Los fantasmas en el edificio 1183

Capítulo 7


Marcos y Néstor huyeron despavoridos sin mirar hacia atrás, llegaron hacia las afueras del edificio sudados y un poco alterados, dos de los vigilantes al ver sus caras y la manera sintieron curiosidad aproximándose a ellos.

—¿Qué sucede? ¿Ocurrió algo? — preguntó uno de ellos.

—¿Y esas caras? —preguntó el otro.

Marcos y Néstor les hicieron una seña para que se esperaran, cuando se compusieron mentalmente y físicamente prosiguieron a conversar.

—Es que ustedes saben lo que ocurre en las noche en este edificio —comentó Marcos señalando el edificio con su cabeza.

—Ah entiendo, pero si esas cosas mataran no hubiera nadie vivo —comentó Leo uno de los guardias.

—Aún así Leo creo que es mejor prevenir, no te acuerdas que han muerto personas así por así, sin ninguna explicación —advirtió Alex el otro guardia.

—Hay que ser valiente para trabajar aquí de noche —continuó Néstor.

—Debe de ser incómodo para ustedes para trabajar en un ambiente así —aseguró Leo.

—Aveces sí —respondió Néstor.

—Pues sí, como no —contestó Marcos.

Leo se frotó la barbilla pensando el alguna idea para calmar los nervios, él y Alex solían tomar alcohol de noche de vez en cuando cuando era de noche ya que algunos se quedaban trabajando y ellos se quedaban solos.

—Vamos a olvidar lo ocurrido y vamos a la recepción a tomar algo —dijo Leo mostrando sus dientes.

Alex sonrió sabía a qué él se refería.

—Y hablaremos de chicas —añadió Alex.

Los cuatros se rieron.

—Por supuesto yo terminé de laborar y no tengo nada que hacer —confirmó Néstor.

Marcos se volteó sorprendido a mirar a Néstor.

—No sé caballeros —dijo Marcos arrascándose la nuca.

Leo se paró frente a Marcos.

—No me digas que no. ¿A que le tenes? ¿A que te vuelen la cabeza? Jajaja —bromeó Leo.

Respiró Marcos.

—Está bien ustedes ganan —contestó Marcos.

—Vamos Marquito, ese es el hombre —dijo Néstor dándole golpes leves a la espalda de Marcos.

—Siempre traemos alcohol por si se nos ocurre alguna novedad —añadió Alex.

—Creo es mejor poner por allá las cámaras no alumbran por ahí —señaló Leo.

Los cuatro observaron el lugar mientras Marcos y Néstor caminaban hacia allá Alex y Leo buscaban el alcohol. Después de estar los cuatro juntos se repartieron el alcohol.

—¿Marcos qué me dices de Yira? —preguntó Alex muy sonriente.

Marcos lo miró con cara de picardía mostrando sus dientes.

—Mmm... Te gusta. Pero ella es la recepcionista no debe ser difícil para ti entablar conversación con ella —contestó Marcos.

Alex puso su cara de decepción.

—Me decepcionas, sabes —alegó Alex.

—Ella tiene una niña vive con ella y es soltera —dijo Marcos.

—Yo seré su papá —comentó Alex.

Continuaron conversando y tomando pero no mucho, recordando que estaban laborando.

 




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