Capítulo Dos:
Era lunes en la mañana, no quería levantarme, era el primer día de secundaria, y una de mis virtudes no es levantarme temprano, ya me había acostumbrado a levantarme tarde, me despierto y veo la hora, ya es tarde, me levanto rápido me pongo, un vestido corto, color fucsia, y unos tenis blancos.
Agarro mis cosas, bajo las escaleras y agarro una manzana, ya que no me iba a dar tiempo para comer.
Abriendo la puerta me encuentro parado en la puerta, a mi mejor amigo, Tiago.
Tiago, es mi mejor amigo, alto, con un cuerpo definido, piel morena, pelo negro, de ojos verdes y unos lentes que le quedaban, súper bien. Somos amigos, desde lo cinco años, su madre, es amiga de mi madre y trabajan juntas.
—Tiago, hola — le respondí, mordiendo mi manzana.
—Hola, Catalina, vas tarde a la secundaria. —me responde todo tranquilo.
—Tú también, que haces fuera de mi casa. — le respondí, caminando hacia mi carro.
—Si verdad, bueno se me descompuso mi carro, a sí que necesito que me lleves al colegio. —me respondió.
—Está bien, pero que no se haga costumbre, recuerdas que te llevé todo el año pasado, y no ayudas con la gasolina, mi madre casi me quita el carro. — le respondí, abriendo las puertas de mi carro.
—Está bien, catalina mañana me iré caminando, pero, pobre de tu mejor amigo, va a tener que caminar. —me respondió, haciéndose el dramático.
—Está bien, amigo yo te llevo todo el año, pero me ayudas con la gasolina, ¿ok? —le respondí, arrancando el carro.
—Okay. — me responde, con una gran sonrisa.
Todo el camino fue una tortura, mi mejor amigo. No para de hablar de sus vacaciones, cuantas chicas se ligo, cuantas fiestas no fue, que aburrido. Pero por fin llegamos a la secundaria, estacione mi carro, y me despedí de Tiago. Me dirigi, hacia mi casillero y me encuentro con, Rubí y Aurora.
—Hola, chicas. —les dije, abriendo mi casillero.
—Hola, llegas cinco minutos tarde, tienes suerte que la maestra de química está enferma, y no va a venir. —me dijo Aurora.
—No exageres Aurora, no es para tanto. —le respondió Rubí.
—No importa, lo importante que llegué, a tiempo.— le respondí cerrando mi casillero.
Cuando de repente, vemos pasar un chico, caminando de espaldas, con un pantalón negro, y una camiseta del color blanca, y su chaqueta negra, colgando en su mano derecha, hablando con la directora.
—Este es el nuevo estudiante, que todos están hablando. —dijo Aurora
—se ve, tan sexi. — dice Rubí.
Con una voz, como que ella se lo quisiera comer.
—¿será?, que estará con nosotros. — les dije a mis amigas
—Espero que sí, se ve que, está guapísimo.-respondió rubí, sonriendo.
En eso suena la campana, todos nos dirigimos al salón, estando ya en el salón, pasa el chico nuevo, y se sienta a una silla de diferencia, él en la otra fila, y yo en la de otra, a unos cuantos, metros de él.
De repente, mi vista se voltea hacia el otro lado, y lo observo, que guapísimo era, cuando me nota, volteo rápidamente, que vergüenza, estaba roja y con una gran sonrisa.
Pero de repente, me acorde que ya lo había visto antes, era chico fuera de mi casa, el que acosaba con la mirada, y se había dado cuenta de que lo observaba.
De repente un mensaje, me aterriza a la realidad, era un mensaje de rubí.
Rubí: ya vistes, el chico nuevo. No para de mirarte.
No lo podía creer, será que me vio observándolo y por eso no me quita la mirada.
****
Estábamos en el carro, de regreso a nuestras casas, dejando primero a Tiago, y después a las chicas.
Llegando a casa, me recordé que les tenía que darles la bienvenida a mis vecinos, pero que iba a hacer, mamá no me había dejado dinero, para comprarles algo, entonces me acorde que la refrigeradora estaba llena podía cocinar ¿no?. No era tan difícil ¿o sí?, nunca había cocinado un pastel, pero no era tan difícil, busque en internet como hacer un pastel, y comencé...
Ya estaba todo listo, solo para meterlo a hornear, lo metí al horno, le puse unos cincuenta minutos.
El tiempo pasaba que aburrido, cuando recibo una llamada de mamá, tenía que contestar, o si no ella pensaría que estoy haciendo travesuras, entonces contesté y me dirige a mi habitación, a charlar con mamá.
—¿Halo?. —respondí, acostándome en mi cama.
—Halo hija, como va todo en casa. —me contestó, mi madre.
-Bien y tú, que tal el trabajo. — le contesté.
—Excelente, y que tal tú, primer día de escuela.- me pregunta mamá
—Bien, nada especial. —le respondí, un poco aburrida.
Estuvimos charlando más de una hora, sobre el caso que mi madre había ganado, hoy en la mañana, entonces mi madre me hace una pregunta:
—Hija, ya les diste la bienvenida a los vecinos.—dijo mi madre
Entonces en ese mismo instante deje el teléfono tirado, en la cama y baje rápido las escaleras y entrando a la cocina grite:
—Él pastel, no, no, no. —dije.
Entonces abro, el horno y ahí saco el pastel quemado.
—No puede ser, mi pastel está quemado. —dije, poniendo el pastel en la mesa.
Olía toda la casa ha quemado, si mamá estuviera aquí me mata, me castigaría, y me manda a la escuela de leyes, que horror.
Tenía que arreglar todo el desastre, que había hecho en la casa, entonces me acorde, el teléfono.
Corrí hacia mi habitación, agarrando mi celular otra vez.
—¿Halo? —dije, toda agitada.
Pero nada, mamá ya había colgado. Entonces estaba pensando que podía hacer para arreglar el problema, primero tenía que limpiar todo, y después pensar que podía hacer.
Entonces tocan el timbre. Era Rubí y Aurora en la puerta.
—Hola, Catalina. —dijo Rubí, primero entrando a la casa con Aurora.
—Mal muy mal. —les respondí, con un tono preocupado.
—Que es ese olor. —dijo Aurora, haciendo una cara de disgusto.
—Es que cociné. —les contesté.
—¿cocinaste?, ¿tú? —dijo Rubí riéndose
Editado: 17.12.2022