Los Guardianes

Capítulo 2

Cuando me volví a levantar, me sentía con las energías renovadas, había tenido un buen sueño y estaba de buen humor, tome un desayuno bien cargado para no tener que comer después y sali de la casa para dirigirme al trabajo. Cuando llegue ya estaban Sara y Daniel en el interior del local, después fueron llegando los demás trabajadores y comenzó la jornada laboral.

-¡Oh por Dios! me duele todo el cuerpo –me dijo Melissa, una chica de las antiguas, al parecer había entrado al gimnasio.

-Tranquila, eso se te pasara en unos días.

-Espero que pasen rápido –dijo haciendo una mueca de dolor.

-Todas las personas piensan eso cuando inician, ten paciencia se te pasara.

-Sí, eso espero.

La chica se fue a retomar sus labores mientras yo me sentaba a descansar un rato. En la mañana me había encargado de atender a los clientes junto con Sara y Daniel.

-¿Oye son ideas, o Melissa esta medio rígida? parece que tuviera una varilla en la espalda.

-Empezó a ir al gimnasio –dije.

-Con razón.

-No la tortures tanto, vale.

-¡Pero si yo soy un angelito que no hace nada! –dijo Daniel con una sonrisa.

-¡Si claro!

-Bueno, pero ahora cambiando de tema, ¿cómo van los planes?

-Bien, mi padre es muy estricto como ya sabes y los tiene a todos como locos.

-Sí, tu padre nunca cambia.

-Ni cambiara.

-Chicos –nos interrumpió Sara-. Que se secretean, ustedes siempre me dejan por fuera.

-Si tú no estás aquí –le dije mientras ella se sentaba a mi lado.

-Oye son ideas, o Melissa esta…

-Gimnasio.

-Con razón, por cierto, me han invitado a una fiesta este fin de semana.

-No puedo ir… vez con Dani.

-¿Qué? Oye, ella te dijo a ti no a mí, además ya tengo planes –dijo Daniel. Alce una ceja.

-¡Oh vamos, haz me ese favooooor! –le dije a Daniel.

-Chicos miren, yo les dije a ambos ¡pero este! –dijo señalando a Daniel-. Se lo tomo como al revés.

-Deberías ser más específica para la próxima –replicó él.

-¿Tu no cambias verdad? –le dijo Sara entre cerrando sus ojos.

-Bueno ya basta con ambos –los interrumpí, ya que sabía a donde llegaría esa conversación.

-Yo quisiera ir, pero no puedo, los siento Sara.

-Bueno iré sola entonces.

Mire a Daniel que estaba recostado a la pared con sus manos apoyadas en la parte de atrás de la cabeza, le mande una mirada de ayuda, ambos sabíamos que Sara cuando iba a una fiesta se emocionaba bastante y yo no iba a estar tranquila. Daniel suspiro, bajo sus manos y le dijo a Sara que la acompañaría.

-Te vas a divertir mucho –le dije con una sonrisa mientras entraba otra vez y los dejaba a ellos solos.

Al final del día de trabajo todo marchaba bien, así que nos fuimos los tres a nuestros entrenamientos. Los entrenamientos eran en una “bodega”  por así decirlo, en realidad era un lugar que tenía cuatro pisos, uno subterráneo y tres a la vista. La altura de cada piso era aproximadamente de tres metros, los laboratorios estaban en el nivel subterráneo, en primer nivel estaba casi todo a excepción de sistemas que estaba en el segundo piso junto con la placita para la comida y en el tercero estaba administración. El segundo y tercer piso a diferencia del primero solo ocupaba una pequeña porción para darle toda la altura al primer piso y poder hacer a todas las maniobras que se quisieran hacer.

Daniel practicaba con el armamento, y Sara y yo practicábamos con nuestros respectivos compañero de lucha. Al salir de las prácticas me dirigí a mi casa, que estaba a unos veinte minutos de la cafetería y a cuarenta minutos de la bodega de entrenamiento, cuando llegue a la casa me fui directo al cuarto, me descambie y me di una ducha. Podía sentir como todo mi cuerpo se relajaba al contacto del agua. Cuando salí del baño y me acosté en mi cama, sentí que era lo mejor del mundo, me sentía literalmente en el cielo. Repase todo lo que había hecho en el día y a la final me quede profundamente dormida.

Cuando me volví a despertar ya era de mañana, y comencé mi rutina para ir al trabajo. En mi mente tenía muchos pensamientos sobre todo el de mi cumpleaños, estaba cerca y sabía que Sara organizaría algo aunque yo no se lo pidiera.

Al llegar al trabajo, observe que todo estuviera en su lugar y a la hora del almuerzo como de costumbre fui a la parte trasera donde había un espacio donde los trabajadores podían comer. Cuando iba llegando escuche una leve discusión entre mis dos mejores amigos, cosa claro que era normal para mí.

-¿Y ahora qué les pasa a ustedes? –pregunte.

-Estábamos hablando sobre la fiesta –dijo Sara.

-¿Y?

-Discutíamos que atuendo nos pondríamos, pues no quiero desentonar, ya tu sabes.



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En el texto hay: amor, odio, peleas y accion

Editado: 22.11.2020

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