Era una noticia especialmente devastadora y los televidentes, ya molestos por la falta de humanidad con la que los presentadores de noticias la narraban, se sorprendieron al notar algunas lágrimas que se escapaban de los ojos de la presentadora, quien, a pesar de sus esfuerzos por evitarlo, dejaba escapar leves señales de un momento de debilidad.
La sorpresa fue tal, que por internet se difundió su muestra de emociones y se destacó como una señal de esperanza en la humanidad, al sentir que no se narraba con total indiferencia aquella terrible noticia por televisión.
Al día siguiente, la presentadora no apareció en el noticiero, ni al día siguiente ni al siguiente, ni algún otro.
Poco después, se filtró fragmento de un comunicado de la empresa propietaria del noticiero: "la empresa prescinde de los servicios de la presentadora..." y todas las personas ya no sabían ni que pensar.
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