió la puerta y lo que se encontró fue horrible. Todo estaba hecho un desastre. Los cuadros de pintura que le gustaba hacer estaban en el piso, toda la ropa de ambos estaba tirada en la cama, mientras que otra en el suelo. Los libros todos rejados y con hojas abiertas, mientras que otros estaban rotos, sobre la mesa las sillas.

Pero aun con ese desorden vio que faltaba cosas y al ver lo que faltaba no soporto su rabia y grito: ¡NO PUEDE SER! ¡Se han llevado las computadoras!

Estando preocupada buscaba las computadoras pero no las encontraba. Hasta que en un multo de ropa sobre su cama encontró el teléfono de Jorge. Lo prendió para ver si podía encontrar una pista. Pero lo que vio en pantalla la dejó en shock que por poco bota el teléfono.

En la pantalla se podía leer: Corre tienes que irte lejos nos han encontrado.

Sin perder más tiempo decidió llamar a la policía pero pidió a la contestadora que también llegara el oficial Geovany.

En el departamento se preparaba un grupo para salir de inmediato a la residencia. Mientras Geovany estaba metiendo sus cosas al auto, debido que su turno había terminado iba a su casa a descansar, cuando una compañera le grito. Su nombre era Aina.

¿Qué sucede Aina?-Le preguntó algo somnoliento.

Aina pensativa le contesto: Me dijeron que no te lo mencione pero creo que debes saber, más si es a ti a quien van a investigar primero.

Geovany sorprendido y con un mal humor le dijo: ¿Pero de qué estás hablando? ¿Cómo que me van a investigar qué ocurrió?

Cuando Aina le explico lo que pasaba algo se le vino a la mente y con una cara de preocupación agarro su arma, cerró su auto y se fue en la patrulla.