Los Ferrer

✨Capítulo Veinte ✨

 

Recuerdos macabros…

Años atrás.

Catalina.

― ¿Ya te vas?

Mamá preguntó a papá en la sala.

―Sí, tengo que hacer algo.―Susurró saliendo de la casa.

Papá recibió una llamada muy importante del hospital. 

Tenía quince años y papá no pasaba mucho tiempo en casa, estaba muy ocupado en su trabajo. Pasaban días, meses, y él no llegaba a veces. 

Lo único bueno de estar triste y no pasar mucho tiempo con papá, era pasar tiempo con mi mejor amigo, Tiago.  

Así pasaron los días, papá pasaba más tiempo en su trabajo y viajes que con nosotras. Hasta que un día decidí hacerle una visita sorpresa a mi padre en su trabajo, el cual creo que iba a hacer una pésima idea.

Llegué a su trabajo normal como siempre, pero no pude encontrarlo. Lo estuve buscando en todo el hospital pero sin señales de él. 

Abrí el consultorio de papá y estaba vacío, él no estaba aquí. Inspeccione el lugar poco a poco, a papá no le gustaba que entráramos sin permiso. Rara vez entraba, recuerdo que dos veces he pisado este lugar.

La curiosidad siempre surge en mi sistema, tenía la posibilidad de saber por qué papá estaba tan distante estas semanas. Busqué en las gavetas del gran escritorio, solo encontré papeles en rusos y algunos libros. En la última gaveta encontré una llave dorada, la tomé y cerré la gaveta y salí de ahí. 

Ahora lo más importante era averiguar ¿Qué abre esta llave?

Estuve pensando mientras comía algo en la cafetería del hospital. 

Dos médicos jóvenes pasaron enfrente de mí.

―Puedes llevar esto al sótano, por favor.―Le pide el chico a su acompañante.

El otro chico asiente y se va.

En ese momento me recuerdo que hace poco tiempo atrás yo fui al sótano, y estaba a punto de abrirlo cuando papá me sacó de ahí. Salgo de la cafetería rápidamente y me dirijo hacía el sótano.

Esperé cinco minutos para que el enfermero saliera del sótano, y así poder entrar.

Al fin de algunos minutos el chico salió. 

Entré rápidamente al sótano sin que nadie me viera, baje las escaleras tan rápido como pude. Cómo me lo imaginaba enfrenté de mí está una puerta negra, y en él hay un rótulo que dice…No entrar. Pero lo que más me llamó la atención fue que la puerta está medio abierta. 

Tengo un mal presentimiento.

Poco a poco fui acercándome a la puerta, hasta llegar a ella. Estoy ansiosa por abrir la puerta, sin embargo, cuando la abrí me paré de golpe.

Delante de mí, hay un laboratorio de químicos, de experimentos. 

Entré por completo, estoy muy sorprendida por la cantidad de cosas que hay aquí ¿Por qué hay algo como esto en un sótano? ¿No debería estar allá arriba?

Empiezo a caminar en todo el cuarto de laboratorio, todo parece normal. Parece un laboratorio normal, con sus materias. Hay tubos de ensayo, gradillas, microscopios, bureta, etc. Pero lo más raro de todo esto, es que en todo el lugar que pasaba hay jeringas por todos lados. 

Todo este lugar está completamente desordenado, como que acaban de terminar de usarlo. Un ambiente frío respiro por este lugar, el cual otra puerta en la esquina llama mi atención otra vez. Una puerta plateada está cerrada con candados de par en par. 

Definitivamente, algo escondía esta puerta ¿Pero qué?

En el centro hay una camilla para pacientes, lo más raro es que esto no debería estar en un laboratorio. Pero detrás de la camilla había otra puerta ¿Cuántas puertas hay? Me acerqué más, y moví la cama a otro lugar despejando el camino.

Temblando me acerqué a la puerta y eché un vistazo adentro: oscuridad. Busqué el interruptor y encendí la luz, las luces parpadearon hasta iluminar el lugar.

Ya estás aquí, Catalina. Puedes hacerlo.

El cuarto está vacío, solamente destacan unos botones que resaltan en las paredes. Camine por todo el cuarto sintiendo un escalofrío, tengo que salir de aquí. Estoy parada en medio de la habitación vacía, sin saber qué hacer.  

Unos ruidos sonaron en el salón, me quede exactamente dónde estaba entré en pánico absoluto. Hubo un silencio por un rato, puede que me lo haya imaginado.

De repente algo goteó de arriba cayendo en mi cara, con mi mano me limpié, mis dedos empezaron a temblar frente a mí al ver el rojo intenso: sangre.

Lágrimas de terror se formaron en mis ojos. Levanté mi cabeza hacia dónde venía esa gota de sangre. Apreté mi boca con tanta fuerza, no podía creer lo que veía. 

Había una persona que colgaba de arriba del techo, totalmente lleno de venas negras que resaltan en su cuerpo, y heridas en su cuerpo. Se miraba horrible, pequeñas bolitas empezaban a resaltar en su cuerpo. Sangre siguió goteando de arriba cayendo sobre mis hombros, pelo, y rostro. El olor que venía de él me dio ganas de vomitar, pero me contuve. 

Me eché para atrás alejándome del lugar, dónde la sangre seguía cayendo. Cuando una figura me tomó por detrás, intenté correr, pero un jalón me hizo caer enfrente de él. 

El miedo se apoderó de mí, intenté gritar, pero mi voz no respondía.

Enfrenté de mí había un chico vestido de blanco manchado de sangre, alto, rubio, de piel pálida y ojos negros. El chico se miraba un poco mayor que yo, y en su cuello tenía un tatuaje: un escorpión. 

― ¡Shhh!―sus ojos se veían tan intensos bajo la luz, igual que su cuerpo manchado. 

― ¿Vas a hacerme daño?―Le pregunté.

El chico alzó una ceja.

― ¿Hacerte daño?―respondió sacudiendo su cabeza.―No te lastimaré, pero tienes que ayudarme.

¿Ayudarle? ¿En qué?

―Entonces.―Le seguí la conversación.―si te ayudo me dejaras ir.



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En el texto hay: misterio, traiciones, secretos

Editado: 17.12.2022

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