La doncella del rosal, en un árbol se resguardaba.
¿Quién inicio aquel fuego que la acechaba?
No había forma de escapar, el fuego la rodeaba
Solo entre ella y la maldad, estaba un rosal que cuidaba.
Consumiase todo tras el fuego que avanzaba,
Mientras como endeble barrera, las rosas aguardaban.
¿Quién podría pensar, que el jardín que atesoraba en un gran destello de fuego desaparecería?
Mas el fuego no avanzaba, los verdes retoños, lo aguantaban.
Perdiendo su energía y pronto se apagándose, mientras mil rosas, en cenizas se transformaban.
Triste doncella del rosal, que desde el árbol observaba como se consumía el rosal, las vallas y lo que quedaba.
¿Fue grata recompensa por todo el cariño que les guardaba o simple coincidencia desgraciada?
Pero el fuego se apagaba.
No avanzo más lejos del rosal,
Se extinguió a su alrededor mientras el humo se alzaba cubriendo el cielo...
Blanca nube ascendiente, que la vida de mis rosas se llevaba.
Mi jardín se ha sacrificado, mientras yo cobarde, me resguardaba.
Y el incendio todo lo arrasó dejando cenizas.
¿Cómo me repondré ante tan grande desdicha?