Los Guardianes

Capítulo 11

Hola a todas aquellas personas que me leen, perdonen mi ausencia, en estos meses me paso de todo incluyendo que me dio el virus, se me daño el computador y para completar el teléfono. Ya gracias a dios lo pude resolver, sin mas cháchara aquí va el capítulo.

 

Me levante con el ánimo renovado, durante la noche no había tenido ninguna clase de sueño extraño, ni nada parecido. Me fui a bañar y después de alistarme para ir al trabajo, baje a la cocina para prepararme algo, pero encontré a Sara con el desayuno ya hecho.

-¿Y qué mosca te ha picado? –le pregunte sorprendida.

-Ninguna.

-Vamos, vete con ese cuento a otro perro, te conozco y algo te pasa.

-Me asusta todo esto, me pongo ansiosa el saber que pronto entraremos en una gran batalla y que muchos de los nuestros van a caer además de que ya no quedamos mucho y ellos son cada vez más.

-Te entiendo, yo también me he puesto así, pero no debemos de preocuparnos tanto, tenemos que afrontar el destino que hemos escogido y si ese destino fue proteger a la tierra de unos chupa vida, pues tenemos que hacerlo.

-Tienes razón.

-¿Te vas hoy conmigo? –le pregunte.

-No hoy tengo que hacer unas diligencias mías.

-Bueno, entonces terminemos de comer y nos vemos en el trabajo.

Cuando termine de desayunar, salí de la casa, entre al auto y arranque. Como de costumbre me estacione cerca de la floristería y comencé a verlas, quería llevar algunas para el local. Me llamaron la atención unos tulipanes de color rosa y otros de color blanco, tome varios tulipanes de ambos tonos y los compre, armaría varios ramitos con esos tulipanes.

Cuando me di la vuelta, me sorprendí al ver a Alexander junto a mi auto, realmente no pensé verlo tan rápido y con una rosa blanca como la del día anterior.

-Eh… hola… ¿cómo estás? –le pregunte.

Con una sonrisa el me respondió.

–Bien y tú.

-Bien, aquí como ves. –dije mostrando lo que acababa de adquirir-. Comprando unos tulipanes.

-Son muy bonitos.

-Sí, pienso hacer unos adornos con ellos para la cafetería.

-Apuesto y se verán bonitos.

-Gracias, y ¿qué haces por estos lados?

Que directa soy, debería ser un poco más diplomática con lo que digo.

-Pues, esperaba que llegaras hoy.

-¿A si? –sentía una extraña sensación en el estómago, y no sabía qué hacer para quitarla.

-Sí, quería pasar un rato contigo.

-No creo que se pueda.

-¿Acaso no tienes a alguien más que se encargue mientras no estás?

-Sí, tengo a alguien.

-Entonces no hay problema, no creo que por una vez que llegues tarde, vaya a pasar algo.

-Pues…

-No seas mala, acabo de llegar a esta ciudad y conozco poco.

-No quiero que me tomes por mal educada, pero quiero saber qué es lo que…

-Busco –me interrumpió.

Asentí.

-Busco tu amistad.

-Pero ¿por qué de repente?

-Porque quiero ser tu amigo.

En el tiempo que duraba hablando con él, me sentía muy cómoda en su compañía, hablábamos de diversos temas, algunos temas eran más chistosos que otros. Pero al final, cuando el reloj marcaba las ocho y media cada uno cogía su respectivo camino y el día seguía su curso.

Al día siguiente, pensé que no iría, ya él había ido en ocasiones anteriores y mis reacciones no habían sido las mejores, pero eso no quería decir que no se fuera a presentar, él podía ir si quería. Me subí a mi carro y como de costumbre me estacione al frente de la floristería y me baje a comprar el resto de tulipanes para terminar los arreglos florales de la cafetería, con esa visita a la floristería terminaba mis visitas semanales al local.

Cuando termine de pagar todas las flores, me di  media vuelta para salir con todos los tulipanes y vi la proyección de un hombre a contra luz apoyado en la puerta de entrada, aunque su cara no se veía muy bien, yo sabía quién era. Alexander.

A la semana siguiente fue la misma rutina, yo llegaba a la floristería y él llegaba después, al principio me pareció raro pero después me comenzó a gustar, el me invitaba a tomar algo y hablábamos durante un tiempo.

Por cada encuentro que tenía con él, yo salía al final con una rosa blanca que la colocaba en el florero de mi casa.

Sara se había mudado conmigo hacía ya varios días, andábamos pendiente de cualquier cambio que ocurriera por muy pequeño que fuera, Jeremy se reunió con nosotros cuatro días después de nuestro regreso a la ciudad. Se le veía un ánimo diferente, la pérdida de su amigo le había afectado demasiado pero él seguía ahí para cumplir con su deber. Duramos casi toda la tarde del miércoles hablando de todo lo relacionado al incidente en la mansión y los movimientos que se realizarían en un futuro. La noticia de mi hazaña había llegado a todas las bases de la organización, todos estaban a la expectativa de que sería lo siguiente que pasaría, Jeremy me dijo que poco a poco se estaban cambiando las municiones, pero todavía no era suficiente para hacer alguna misión riesgosa. Lo más probable era que se cancelara el ataque.



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En el texto hay: amor, odio, peleas y accion

Editado: 22.11.2020

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