Los Gatos Negros

Capítulo 14 - Noche de imprevistos

 

Una vez más, viernes por la noche. Tenía la noche totalmente libre y la casa totalmente sola. Mis padres habían ido a pasar la noche a la casa de mi abuela materna junto con mi hermano, Henry. Hablando de él, ya había comenzado a hacer preguntas.... Así que tuve que callarlo. Sí, lo hice. No hay nada mejor para callar a un niño que una bolsa de golosinas. Adiós a mis ahorros, pero al menos me había salvado de que pregunte más o entre a mi habitación sin tocar la puerta. Los niños pueden ser extremadamente desesperantes.

Como iba diciendo, estaba sólo en casa. Soledad más yo más magia igual a: "Fiesta salvaje de jóvenes brujos" (marca registrada). Bueno, tal vez no fue tan así...

Invité a Bárbara a mi casa, ella invitó a Kevin y él a Clear (Me sorprendió que él tenga su número y yo no). Tardaron media hora en llegar juntos a mi puerta. Bárbara y Clear estaban discutiendo otra vez, para ser viejas amigas parecía que eran viejas enemigas mortales, pero supongo que así son todas las mujeres.

Kevin trajo comida chatarra, aunque deliciosa. Clear refrescos y Bárbara un libro de hechizos... y golosinas. Eso se había vuelto una noche típica entre nosotros. Así caí en cuenta de que ¡Tenía amigos! Pertenecía a un grupo, teníamos cosas en común y eso se sentía bien. Al fin sentí que encajaba. Hasta ese momento la idea de pertenecer a un círculo de amigos me era ajena. A la vez, yo fui al razón por la que ellos tres volvieron a hablarse, incluso a arreglar sus diferencias (Bueno, eso estaba en progreso).

Nos quedamos en la sala de estar. Yo puse la música, bueno, lo hice luego de discutir entre todos por casi media hora para elegir un estilo de música que nos gustara a todos. Terminamos poniendo el rock más tranquilo que encontré. Luego comimos, contamos anécdotas y chistes casuales, increíblemente la mitad de ellos eran sobre gatos negros. Dentro de mí gritaba por ayuda. Los gatos seguían sin inspirarme confianza.

Cuando sonó la canción favorita de Clear ella se levantó de su asiento y comenzó a bailar con gran desenvoltura, luego me tendió la mano, para hacerle compañía en una pista de baile improvisada en el centro de la sala. Yo acepté asintiendo y sonriendo ¡Iba a enseñarle lo que era moverse al estilo de Archie! Corrimos el sofá y un par de muebles, hicimos una instalación precaria de luces de colores y subimos el volumen. Al fin y al cabo que éramos adolescentes un viernes por la noche. Sentí que era un tanto cliché, ni me gustaba bailar, pero supongo que a veces hay que dejarse llevar e intentar cosas nuevas ¿No?

La cuestión es que terminé bailando con Clear (Sí, bailé con la chica más popular de la escuela, quién vestía pantalones apretados, tacones y blusas con lentejuelas incluso en una reunión casual) Parecía que bailáramos música de los ochenta, pero yo me divertía. Cada tanto improvisaba algún paso extraño e inusual, ella reía mientras Bárbara y Kevin nos hacían burla. Luego ella lo tomó y lo obligó a bailar con ella. Tuve cierta sensación en mi estómago al ver eso, lo cual me hizo despistarme un poco y pisar a Clear, ella se vengó porque ensuciara sus zapatos nuevos dándome un codazo en el estómago. Daba miedo cuando quería. Seguimos bailando, moviéndonos frenéticamente de un lado al otro, intentando estar al compás de la música. En eso suena una canción de la banda The Killers, Bones. Era mi favorita de sus canciones, así que lancé a Bárbara una de esas miradas que sólo entiende tu mejor amigo (ella lo era para mí). Ella comprendió de inmediato y sonrió de esa manera tan propia que tenía, mitad maldad y mitad cariño. 

Le extendí una mano, a la vez que ella empujaba a Kevin hacia Clear, ella la tomó e hizo una reverencia bastante anticuada. Ambos reímos, la hice girar y nos pusimos a bailar a nuestra, especial y subnormal, manera. No había pasos definidos sólo nos dejábamos llevar en un intento por seguir el compás de la música. No tropezamos ni nos pisamos (Bueno, no mucho) y terminamos la canción haciéndonos una reverencia de la época renacentista, nada acorde con la música.

Clear y Kevin también habían tratado de bailar la canción. Lo suyo era más el pop, y estoy hablando de Clear, Kevin tenía pasos para lo que fuera. Cuando nos cansamos de bailar y cantar, desafinadamente por mi parte, canciones conocidas, tómanos algunos refrescos y nos sentados sobre la alfombra. Bárbara tomó el libro que había traído y lo abrió donde estaba un señalador rosado con corazones, que no combinaba en nada con el libro.

Nos explicó que aquel libro de páginas amarillentas y débiles era una de las reliquias de su familia. Hablaba sobre todo tipo de rituales y encantamientos, en especial uno, el de transformación en gatos negros. Mi estómago se retorció ante la idea. Yo era muy inexperto, como ya dije y aún no me terminaba de creer lo de los gatos negros. Supuse que por eso Bárbara había traído el libro, aunque ninguno de nosotros tuviese la fuerza suficiente como para intentarlo. Cualquier tipo de hechizo conllevaba magia que venía desde dentro, su propia energía, (lo que usualmente dejaba al mago exhausto) y frases muy específicas.



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En el texto hay: adolescentes, brujos, brujos de salem

Editado: 11.05.2018

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