"Antes pensé que necesitaba de otros para seguir aquí...pero ahora se que no, gracias a ti...."
Es la frase que se me inculcaba cada vez que estaba al lado de Esteban, un fantasma que por el momento , pese ante todo tenía sus motivos del porque lo hacía. Al principio se me presento como un ente oscuro, solo trataba de lastimarme. Pero, enfrente mío se presentaba algo distinto, casi imposible de creer. Cuando vi el pasado de Janice, todo parecía encajar. Hasta que otro pasado se hizo presente, y desde entonces se volvió, de alguna forma, tosco.
Steve contó un relato diferente al de Esteban.
Ambos amaban a Claris pero los dos no llegaron estar a su lado y con vida.
—Steve era su novio, yo admito estar celoso por ellos...— decía Esteban mientras explicaba lo que él recordaba en aquel momento—Pero, de verdad mis sentimientos estaban profundamente ligados a ella. Claris era maravillosa, todo de ella me fascinaba. Rubia con ojos celestes, sonrisa amistosa y espléndido cuerpo. A comparación mía, solo era un chico cualquiera con poco atributos. En sí era un chico común, con la poca suerte de una familia que lo quisiese por su problema psicológico.
Al instante de decirlo yo le interrumpí.
—¿Cuál problema?
— Veía lo que tu ves...fantasmas.
Allí sostuve mi respiración.
— Claro que en aquel tiempo, ellos no creían en los seres del otro mundo. Solo Claris me creyó...
— Entonces...¿A quien viste? —dijo Claris al ofrecerle una taza de té.
— Gracias—musito Esteban mientras sostenía la taza— Algunos antepasados, y otras personas.
— Vaya, es algo impresionante.
— No es lo que mi familia dice.
De repente Claris se sintió incómoda.
—¿No te creen?
— Me creen loco , creen que el diablo me controla...que estoy entre lo que dicen "malditos"— suspiro con tristeza mientras sus ojos miraban la luz que salía de una ventana de la casa de Claris.
Sin embargo, Claris tomó sus manos y le dijo:
— Tranquilo, yo creo en ti y creo que lo que ven tus ojos no es obra del demonio, sino una bendición, una de la que puede ser buena o quizás irritante.
—¿Te puedo hacer una pregunta?
— Dime.
—¿Tu también los ves?
—No, pero conozco a alguien.
—¿Quién ?
— Mi tía, desde que murió su esposo Albert, lo ve deambulando por los pasillos—contestó Claris.
—¿Cómo era Albert?
— Canoso, cogía de una pierna. Frente fruncido y ojos claros. Mayor de edad.
Esteban se imagino en sus propios pensamientos , como sería aquel hombre ante su edad y peculiaridades . Pero algo vio por detrás de ella, con la misma descripción que le había dicho. Esteban veía a Albert.
—Creo que Albert esta con vosotros.
El rostro de Claris reflejo felicidad, encanto. Como solía ver en ella. Entre cerró sus ojos y llevo sus manos con las de ellas.
—¿Lo ves? , no siempre es lo que el resto piensen de ti. Sino que ellos fueron y serán como nosotros. Humanos.
Parecía la belleza viviente, ella no veía ningún mal a todos. Lo hacia para que uno no se fijará en sus problemas más profundos. Ver el presente, eso es lo que ella siempre me decía.
Nuevamente le interrumpí, haciendo un hincapié ante su historia.
—¿Pero por qué trataste así a Janice?...¿Por qué la mataste? ....al igual que Steve.
Esteban se puso serio.
— Janice y Steve no eran como antes. Tal vez si los mate, pero hay algo que tú no sabes. Una verdad que no sería contada, ellos...quieran que los mate.
— Estas equivocado.
— No.
— Si lo estas, ¡Nadie en este mundo quiere ser asesinado! . Tu amabas a Claris, ¿No? . ¿¡¡¡Entonces por qué mataste a su prima y al que amaba!!!?.
— Sasha...
—¡No, no quiero tus palabras!. Se que fuiste alguien con un pasado duro. Pero lo que en realidad no tolero es que le hayan quitado la vida a una pobre niña...y a un chico inocente—dije con exaltación.
Por un momento Esteban miro a otra dirección pero luego volvió a ella.
— Tienes razón, yo fui un maldito, al que dejó que un demonio lo poseyera. La gente de antes también, Claris era la luz y yo no era nada— se desvanecía de a poco—Mi lugar es el infierno, quizás siempre lo fue, me gustaría pedirle perdón a Claris y a los demás...no quise hacerlo.
—Espera, se que hay una ultima oportunidad— dije a la imagen de Esteban que se quedó casi invisible, solo su rostro era notable.— Puedes ser perdonado , si tan sólo acabamos con el demonio que hizo todo esto real.
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Alison condujo a Ellias a un cementerio donde se sentaron bajo un árbol.
—Mamá, ¿Qué hacemos ahora?
— Esperaremos Ellias. A que llegue la hora.
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Editado: 20.09.2022