Alexa
Karma.
Si me pidiesen que recordara o por lo menos diera un número aproximado de las veces en que todo a jugado a mi favor no podría responder, en cambio si podría detallar las veces en que la expresión ¿Qué he hecho para merecer esto? ha salido de mi boca o cruzado por mí mente.
Y esta ocasión no es la excepción. Enfundada en un vestido corto y sexi diseñado para resaltar cada una de mis curvas, sentía la mirada de Gabriel Santiesteban recorrerme con desaprobación. Jamás he sido una mojigata o una mujer que se avergüenza de su cuerpo y de su voluptuosidad pero aún así sentía el deseo de salir corriendo a cubrir mi cuerpo o mejor aun ocultarme en el rincón mas alejado del salón.
Roberto me toma de la cintura, no me resisto, es un buen chico, uno con el corazón roto, mas aún cuando su ex monta un espectáculo frente a nosotros, no sólo por venir con su nueva conquista sino por coquetear descaradamente con el padre de Arturo, que para colmo de males terminó siendo el jefe de Todd y Roberto.
Gabriel Santiesteban no oculta el desprecio que siente por mí y por el comportamiento de la ex de Roberto, sinceramente, no se a cual de las dos mira peor, mientras intercambia frases de cortesía con Roberto y Miranda.
Cuento mentalmente hasta 10 mientras sostengo una falsa sonrisa y busco calmar mis latidos, para dar una excusa pausible para huir cuando soy interrumpida por el anfitrión de la fiesta.
—¿Me concederia el honor de bailar conmigo, señorita Ferrer? —pienso negarme, pero Roberto me alienta a aceptar la invitación de su jefe.
Sin mas opción acepto y a los pocos minutos me encuentro sujeta por Gabriel Santiesteban.
—¿Qué es lo que pretende señorita Ferrer? Primero engatusa a mi hijo y luego seduce a uno de mis empleados.
—¿Engatusar?, ¿seducir? —pregunto con la sangre hirviendo en las venas.
—Si, ¿que es lo que planea?. Le advierto de antemano que no le conviene enfrentarse a mi —respiro profundamente y cuento mentalmente del 1 al 10 tratando de contener mi ira.
—No pretendo nada. Su hijo fue el que se acercó a mi y Roberto es amigo de Todd, quien está comprometido con Miranda, mi mejor amiga.
—No creo en las coincidencias, señorita Ferrer. Aléjese de mi hijo o haré que la boten —dice amenazante para luego marcharse dejándome sola en medio de la pista.
Una hora después, harta de lidiar con Roberto, quien no disimulaba el despecho por su ex, sumado al enojo que sentía por las palabras de Gabriel Santiesteban, tomo la decisión de marcharme. Voy rumbo al jardín cuando escucho a la ex de Roberto hablar con un hombre, estoy a punto de hacer notar mi presencia cuando me quedo congelada al escuchar como planeaban ponerle una trampa al jefe de Todd.
Giro para dar media vuelta, convencida de que no es mi lío, cuando mi estúpida inclinación de jugar al buen samaritano, me supera y corro en busca de Santiesteban para ponerlo sobre aviso.
Demoro alrededor de 15 minutos tratando de ubicar al padre de Arturo hasta que logro dar con él gracias al personal de servicio, toco la pesada puerta de roble esperando la orden para ingresar, al no recibir respuesta, golpeo nuevamente cuando la puerta es abierta de repente causando que el último golpe de mi puño aterrice sobre el pecho de Santiesteban quien muda su expresión de fastidio a una de sospecha. Es raro, pero su desaprobación me inquieta. Normalmente, siento cierta afinidad por pisar callos, mi hermana lo denomina como un deseo desmesurado de llamar la atención, según ella solo así se explica que desee exhibir con tanta seguridad aquello que otros ocultan avergonzados.
—¿Qué hace en mi despacho? —si el padre de Arturo no fuese tan amargado podría iniciar un inocente flirteo, es un hombre atractivo y varonil pero su carácter tan serio y parco dista mucho del mío y del carácter de mis últimos exnovios. Al igual que él hace conmigo inicio un detallado examen de su cuerpo y la satisfacción bulle en mi cuerpo al ver la ira reflejada en sus ojos al notar mi autoexamen y aunque todas las alarmas se encienden en mi no puedo evitar que mi vena de rebeldía juegue con la idea de provocarlo y llevarlo hasta el límite.
—Evitar que se burlen de usted, está a punto de caer en una trampa—contesto en forma retadora.
—¿Qué trama ahora, señorita Ferrer?
—Nada. Pero Issi, la ex de Roberto planea extorsionarlo con unas fotos comprometedoras —Santiesteban se ríe cínicamente.
—Señorita Fierro, eso es imposible, soy un hombre intachable, no tengo ningún trapo sucio o algún esqueleto en el closet con el que me puedan extorsionar —afirma con rotundidad.
—Pero pueden fabricar pruebas falsas.
—¿A que se refiere? —mi muñeca izquierda es tomada con fuerza y me muerdo los labios para evitar soltar un quejido, realmente me cae mal este hombre, solo han bastado dos encuentros para ganarse mi enojo.
—Escuché cuando la señorita García hablaba con su acompañante, planeaba aparecerse frente a usted ligera de ropas y seducirlo, mientras tanto su compañero tomaría fotos de ambos sosteniendo relaciones.
—¿Realmente espera que crea semejante tontería? Puedo admitir que la señorita García es un poco coqueta pero no creo que sea capaz de idear tal bajeza y mucho menos llevarla a cabo.
—Usted decide si cree o no. Yo cumplo con advertirle —doy media vuelta para marcharme, cuando soy interrumpida por unos golpes en la puerta.
—¿Señor Santiesteban? ¿Gabriel? —miro al padre de Arturo quien me hace señas de que guarde silencio y me esconda detrás de un sofá, obedezco sus órdenes y lo veo dirigirse a la puerta para luego abrirla.
—Señor…
—Estoy muy ocupado señorita García.
—Necesito hablar con usted algo muy importante, concedame unos cuantos minutos y le aseguro que no se arrepentirá —pronuncia con voz seductora.
—Tiene 5 minutos —pronuncia Santiesteban dejándola pasar.