Pasamos la noche hablando de cosas triviales y recordando viejos recuerdo, reímos y lloramos, volvimos a ser las de antes. Mire mi reloj y eran las nueve y se supone que después de esto íbamos a ir a un bar pero hoy estoy muy cansada.
–Kay lo siento pero creo que dejaremos lo del bar para otro día, hoy estoy muy cansada– le digo
–No te preocupes será otro día aunque hoy la pase genial- me dice con una sonrisa.
–Pues vámonos
—Claro.
Llamamos un Uber y en todo el camino también no las pasamos riendo hasta el chofer de vez en cuando se nos unía a las risas. Ya en el edificio nos dirigimos al ascensor y cuando para en el piso ocho me despido de Karen y sigo mi destino a mi piso.
Entro en la casa me quito los zapatos voy al baño, me ducho, me seco y me pongo el pijama ya después eso me dirijo a la cocina abro la nevera y cojo uno de los tantos helados que tengo, cojo una cuchara y me voy, me siento en el sofá y me dispongo a buscar algo en Netflix, me decido por La casa del papel que me la han recomendado y empiezo a ver la serie, sé que dije que estoy cansada pero no tengo sueño es cansancio físico.
Cuando ya me he comido todo el helado y ni siquiera se ha acabado el primer episodio me dirijo a la cocina a poner palomitas pero a medio camino tocan la puerta, voy y abro, y que sorpresa la que me he llevado. Karen con toda la cara roja de tanto llorar y los ojos hinchados. En el restaurante nos dijimos nuestros números de piso y casa por cualquier cosa, como ahora. ¿Qué mierdas está pasando?.
–¡Karen, ¿qué paso?! –pregunto preocupada ella solo me abraza y llora. La llevo al sofá y la abrazo obvio después de cerrar la puerta, después de unos minutos levanta la cabeza y me dice:
–Cuando llegue a mi casa me encuentro a mi esposo –solloza– abrazado con mi prima y dándole besos– los ojos casi se me salen– y lo peor de todo es que… –empieza a llorar y sigue– que también vi que él tenía una de sus manos en el vientre de ella y adivina que.
–Estaba abultado– susurre
–Si, exacto mi esposo embarazo a mi prima y parece que hasta estaba feliz– y vuelve y rompe en llanto.
Ya cuando logro calmarla y que deje de llorar quito la serie y pongo una película. Ya acabada la película le digo que se bañe en el baño de la habitación de invitados y que le presto un pijama y luego mañana ropa para el día, ella me agradece y va y lo hace.
Ya acostada en mi habitación y tras despedirme y darle las buenas noches a Karen me acuesto y pienso en que puedo hacer para que ella deje de estar triste… se prendió mi bombillito.
Tengo una idea.
(…)
Me despierto por la maldita alarma que puse para poder llegar más temprano a mi trabajo, ya que, tengo planeado algo para mi querida Karen.
Me levanto y me estiro un poco, voy y me dirijo a la habitación de invitados y entro, veo a Karen durmiendo muy plácidamente en la cama, me acerco y empiezo a moverla.
–¡Karen despierta, nos espera un día largo para hoy¡– le digo y la muevo por el brazo.
–Ummmm– es lo único a lo que me responde.
–!!KAREENN, DESPIERTA CARAJO¡¡– grito y ni se inmuta, pero sé que esta despierta. Ya sé cómo hare que salga de su cama en menos de:
3…
2…
1…
–!!KAREN UNA ARAÑA EN TU BRAZO, UNA ARAÑA GITANTE, AAAA¡¡– grito y ella salta de la cama
–!!!QUITAMELA, QUITAMELA¡¡¡– grita y se golpea el brazo. Desde pequeña les tiene fobia a las arañas y veo que todavía le tiene.
–Qué bueno que despertaste– le digo con una sonrisa. Ella me mira y… si las miradas matasen estaría muerta y enterrada.
–!Maldita¡, sabes que les tengo fobia. Estas me las pagas Blue– uyuyuy mi apellido, estoy en problemas.
–¿Uups? –pregunto/digo con cara fingida de inocencia
–Corre– me dice y no lo pienso dos veces.
Me echó a correr por toda la casa con ella atrás de mí, me meto corriendo y riendo en la sala y corro alrededor del mueble, Karen detrás del mueble y yo al frente, retándonos a ver quién da un paso en falso para poder correr. En una me muevo como si voy a correr hacia el comedor y ella coge ese lado pero luego me desvío y me le escapo corriendo a la cocina.
–Oohh Maya muy mal error– me dice con una sonrisa de villana.
Veo cuál es su idea. Guerra de comidas.
Yo estoy del lado de la despensa ella en el peor lugar; la nevera. Camino a paso lento hacia la puerta de la despensa al igual que ella camina hacia la de la nevera, yo abro lentamente la despensa y agarro lo primero que encuentro; harina, lo saco sin despegar la vista de ella, y se la enseño ella saca… hay no, huevos.
–Que empiece la guerra– dice y yo trago seco, ay mama.
Abro la harina rápido al tiempo que esquivo un huevo, meto la mano en la harina y se la tiro justamente en la cara.
–!!!AAAAA¡¡¡– grita ella mientras se tapa los ojos y suelta los huevos, grave error, me acerco y le tiro toda la harina en la cabeza y me rio como loca, al final también ella se une.
–Parecemos dos niñas– dice y yo rio.
–Por tu culpa, se me fue el tiempo y llego tarde. –Ella se frota los ojos y me ve.
–Mierda –dice y mira el reloj que hay en la cocina– Maya todavía te queda una hora para entrar al trabajo– dice mirándome como si estuviera loca.
–Si, lo sé, pero tenía planeado llegar más temprano para hacer unas cosas y tú te vienes conmigo.
–No, no, no y no, no me voy a ir a tu trabajo a quedarme sentada– dice y pongo los ojos en blanco.
-No tonta, solo durare mínimo media hora, y luego nos vamos, tenemos muchos cosas que hacer hoy y tengo mucho que contarte.
–¿Hacer que cosas?– pregunta
–Cosas, más tarde lo veras, ahora a bañarse y a prepararse– le digo y ella iba a protestar pero no la dejo– sin peros Karen.
–Si mama– me dice y yo rio.
–Ya luego mando a alguien a que limpie la casa.
–Está bien.