Los Ferrer

✨ Capítulo Quince✨

 

Catalina:

Al despertar, veo que me encuentro en mi habitación. Mi cabeza da vueltas y estoy un poco mareada, sinceramente no recuerdo cómo llegué aquí.

Pequeños recuerdos vienen a mi cabeza. Recuerdo que estaba en el sótano y abrí la ventanilla, y de repente sentí algo en mi cuello y oscuridad, solamente eso, recuerdo.

Escucho unos ruidos que provienen de la cocina, me levantó de la cama y me dirijo hacia abajo.

Ahí se encuentra Aurora preparando algo, trae un delantal rojo, su cabello está hecho en una cola, en la mano tiene un cuchillo y está cortando unos vegetales.

¿Cómo llegó aquí? Me preguntó.

Ella parece darse cuenta de mi presencia y sonríe. 

―Catalina, que bueno que ya despertaste.―Me dijo sirviéndose un vaso de jugo.

― ¿Qué me pasó?―Le pregunté sentándome en la mesa, y dándole un trago al jugo.

―No sé mucho Catalina. Solo sé que tuviste una fuerte caída durante la búsqueda de las chicas, y por eso te enfermaste unos días, y por eso no habías podido asistir a la secundaria. ―Me dijo, terminando de colocar los vegetales a la olla. 

― ¿Cómo sabes todo eso? ¿Y qué tanto me perdí en estos días?―Le pregunté confundida.

―Me lo contó Tiago, y no ha pasado nada interesante en estos días.―Ella me respondió colocando un plato en la mesa.

―Hablando de Tiago ¿Dónde está? Qué raro que no esté aquí.―Le pregunté interesada. La última vez que lo vi fue cuándo le dije que fuera por ayuda, y nunca volvió.

―No lo sabes.

― ¿Saber qué?―le pregunté preocupada. 

Aurora se sentó en la mesa y tomó un gran suspiro.

Me contó todo lo que había pasado durante mi ausencia, que Tiago está en el hospital junto con Teresa, que Aarón me trago y otros detalles más.

Terminamos de desayunar lo cual para mí fue una gran sorpresa, Aurora nunca cocina. Es raro cuando ella cocina, algo malo le está pasando, no quise tocar ese tema, ella es un poco distante ante estas situaciones.

Nos sentamos en el sillón a platicar de algunas cosas.

― ¿Y Rubí?―Le pregunté, estaba tan pensativa que no me di cuenta.

―No lo sé.― ella levantó los hombros.―Ella me dijo que tenía algunas cosas que hacer.

―Qué raro, Rubí nunca tiene nada que hacer, siempre le gusta ser divertida y relajada.―Le dije.

―Sí, qué raro.

―Aurora, necesito tu ayuda.―Le dije cambiando de tema.

― ¿¡Mi ayuda!?―Me preguntó confundida.

―Durante mi presencia en la casa de los Ferrer, pude averiguar que hay en su sótano. 

― ¡¿Qué?!―Pregunto aún más confundida, pero interesada.― ¿Qué Averiguaste?―Preguntó interesada.

―Tienen a una persona secuestrada, es una mujer y la tienen encadenada. Ella era la que hacía ese ruido, intentaba escapar de ellos. 

Silencio incómodo.

― ¿Estás segura, Catalina?―Me preguntó asimilando aún la información.

―No me crees.―Le dije frunciendo un poco el ceño.

―No es eso, solo…―Titubeo por un momento.― solo hay que estar seguras, es muy grave esta situación.

―Tienes un poco de razón, tengo que averiguar más de ellos, y para eso necesito tu ayuda.―La mire y sonreí.

―Ay no, esto debe ser malo.―Dijo un poco asustada.

―Malo ¿Por qué? Aún no te he dicho mi plan.

―Por eso Catalina, tus planes a veces son malas ideas, y otras no funcionan.―Me dijo.

―Si lo sé, a veces mis ideas no son muy buenas.―Me acerque a ella.―Por eso necesito tu ayuda, si averiguamos qué tipos de personas son.

―No lo sé Catalina, no creo que sea una buena idea. ―Me dice levantándose del sillón y dirigiéndose a la salida.

―Ya lo sé, pero tengo que intentarlo.―Me levanté del sillón y la seguí.

Tal vez le estaba exigiendo mucho acerca de este tema, ella siempre ha sido correcta y tranquila. Nunca se ha metido en problemas, siempre se aleja de ellos. 

―Lo pensaré Catalina.―Me dice abriendo la puerta.―Te veo después.―y sale de la casa.

No la culpaba por no querer hacer esto, la verdad todo esto es peligroso, aún no sé qué tipo de personas son los Ferrer.

Nada me puede sacar de la cabeza que ellos esconden algo, y lo voy a averiguar. 

Entró a mi casa y me dirijo hacia mi habitación, tengo muchas cosas que pensar. Me acuesto en mi cama, y no dejo de pensar que voy a hacer. Tengo que planear cómo voy a entrar a su casa sin que se den cuenta. 

Me quedo pensando durante un gran rato sobre mi plan. Ya estoy muy cansada, he tenido unos días muy agitados, así que me quedo dormida.

Estoy bien dormida, cuándo escucho el timbre de la puerta. Me despierto y me levanto de la cama, poniéndome mis pantuflas de conejo me dirijo hacia la puerta.

Abro la puerta a un medio dormida, y ahí en frente de mí estaba mi madre frunciendo el ceño.

Es ahí dónde me doy cuenta de que hoy regresaba de su viaje, y que yo tenía que ir a recogerla al aeropuerto hace dos horas.

―Hola, madre.―Le dije con una sonrisa apenada.

―Qué sucede contigo hija.―Dice entrando a la casa, enojada.

―Perdón de verdad, se me olvido.―Le dije cerrando la puerta.

― Ya no importa, ya veré después cuál será tu castigo.―Me dice llevándose su maleta a su habitación. 

Después de que mi madre se diera un baño y desempacara sus cosas, cenamos juntas. Ella me contó todo lo que hizo en su viaje, además de los lugares que visito, y como aplasto a los demás abogados, lo cual para mí era aburrido.

Después de ordenar todo en la cocina nos fuimos a dormir, ya que mamá venía cansada del viaje.

Son aproximadamente las once de la noche, estoy dando vueltas en mi cama por qué no puedo dormir. Mi cabeza no para de pensar en la familia Ferrer, ¿Qué esconden? ¿Por qué tienen a una persona en su sótano? Muchas preguntas rodean mi cabeza.

Intento esta vez cerrar mis ojos para poder dormir, pero un ruido que proviene de la calle no me deja. Se escucha el ruido de una patrulla y gente hablando, me levanto de la cama y observo por la ventana.



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En el texto hay: misterio, traiciones, secretos

Editado: 17.12.2022

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